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Joaquín de Luz y la eterna gratitud

El reconocido intérprete español, cuyo arte brilló durante dos décadas entre el American Ballet Theatre y el New York City Ballet, convivió durante casi un mes en la capital cubana con artistas internacionales y el cuerpo de baile del Ballet Nacional de Cuba

Autor:

Sergio Félix González Murguía

El primer bailarín, coreógrafo y director artístico de la Compañía Nacional de Danza (CND) de España, Joaquín de Luz, recibió este lunes el Premio Internacional Honorífico de Danza Josefina Méndez, que entrega la asociación de artistas escénicos y la presidencia nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).

El reconocimiento fue instituido en 2008 para distinguir la labor de figuras emblemáticas de la danza mundial, y anteriormente lo había recibido en 2019 el destacado investigador y crítico venezolano Carlos Paolillo.

En esta ocasión la distinción fue concedida al español Joaquín de Luz, cuando recién concluye la edición 27ma. del Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso, donde este creador ha tenido una presencia notable en varias facetas que dan fe de su versatilidad, pasión y amor por el arte danzario.

«Joaquín de Luz es madrileño de nacimiento, pero su patria en realidad es la danza, porque para Joaquín la danza ha sido un sacerdocio. Una vida marcada por la pasión, el esfuerzo, la determinación y, sobre todo, por su honestidad como artista y bailarín», aseguró la primera bailarina y directora general del Ballet Nacional de Cuba (BNC), Viengsay Valdés, en las palabras de salutación al galardonado, que coincidentemente recibió el homenaje de los intelectuales cubanos en la fecha en que se conmemora el aniversario 86 del natalicio del bailaor español Antonio Gades (1936-2004), un referente en la obra del propio De Luz.

El director de la CND recibió el premio Josefina Méndez de manos de Luis Morlote Rivas, presidente nacional de la Uneac, en presencia de varios de los maestros históricos de la danza cubana como Aurora Bosch, Santiago Alfonso y Miguel Iglesias, así como el presidente de honor de la Uneac, Miguel Barnet.

Para Joaquín de Luz, quien ha participado en varias ediciones anteriores de la cita internacional de la danza en Cuba, «esta vez ha sido muy especial en muchos sentidos. Solo puedo sentir eterna gratitud por ustedes. El maestro Víctor Ullate siempre me comentaba que los artistas debíamos construir un puente con el público y aquí se construye de verdad, se siente la generosidad de un público que conoce lo que está viendo y no regala».

El reconocido intérprete español, cuyo arte brilló durante dos décadas entre el American Ballet Theatre y el New York City Ballet, convivió durante casi un mes en la capital cubana con artistas internacionales y el cuerpo de baile del BNC, se presentó ante el público cubano encarnando el rol de Albrecht, en el clásico Giselle, junto a la primera bailarina rusa María Kochetkova, y también nos deleitó con sus dos piezas, Cinco variaciones sobre un tema y Eterno, junto a la bailaora Sara Calero.

Asimismo, estrenó en el Vedado capitalino el documental Hasta el alba, mano a mano con su realizador Horacio Alcalá, un material que documenta el quehacer de la CND, cuya dirección asume desde 2019.

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