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La hora novena y la gran celebración de unas bodas de diamante

Por primera vez el Ballet Nacional de Cuba comparte escenario con importantes agrupaciones líricas del país en un programa de presentaciones que se extenderá hasta el 23 y 24 de abril en el Teatro Nacional

Autor:

Sergio Félix González Murguía

La sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba acoge por estos días las presentaciones del Ballet Nacional de Cuba correspondientes a su temporada de abril, con las que la compañía insignia de la danza en la Mayor de las Antillas ha querido homenajear a la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, el Teatro Lírico Nacional y el Teatro Lírico Rodrigo Prats, de Holguín, en el aniversario 60 de su fundación.

«Hoy nos unimos el canto, la música y la danza. Celebremos estas bodas de diamante con nuestro arte». Con esta invitación, Viengsay Valdés, directora de la institución danzaria patrimonio cultural de la nación, dejaba la puerta abierta al disfrute de un programa-concierto que aún es posible disfrutar el próximo fin de semana- con dos reposiciones (La forma del rojo, de Ely Regina Hérnández, y Sinfonía para nueve hombres, del estadounidense James Kelly) y el estreno mundial de La hora novena, de la coreógrafa británica Gemma Bond.

La pieza de Bond reunió por primera vez en escena a la compañía fundada por la prima ballerina assoluta Alicia Alonso con las agrupaciones homenajeadas, en un maridaje exquisito que tuvo a su cargo una creación abstracta inspirada en el texto La pasión según San Mateo, de Johann Sebastian Bach.

Foto: Maykel Espinosa Rodríguez

La hora novena se suma la extensa lista de colaboraciones de la británica Gemma Bond con instituciones danzarias alrededor del mundo, pues ha compuesto obras para el American Ballet Theatre, Atlanta Ballet, The Washington Ballet, entre otras agrupaciones. Foto: Maykel Espinosa Rodríguez

La música del compositor alemán del siglo XVIII inundó los espacios de la Sala Avellaneda al compás de cada movimiento de los jóvenes intérpretes del Ballet Nacional de Cuba, gracias a la intervención de la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, bajo la dirección de Idalgel Marquetti. Cabría una mención especial para el clavecín, interpretado por Keren Rodríguez Gallo, con esa fuerza evocadora del barroco que conlleva ese instrumento.

El arco sonoro de La hora Novena lo completa el coro del Teatro Lírico Rodrigo Prats, de Holguín, bajo la dirección de Bertha Damaris Hernández en las presentaciones del 23 y 24 de abril  y será responsabilidad de Ensemble Vocal Luna, comandados por Maribel Nodarse, quienes interpretan pasajes escogidos de la obra de Bach que data de 1727 y relata fragmentos de la crucifixión de Jesús, donde se suman sopranos, contraltos, tenores y bajos del Teatro Lírico Nacional.

El tratamiento de las luces, a cargo de Serena Wong, ubica a La hora novena en un momento impreciso entre las tinieblas y la esperanza, como si de un crepúsculo se tratase. Son elementos que aúpan una puesta cargada de reminiscencias sonoras y visuales del barroco, pasadas por la mirada contemporánea de Gemma Bond, donde un elenco de jóvenes bailarines del Ballet Nacional de Cuba se lucen y hacen suya la coreografía.

Foto: Maykel Espinosa Rodríguez

Foto: Maykel Espinosa Rodríguez

Daniela Gómez, Alianed Moreno, Marité Fuentes, Diego Tápanes, Yasiel Hodelín y Roy Carreño son algunos de los diez jóvenes intérpretes que, ataviados con un vestuario diseñado por Reid Bartelme y Harriet Jung, defienden una coreografía donde el trabajo en colectivo es indiscutible.

Pero La hora novena es apenas el cierre dorado de un programa-concierto que va camino entre lo contemporáneo y lo neoclásico. Anterior a ello, intermedio mediante, el Ballet Nacional de Cuba propone dos revisitaciones de su repertorio, dignos aperitivos para un plato fuerte bien hilvanado de danza, música y canto.

La forma del rojo, de la primera solista y coreógrafa de la compañía, Ely Regina Hernández, marca el inicio de un programa seductor desde los primeros instantes. Tras una recreación audiovisual donde aparece en primer plano la intérprete Daniela Gómez, la imagen se desdibuja en el escenario y arranca una pieza donde el color rojo es una constante que dialoga en diferentes formas y motivos.

Foto: Maykel Espinosa Rodríguez

Foto: Maykel Espinosa Rodríguez

Foto: Maykel Espinosa Rodríguez

Foto: Maykel Espinosa Rodríguez

Doce integrantes conforman la pieza que envuelve al público en una espiral ascendente de emoción pintada de rojo. Foto: Maykel Espinosa Rodríguez

Se trata de una pieza que ha evolucionado desde su estreno en 2018, como parte del 26to. Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso. En aquella oportunidad, parte del elenco estuvo integrado por Dani Hernández, Patricia Santamarina y Daniela Gómez, pero esta vez solo la última intérprete repite, acompañada de la primera bailarina Anette Delgado, Darío Hernández, Yansiel Pujada, algunos entre un total de doce bailarines que, con música de Ezio Bosso, envuelven al público en una espiral ascendente de emoción pintada de rojo.

Sin dar tregua a que la expectación descienda, irrumpe en escena la Sinfonía para nueve hombres, creada para el Ballet Nacional de Cuba en 2004. La pieza arranca con la fuerza de la música de la banda finlandesa de metal alternativo Apocalyptica y el vigor de los ejecutantes, quienes defienden una coreografía intensa, con poco margen para momentos reposados.

Foto: Maykel Espinosa Rodríguez

Foto: Maykel Espinosa Rodríguez

Foto: Maykel Espinosa Rodríguez

Foto: Maykel Espinosa Rodríguez

La creación del estadounidense James Kelly está cargada de una gran intensidad, acompañada por la música de la banda finlandesa de metal alternativo Apocalyptica. Fotos: Maykel Espinosa Rodríguez

Con este programa el Ballet Nacional de Cuba demuestra, una vez más, que está decidido a enriquecer su repertorio, más allá del estilo clásico. El empeño por seguir convocando a importantes figuras de la creación coreográfica internacional, así como el esfuerzo por rescatar piezas que permitan al joven elenco medirse en varios registros, viene de la mano de ese propósito de la compañía por seguir evolucionando. El reto está asumido; solo resta seguir trabajando para llenar de gloria la danza cubana.

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