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La modestia ante cada triunfo

«Debe trabajarse muchísimo en superar todos los escollos que frenan el proceso editorial para incrementar las posibilidades de publicación de muy buenos autores que permanecen inéditos», dijo a JR David Martínez Balsa, premio Calendario 2022 en la categoría de Narrativa

Autor:

Emilio L. Herrera Villa

Contador de profesión, egresado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, especialista en el área de producción de su empresa y escritor… David Martínez Balsa posee tantas facetas como personajes encierra su obra. Desde hace años sustenta una relación íntima con la literatura. Una especie de alocada unión, que lo centra y dispersa a la vez.

Triple C es su última novela, con esta obtuvo el Premio Calendario 2022, un lauro que —como un faro— hará más visible su prometedor futuro. Hasta el momento, Martínez Balsa atesora cinco libros, de esos tres publicados y dos en proceso; ha recibido varios premios en concursos, pues además del Calendario se alzó con el David de Cuento 2017, el Regino E. Boti de Literatura para niños y jóvenes 2021, fue finalista del Pinos Nuevos 2018 y mención en el Edad de Oro 2020, Bustos Domecq 2021 y el Portus Patris de ese mismo año.

Ha sido un agradable hallazgo conversar de forma tan diáfana con él y zambullirme, aunque sea un poco, en las maneras en que crea, cuestiona y trabaja la mente de este joven escritor.

―¿Cómo surgió la idea de escribir Triple C?

―La novela surgió en 2020, en uno de los momentos más difíciles de la pandemia. En ese período a los soldados del servicio militar se les retenía en las unidades, como parte de las medidas para contener los contagios de COVID-19. Esa situación de encierro dio pie a la historia de un sargento que se dedica a atormentar a un grupo de jóvenes reclutas.

―¿Por qué ese título?

―Es una referencia a tres elementos cruciales en el desarrollo de la trama. Uno es el apodo de uno de los protagonistas: Cronito; el otro viene enlazado a dicho apodo, que hace referencia a Julio Cortázar y, por último, el tercer elemento que resulta indispensable en el progreso de la historia: el coronavirus.

―¿Cuán complejo resultó tratar un tema tan delicado como el bullying y sus consecuencias en jóvenes?

―El tema del bullying, pese a la atención que se le brinda, siempre resulta complicado. Traté de sensibilizarme con la situación de la víctima, sin caer en sentimentalismos o excesos de drama; tan solo reflejar los actos de abuso que sufre este personaje y cómo ello torció su futuro y eventualmente el de sus victimarios.

―Pese a tu juventud posees varios premios y menciones destacables, ¿cuánto ayuda a la carrera de un novel escritor obtener uno de estos galardones? 

―Los premios y menciones siempre son más que bienvenidos. Traen orgullo, alegría y allanan el camino hacia lo que más desea todo autor: la publicación de su trabajo. Los premios y menciones te vuelven un foco en el mundo literario, pero son también un arma de doble filo, pues muchos tienden a dejarse llevar por el ego y ceden a un exceso de confianza que, en última instancia, afecta su trabajo. Otros, muy talentosos, se desalientan al no recibirlos. Por tanto, si lo obtienes, celébralo; y si no, sigue insistiendo que alguna puerta se abrirá. Recibir el Calendario 2022 en Narrativa fue un honor inesperado, pues no es la primera vez que me presento a este certamen, el más importante de la AHS. Soy bien consciente del privilegio que nos ha sido entregado, primero a Triple C y luego a mí.

―¿Crees que las editoriales les otorgan demasiada importancia a la trayectoria y a los premios, y a veces dejan pasar textos con calidad simplemente porque los autores no son conocidos?

―El tema de las editoriales siempre ha sido bien complicado. Los premios tienen prioridad y eso lleva a la mayoría de los autores a recurrir a ellos para asegurar la salida de su libro y esto, en ocasiones, tarda bastante en concretarse por dificultades con el papel, atrasos en los planes y toda una serie de eventualidades que atentan contra la publicación. Todo esto hace casi imposible que resulte aceptado un libro de un autor novel, sin el respaldo de un galardón literario, pues en muchos casos ya tienen planes editoriales con atraso, o se prioriza a autores consagrados. Algunas casas editoriales, como Ediciones La Luz, Cubaliteraria y José Martí, convocan los envíos de obras para incluirlas en sus planes o aceptan textos para someterlos a evaluación. Debe trabajarse muchísimo en superar todos los escollos que frenan el proceso editorial para incrementar las posibilidades de publicación de muy buenos autores que permanecen inéditos. Es bastante difícil hacerse un espacio en el mundo literario.

