Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Cuatro estrenos salidos del Fondo

Andando en pos de un cine nacional más dinámico y vigoroso

Autor:

Joel del Río

A pesar del mucho ruido que gravita en las redes sociales en torno a la afirmación de que el mejor cine cubano se está haciendo fuera de Cuba, dentro de la Isla celebramos, con un puñado de meritorias y nuevas creaciones, otro aniversario de la creación del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos. El estreno en los cines Yara y Riviera del largometraje de animación Fernanda y el extraño caso del mensaje de Figueroa dio inicio, el pasado domingo, a las jornadas por el aniversario 64, y poco después se entregó el Premio Nacional de Cine a la maquillista Magaly Pompa, cuyo trabajo de varias décadas condicionó, también, la visualidad de algunas de las mejores películas cubanas de todos los tiempos.

Aunque se trata solo del segundo largometraje de la serie de Fernanda, la famosa niña detective (el primer largo se tituló Fernanda y el extraño caso del Doctor X y Mr Jai, y es de 2014), la ingeniosa y criollísima protagonista ocupa el papel principal de la más extensa serie de dibujos animados que se haya realizado en Cuba, pues se inició en 2003 y ya cuenta con más de 70 cortos de unos 13 minutos. Su realizador, Mario Rivas, estuvo implicado tanto en obras excepcionales, de sesgo experimental (El bohío, Una leyenda americana) como en famosas series (Filminutos, Elpidio Valdés) junto a sus colegas Juan Padrón y Tulio Raggi. Producido por los Estudios de Animación del Icaic, haciendo uso de técnicas digitales y de la llamada animación minimalista, el nuevo largo responde también, como la saga del irredento mambí, a la pasión de su autor por recrear episodios de la historia nacional

El jueves pasado hubo una presentación especial en el cine Charles Chaplin, del más reciente filme dirigido por Fernando Pérez, El mundo de Nelsito, pero todavía no es tiempo para su estreno masivo, pues antes debe verificarse el recorrido internacional del filme, y por tanto nos reservamos el comentario hasta que sea visto por la mayor cantidad posible de cubanos, seguramente interesados en el nuevo largometraje, con estelarísimo elenco, de uno de nuestros más relevantes creadores. También se inauguraron dos exposiciones, una de fotografías, en el lobby del mencionado cine, titulada El Icaic De cierta manera, y otra de carteles dedicados a filmes cubanos, en 23 y 12, sede de la Cinemateca.

Por su variedad temática y estilística destacaron los cuatro cortometrajes estrenados por estos días, producidos con el respaldo del Fondo de Fomento del cine cubano. A veces reiterativo, y demasiado imbuido del propósito demostrativo, Guantes sin ring, de la novel Karen Sotolongo, es un documental que muestra con elocuencia el derecho de las mujeres a defender los colores patrios en modalidades de combate, sobre todo el boxeo, considerado el «buque insignia» del deporte cubano. La indagación de la cineasta, emotiva y rigurosa, en las vidas y los anhelos de Namibia Flores, Legnis Cala, Karen Cantillo, Gisell Bello y Juliannet Díaz, se vio coronada, a finales de 2022, cuando el documental estaba en posproducción, con la noticia del derribo de los valladares mentales que impedían la participación plena de las mujeres.

Karen Sotolongo se formó como cineasta en España, pero volvió a Cuba para realizar, con un equipo de ambos países, este documental que aboga por la plena participación femenina, una tarea que parecía pendiente no solo en el boxeo, sino también en el cine cubano histórico; y así la cineasta comentó que en la exposición El Icaic De cierta manera solo figuraba Sara Gómez como mujer realizadora. Evidentemente el Fondo de Fomento, entre sus ingentes labores, también está resolviendo antiguas inequidades, y de los cuatro cortos estrenados, un par fue dirigido por mujeres, y además del mencionado, está ese divertimento reflexivo que es #Habanalike, de la también actriz y guionista Giselle Lominchar.

Festivo, con matices absurdos, y un decidido tono de comedia burlesca, el corto de Lominchar manifiesta decidida preocupación por la neurosis que ha generado, dentro y fuera de Cuba, sobre todo en algunos jóvenes, el abuso de las redes sociales, y el infeliz deseo de colocar toda la vida y acciones en función de los like, los tuits y los trending topics. Aparte de cierta natural inseguridad en el manejo de la narración, el corto acierta a la hora de caricaturizar personajes cotidianos, y de implantar ciertas sombras enajenadas en la imagen rosada, repleta de corazoncitos y rientes emoticones.

También en la comedia, pero más cerca de la farsa histórica, y de sus acostumbradas preocupaciones con los esquematismos castrantes, la homogeneidad por decreto, y la doble moral, está La campaña, que se ambienta en 1961, en plena batalla contra el analfabetismo, y está escrito y dirigido por Eduardo del Llano, luego de dar por concluida la extensa y exitosa saga de los cortometrajes dedicados al célebre Nicanor O’Donnell. También protagonizada por uno de sus más fieles cómplices, el siempre exacto y sorprendente Luis Alberto García, a quien se añade en el reparto una potente Tahimí Alvariño, que se roba todas las escenas
 donde habla, el cortometraje puede verse como una suerte de parodia jodedora de El Brigadista, aunque tampoco descuenta la colocación de ciertos respetuosos acentos en la épica que aquel filme exaltaba. Del Llano cumple a plenitud su aspiración de hacernos reír con su nueva obra, una de las mejores comedias de situaciones que ha generado el cine cubano de los últimos años.

Documental de vertiente experimental, ensayística, conformado con fragmentos de materiales de archivo encontrados en la basura (según informa un letrero al final del propio filme) Tartessos Dune es una lánguida, hermosa y simbolista reflexión sobre el paso del tiempo, el vacío, la catástrofe y las regresiones, en el norteño pueblo villaclareño de Caibarién. A partir de una admirable estructuración del realizador Josué García (recién egresado de la Facultad Arte de los Medios de Comunicación Audiovisuales) desfilan ante nuestros ojos estas imágenes salvadas a última hora, milagrosamente, del olvido, la erosión y la desidia. Con su enigmático título, y sus imágenes oníricas, cuya elocuencia se acentúa por la ausencia de voces humanas, el filme se añade, desde muy propios méritos, a los grandes logros del cine experimental más reciente realizado por Rafael Ramírez, Alejandro Alonso o Miguel Coyula.

Estamos en presencia, entonces, de nuevos y buenos productos resultantes del apoyo a la producción por parte del Fondo de Fomento del cine cubano, que vincula a los profesionales experimentados con los noveles, y a la institución oficial con los creadores independientes; todo en pro de un cine nacional más dinámico y vigoroso.

 

 

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