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Como si fuera esta noche

A partir del 26 de marzo, Argos Teatro nos convoca a la escena para volver sobre un tema de interés: la violencia contra las mujeres y sus consecuencias

Autor:

Lisandra Gómez Guerra

De un lado a otro de la escena un duelo a punta de cuestionamientos busca calmar un profundo dolor. Dos mujeres de frente se sumergen en un pasado común, donde el amor intenta escapar a toda costa de la violencia.

Madre e hija se reencuentran —cuando parece imposible, tras la muerte de la primera hace dos décadas— a fin de aliviar demasiadas tempestades vividas por ambas en un contexto donde gritos, golpes y humillaciones conformaron su relación.

Llega inevitablemente la denuncia en voz alta de Mercedes y Clara, dos personajes víctimas, dos representantes del histórico grupo perjudicado por las relaciones de poder en la sociedad patriarcal.

Brota a voz en cuello el homenaje a ellas: trabajadoras, amas de casa, profesionales, artistas, intelectuales, negras, blancas, mestizas, residentes en la ciudad o en el campo, pero con demasiados puntos en común: el silencio y sobrellevar la carga del hogar y el cuidado de sus descendientes como don natural.

«El encanto del texto es que es escrito por una mujer, dirigido por una mujer y defendido sobre el escenario por mujeres», define a la puesta en escena de Como si fuera esta noche Yailín Coppola, quien conduce la obra que a partir de este 26 de marzo presenta Argos Teatro, en su sede habitual, e interpreta a Mereces, la madre de esta historia.

Es este un espectáculo que llega como parte de las propuestas del evento Espacio ITI 2022, organizado por el Centro Cubano del Instituto Internacional del Teatro (ITI) y la Casa Editorial Tablas-Alarcos.

«Encuentro mis intereses con este texto, de la dramaturga y poeta española Gracia Morales, por la necesidad de nosotras las mujeres de ocupar un espacio, un lugar, y romper con patrones ya establecidos. Por ahí van a ir, de momento, mi camino como directora y mis intereses como artista.

«Me importa mucho, además, la temática fundamental de la obra, que vuelve a ser la familia, siempre en un estado de desestructuración. Se usa como pretexto para hablar de la violencia doméstica.

«Esto es algo que lacera a todos los países del mundo y en Cuba siempre ha existido, pero en los últimos tiempos encontramos muchas más denuncias. Las vemos, por ejemplo, en las redes sociales. Hay mujeres que se han llenado de valor y sus palabras han hecho eco en la sociedad cubana.

«Creo que es el momento ideal para acabar de decirlo a gritos: nos ocupa a todos este tema. Tenemos responsabilidad en cómo debemos convivir y tratarnos».

Junto a Yailín Coppola —reconocida actriz tanto en los medios audiovisuales como en las tablas— también nos llama a reflexionar sobre este problema social Mariana Valdés, quien interpreta a Clara, la hija que intenta borrar las huellas de una crianza convulsa:

«Compartí escena con Mariana, mi amiga, en Desagüe, que también es de una dramaturga femenina: Laura Liz Gil Echenique. Dirigir y actuar es un proceso difícil. Resulta esta mi primera vez. Afortunadamente, tengo un equipo pequeño, pero en el que confío y puedo sostenerme: Roger Fariñas como asesor teatral y asistente de dirección, y Jesús Darío Acosta como diseñador de luces, un hombre de teatro con muchos años de experiencia en la compañía».

¿De qué recursos se valen para volver sobre un tema recurrente en otras propuestas?

Siempre mi apuesta es por la búsqueda de la transparencia, de la honestidad, de la comprensión de los personajes para lograr el comportamiento exacto, sin juzgar ni cuestionar, y en diálogo directo con el público. Es un tema recurrente, pero nada agotado.

¿Resultó difícil aterrizar el discurso de la española Gracia Morales a las realidades de las mujeres cubanas?

Cabría preguntarse: ¿realmente son tan distantes las realidades de las mujeres en España, o en cualquier otro contexto, a las de las cubanas?

Una pregunta que solo encontrará respuestas durante el intercambio único que se genera siempre al interior de la sala oscura. De un lado estarán Yailín y Mariana viviendo, sintiendo, respirando por Mercedes y Clara y otras muchas mujeres. Del otro, espectadores variopintos con sus propias historias.

«Espacio ITI 2022 nos permitirá encontramos con los públicos y viceversa. También con creadores y dramaturgos, específicamente de España, que como cada año nos acompañan en este evento. Ya han estado con nosotros autores de la talla de Juan Mayorga, Josep Maria Miró y ahora Gracia Morales, de generaciones y poéticas escriturales muy distintas. Además de que siempre están los espacios para realizar conversatorios, conferencias, clases magistrales y presentaciones de libros». 

Es una puesta producida por Argos Teatro y el Consejo Nacional de las Artes Escénicas, con la colaboración de la Consejería Cultural de la Embajada de España en Cuba y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. ¿Funcionan tantos apoyos?

Sabemos la situación por la que el mundo, no solo Cuba, está pasando. Si antes era complejo el tema de las producciones teatrales, ahora, lógicamente, se ha agudizado. No obstante, todo se facilita cuando se cuenta con ayuda de colaboradores que están a favor de la cultura, y del teatro específicamente.

«Esta no es la primera vez que Argos Teatro colabora con las entidades que mencionas, por lo cual hay una complicidad que lo cimenta, y les estamos muy agradecidos. Cada una desde sus posibilidades ha hecho su contribución. Ya conocemos el dicho: el teatro es hijo de la crisis, así que no dejará de existir si no hay dinero para una tela o alguna escenografía… pero sin dudas siempre se agradece este tipo de colaboración».

¿Qué espera el equipo de esta obra?

Que el público no salga de nuestra sala como mismo entró. ¡Algo debe cambiar o transformarse! De lo contrario el montaje no habría cumplido su cometido: hacer un llamado de alerta, denunciar un tema tan visceral como la violencia doméstica.

«Como dice uno de los personajes de la obra a propósito de la violencia hacia la mujer y las muertes por su causa: “Una sabe que pasa… Que ha pasado otras veces, que seguirá pasando”. Contra eso se pronuncia Como si fuera esta noche… para que sea la última vez».

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