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Risas, humor inteligente y hasta Etcétera

El grupo humorístico se instala en La Habana y defenderá sus propuestas con calidad, sin que el facilismo y «los dineros» le acomoden su creación

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

Disfruta la pelota, leer clásicos rusos y se inyecta vida con la gracia de Avril, su hija, «la comediante más simpática que ojos humanos han visto». Le encanta escribir, «y ojalá pudiera vivir de eso». Reconoce que se ha preocupado más por dirigir a otros que por dirigirse a sí mismo y perfeccionarse como actor, pero ante todo defiende el humor inteligente, «ese que no se acomoda a los espacios de más dinero y que pretende ofrecerle algo nuevo al público que, sentado en una butaca, está ávido de regocijarse con un humor de calidad».

Al guantanamero Eider Luis Pérez*, graduado de Historia en la Universidad de Oriente, le acompañará siempre el mejor de los dones: hacer reír. No es fácil, pero siempre lo logrará desde la actuación, el guión y aún más difícil todavía, desde la dirección… Reto que asume desde 2005, cuando fundó Etcétera, un grupo que en el Oriente del país ya ha transitado con buenas vibraciones y que, lamentablemente, no es todavía muy conocido en otras regiones.

«Que no sea graduado de actuación no es el problema mayor. Los actores saben que alguien debe dirigir para ellos ejecutar. Aprendemos todos, unos de los otros. En realidad, la escuela cubana de actuación no prepara a sus alumnos de manera específica para la comedia. Va por lo clásico y el humor tiene niveles, resortes que deben dominarse. Por eso prefiero trabajar con egresados de actuación que posean esos rasgos de comicidad que se pueden explotar. Luego el respeto lo vas ganando con el conocimiento; y los conflictos internos que se puedan tener en el grupo, al final favorecen la calidad del espectáculo.

«Mientras impartía clases en la Universidad, y ya el grupo se tornaba algo serio y no ya como un entretenimiento de aficionados en el preuniversitario, creé mucho. Daba clases en Sociología y en Estudios Socioculturales de Historia del Teatro, Antropología, Sociología de la Cultura, y era un momento muy fértil para la creación, porque el contacto con el conocimiento te activa las ideas. No ha sido igual después, cuando ya no estoy en las aulas, lo reconozco,  pero lo que salva a todos los humoristas cubanos es que vivimos en un país surrealista, que te brinda posibilidades infinitas para el humor».

—¿Cuánto ha transitado Etcétera luego de diez años de trabajo?

—Hemos vivido momentos muy difíciles. Comencé con Raúl Boza, después estuvo Nelson Osorio y Alejandro Prieto también se sumó, y ya en Holguín colaboraron Venecia Feria y Yasser Velázquez, los dos que conforman el grupo en la actualidad.

«Mis referentes en el humor eran Les Luthier, Miguel Gila, Tricicle, y en el país el grupo Komotú, Humoris Causa, Osvaldo Doimeadiós. Con esas pistas presentamos en un primer festival universitario Cascabeles en la punta, y fuimos invitados al Aquelarre. La Casa de Bernarda Calva fue lo primero.

«A partir de 2009, cuando nos presentamos con Confesiones y obtuvimos mención en espectáculo, en diferentes ediciones del Aquelarre nuestro trabajo se ha reconocido con premios en las categorías de guión, sketch, mejor espectáculo del año, mejor actuación masculina para los actores que en distintos períodos han integrado el grupo (Nelson, Yasser) y femenina para Venecia, quien además ha sido galardonada con el Premio Caricato.

«Tenemos varios espectáculos de los que vamos retomando algunas cosas, como Los temibles Billy y Jack, Es importante, Cómo quedó, Los otros en la casa, Ni de aquí ni de allá, y Uno, dos, tres, probando. Los más recientes han sido Sobras escogidas, donde Venecia demostró su calidad como actriz con el personaje de Vicentina en el monólogo 120 enterabay, El circo al sol, el mejor espectáculo del año en el Aquelarre pasado, y Porque-rías de humor, presentado en enero en el teatro Mella para celebrar el décimo aniversario del grupo.

«Los premios, las menciones y el aplauso del público que ya nos conoce fuera de Holguín y Bayamo, donde tenemos un público fiel, van reflejando la evolución y madurez del grupo, y nos hacen ver mejor hacia dónde vamos. Mira, llegamos a la capital».

—Se presentan una vez a la semana en la peña Contentos y empeñados, en el Bertolt Bretch, con un invitado diferente… ¿No corren el riesgo de repetirse?

—La peña de cada miércoles a las 8 y 30 más que un riesgo es un desafío que asumimos para no dejar de crear.

«Hasta ahora tenemos un repertorio rico y distinto para cada cita en los próximos meses. Luego escribiré más, porque como creador el encuentro habitual te exige a diario. Afortunadamente La Habana es un lugar muy cómodo para mantener un espacio habitual, pues el público se renueva cada vez y el surrealismo de Cuba te brinda posibilidades infinitas para hacer humor».

—¿Nuevos espectáculos en proyecto, «a lo grande»?

—Estoy escribiendo uno a partir de las vivencias que hemos tenido en estos meses en la capital. La Habana de adentro, la que le toca vivir a unos provincianos, es dura y difícil, y de eso hay que hablar.

«A petición del Centro Promotor del Humor escribí un espectáculo para cuatro actrices: Aliannys Jáuregui, Yasnay Ricardo, Mirilla Abreu y Venecia Feria. Casting in 4 es el título y las veremos cantando, bailando, desenvolviéndose en distintos planos. El preestreno será precisamente en la peña nuestra, el miércoles 24 de junio. Están todos invitados…

«Escribo además para Pagola la Paga en la celebración por sus 28 años, y preparo también un monólogo con el personaje de Remberto, el santiaguero. Ya te decía, ojalá pudiera vivir de escribir, que es lo que me gusta».

—¿Qué le falta y qué le sobra al humor cubano?

—A la mayoría de los creadores les falta cultura general y el escaso conocimiento hace que se sobreexploten los mismos recursos de lo cómico. Todo es válido, desde la fononimia hasta el espectáculo elaborado, y no es menos cierto que hay que dar un poco de todo, porque el público es diverso y debe elegir, pero no podemos limitarnos en las propuestas.

«Si el público te legitima como un simple cómico que hace chistes es porque no le has dado otra posibilidad para legitimarte de otra manera; no le has ofrecido otra cosa. Al humor cubano le sobra la alusión constante a las cuestiones extraartísticas.

«Por razones económicas, los humoristas se trasladan a otros espacios fuera del teatro y es a partir de ahí que hay que tener cuidado con la calidad de lo que hacemos. Muchos se van por el facilismo y hacen el stand up comedy, que no es más que conversar con el público desde un micrófono. Es cómodo y es válido, pero no es lo único que se puede hacer.

«Cada espacio tiene sus códigos, y respetarlos implica no llevar lo mismo a los distintos lugares. Por eso Etcétera puede cambiarse de lugar, pero defenderá siempre sus códigos, su esencia: la mezcla del absurdo, la parodia y el intertexto dialogando con el entorno social, develando personajes icónicos de la realidad cubana poco frecuentados por la dramaturgia humorística en el país. No rozaremos el chiste fácil solo por ganar más».

*Tiene publicadas las obras Malos hábitos y Porvenir, en la compilación de duetos humorísticos; Sobras escogidas, de Ediciones La luz, y Para-dos en escena, de la Editorial Tablas Alarcos (2010)

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