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El magnífico patrimonio que distingue al teatro Sauto de Matanzas como monumento de la nación, fue enriquecido este lunes con el obsequio de un piano gran cola, protagonista seguro de esos conciertos que ofrecerá el coliseo desde su ya próxima reapertura.
El instrumento es un Estonia valorado en más de 100 000 dólares perteneciente al señor Ralph Corlis, de Waterloo, Ontario, ingeniero y afinador de origen australiano que viajó desde Canadá para conocer el teatro y, enamorado de su encanto e historia, decidió efectuar este legado y asumió en persona su montaje y afinación.
Este enlace se debe a un puente de música tendido hace un lustro entre Cuba y Canadá, gracias a la voluntad conjunta de la Primera Iglesia Bautista de Matanzas con su centro Kairós, y la College Street United Church, de Toronto, con su programa de donaciones Instrumentos musicales para Cuba. Desde 2013, la iniciativa ha beneficiado a estudiantes, solistas, agrupaciones de la ciudad como la Orquesta Sinfónica, la Banda de Conciertos o Atenas Brass Ensemble, la Sala de Conciertos José White e instituciones religiosas.
Instrumentos diversos (y algunos raros), accesorios, herramientas para afinar y servicios de restauración han favorecido el desempeño artístico y educativo en diversos puntos de la Isla. «Solo en pianos tenemos diez en este tercer envío y, como prioridad, buscaremos colocarlos donde sirvan a más personas», explica Wanda Hernández, una de las gestoras de esta idea de vocación comunitaria.
Durante la ceremonia de bienvenida del nuevo piano, el director, Kalec Acosta Hurtado, reconoció al señor Corlis con la Distinción Teatro Sauto y como Invitado de Honor, mientras que la pianista y compositora matancera Hilda Elvira Santiago dio a conocer la voz limpia y profunda del Estonia ante el público reunido en el escenario.
Este donativo complementa la gran restauración que ha vivido el teatro matancero durante casi dos décadas, cuya magnitud y belleza podrán ser disfrutadas a partir del próximo año.