―A partir de tu propia experiencia, evaluando todos los pro y contra para visibilizarse y lograr un espacio en el mercado, ¿qué le aconsejarías a escritores noveles: centrarse en los premios o en lograr publicar con alguna editorial?

―Mi consejo es uno que comparten muchos autores, noveles o consagrados: probar todas las vías posibles. Presentarse a premios, enviar textos a editoriales… Todo es válido, siempre que se considere bien la opción, priorizando que tu trabajo sea tratado con el respeto que merece.

―¿Cuál es la mejor obra que has escrito y cuál la peor? ¿Por qué?

―No sé si he escrito todavía mi mejor obra; el tiempo y los lectores juzgarán eso. La peor diría que fue una novela que sigue inédita (por suerte), que escribí en 2015 y que consideré una maravilla hasta que mi difunto padre (mi más duro crítico) me dijo la verdad sobre el texto. Aun así, creo que hasta del peor de los trabajos siempre podemos sacar ganancias, mientras sepamos aceptar las críticas sinceras de quienes leen nuestros manuscritos en sus períodos iniciales.

―¿Cuánto de la vida personal ha quedado reflejado en tus novelas?

―Creo que a todo autor se le escapa un poco de sí mismo en su obra, por mucho que intente evitarlo. Yo trato de mantenerme lo más neutral posible. Con Triple C, admito que parte de la timidez y del carácter introvertido de Cronito, su protagonista, refleja bastante de mí como persona.

―Tus obras suelen ser muy pulidas y acabadas. ¿Eres una persona perfeccionista?

―Sí, soy perfeccionista. Me centro muchísimo en la revisión de mis textos y aunque sí, es una virtud, puede ser también todo lo opuesto, porque nunca estás del todo satisfecho con tu trabajo. Me apoyo, además, en la opinión de mis lectores primarios, un elemento crucial para entregarle sobriedad al texto.

―¿Qué no debe faltar en un texto de David Martínez Balsa?

―Siempre trato de reflejar los conflictos de mis personajes con toda la autenticidad posible y, al mismo tiempo, mantenerme al margen y dejar al lector emitir su propio juicio sobre la historia, sin imposiciones.

―Como escritor y miembro de la AHS has podido tomarle el pulso a la narrativa creada por jóvenes cubanos. ¿Qué criterio te merece?

―Hay muchísimo talento en los jóvenes narradores de nuestros tiempos, tanto miembros de la AHS como fuera de esta. El ímpetu, las ganas de trabajar y de salir adelante son palpables en el gremio. También el apoyo de la Asociación y de otras instituciones es vital en la promoción de la obra de los jóvenes autores.

―¿Qué te apasiona más de la narrativa?

―La posibilidad de dar cauce a mis inseguridades, a mi ansiedad y traducir todo ello en dar vida a personajes y escenarios que, si la fortuna me favorece, sean disfrutados por los lectores.

―A consideración personal, ¿cuáles serían las principales virtudes, herramientas teóricas que debe poseer un escritor?

―Las principales virtudes serían la perseverancia, el trabajo arduo y la modestia ante cada triunfo. En cuanto a la teoría, tuve la dicha de transitar por el Centro Onelio, donde una de las lecciones más esenciales que te llevas es que nunca habrá mejor herramienta que la lectura y, por supuesto, escribir siempre. 

―¿En qué proyectos se centra ahora David Martínez Balsa?

―Por el momento estoy centrado en la revisión de una novela y de un libro de cuentos que escribí a finales del año pasado.

―¿Qué te gustaría dejar en el lector con tus novelas?

―Satisfacción, goce, la certeza de que mereció la pena ese tiempo que mi novela le arrebató.

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