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Manuel Romero Gascó: mago, maestro, soñador

Con más de medio siglo en los escenarios y una meritoria labor como educador de generaciones de artistas, el artífice santiaguero ostenta el Premio Nacional de Circo 2022

Autor:

Daniela Fernanda García González

Dicen que de solo escuchar su voz es posible imaginar su rostro. Oírlo hablar es una especie de suerte. Sin embargo, la verdadera recompensa está en observar sus diestras manos cuando te engatusan con una rutina de corbatas o un papel plisado.

Con una trayectoria emérita que abarca más de medio siglo en escenarios cubanos y extranjeros, Manuel Romero Gascó —el Mago Gascó, como todos lo conocen— se alzó en 2022 con uno de los máximos galardones que entrega el Consejo Nacional de las Artes Escénicas: el Premio Nacional de Circo.

Pese a encontrarnos en extremos opuestos de la Isla, nuestra conversación vía WhatsApp fue cercana, cálida; un verdadero placer para mí. Aunque declara tener su primer contacto visual con la magia a los seis años, afirma que su entrada a la Escuela Provincial del Arte de la Magia en Santiago de Cuba y conocer al maestro Alberto Pujals fue lo que verdaderamente lo impulsó a elegir ese camino, medio siglo atrás.

«Recuerdo que al presentarme a sus amistades siempre decía: “Él es Manolito. Llegó una tarde aquí diciendo que tenía 15 años cuando en realidad tenía 12. Quiso impresionarme con su magia, como si fuera el mejor mago del mundo. Esa dignidad, esa manera de presentarme sus juegos como algo muy valioso fue lo que me cautivó. La escuela solo ingresaba a partir del 12mo. grado. Él estaba en séptimo. Me dejé engañar, se convirtió en el mago más joven de la escuela. Ahora estoy feliz de que me haya engañado”. Esas palabras de Pujals nunca las olvido.

«Cursé los cuatro niveles que tenían concebidos y luego quedé como maestro. La magia de Pujals, de Ayra y de nuestra escuela era diferente, característica».

A pesar de ser un artista multipremiado, tanto en el panorama nacional como foráneo, destaca su asombro ante la condecoración: «Me sorprendió, no porque no pueda merecerlo, sino porque muchas personas de las artes circenses lo merecen también. Nunca he trabajado para un premio. Mi mayor reconocimiento es encontrarme día a día con personas que me digan “Usted trabajó en mi fiesta”, “Usted fue mi maestro”, “Usted hizo un juego en el teatro que no he podido olvidar”. Sin embargo, recibo esta distinción con mucho placer y agradecimiento. Voy a tratar de defenderla siendo mejor artista y mejor maestro».

Muy conmocionada se escucha su voz al decir que lo dedica a sus educadores, pues para Gascó «muchas personas siempre tienen que ver en la formación de un artista, y cada uno de ellos es merecedor de los logros que este obtiene».

Graduado de Literatura en la Escuela Nacional de Instructores de Arte, es un poeta y narrador activo, además de desempeñarse como guionista, director artístico, asesor literario e investigador de las artes circenses. Sin embargo, «la magia siempre estuvo presente en cada matutino, cada reunión de amigos. Estuvo ligada totalmente a mis estudios y lo ha estado siempre. La literatura que estudié me sirvió luego para poder crear mis espectáculos y confeccionar mis guiones. Hice talleres literarios, escribía cuentos, me interesaban las artes plásticas y el teatro, pero la magia siempre fue lo primero. Siempre estuvo presente y no me dejaba ver más allá».

—El humor y Gascó: ¿una relación solo profesional?

—Aunque soy una persona seria, soy cubano; y los cubanos somos humoristas de nacimiento. Casualmente logro impresionar en el público cuando de pronto sale esa veta humorística a través de un chiste, de algo que aparentemente salió mal en el espectáculo. En mi vida diaria siempre hay un chiste, un doble sentido, y eso se lo debo a mi Cuba. 

«He ido, con mucha discreción, incursionando en las posibilidades humorísticas de la magia, detalles que se pueden utilizar para hacerla brillar sin mellar la fuerza de la sorpresa mágica».

—Con el gran desarrollo tecnológico imperante en el mundo es un reto colocarse en un escenario en vivo y sorprender al auditorio con un acto de magia. ¿Qué piensa del desarrollo de este arte en la Cuba actual y qué precisan los magos cubanos para no perecer?

—A los niños ya no les sorprende ver aparecer un león, una nave espacial, pues esto se ve constantemente en los medios de comunicación, así que ver aparecer un pañuelo es una cosa sin ningún sentido. Pero la fantasía es infinita y ningún avance tecnológico va a ponerse por encima de la capacidad del ser humano y el artista de imaginar. Cuanto más avance la tecnología, más imaginación vamos a tener los magos.

«Los magos cubanos hacemos un enorme esfuerzo para hacer nuestra magia. En primer lugar, porque no llegaba la información suficiente y en segundo término porque no tenemos suficientes recursos. Los artilugios suelen ser traídos de otros países, aunque hemos fabricado nuestros propios materiales. En España logré presentar un juego llamado El espíritu de las cartas, que en su versión original requería romper una carta en cada presentación y yo hice una adaptación para solo romper dos o tres de por vida. Muchos magos hoy en día lo ejecutan y agradecen que se me haya ocurrido semejante idea. El mago cubano busca soluciones por todas partes».

Sobre el magisterio, el también merecedor de la medalla Raúl Gómez García expresó: «Fue un reto desempeñarme como instructor de arte. Pero, de la misma manera en que mi maestro me enseñó cada detalle, cómo llegar al público, cómo mostrar una técnica más depurada, yo tenía la obligación de corresponder a los nacientes aficionados».

Con una convicción profunda asegura: «Aunque son muchos los consejos que podría darle a las nuevas generaciones sobre estudiar las técnicas y perfeccionarse en cada una de las especialidades, hay un detalle que quisiera decir por encima de todos, y es la necesidad de que nuestros magos sean personas cada vez más cultas».

—¿Qué puntos de contacto mantienen el mago Gascó y Manuel Romero?

—«Manuel Romero es el soñador y el Mago Gascó es quien hace realidad sus sueños».

Esa fue mi última interrogante, y nunca pensé que una pregunta tan habitual pudiera tener una respuesta tan amena y placentera.

Manuel Romero Gascó fue galardonado con el Premio Nacional de Circo 2022. Foto: Yurina Santiesteban

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