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¡Mi papá es un animal!

Para complacer peticiones les ofrezco una fórmula un poco más científica que la de muchas aplicaciones que he visto en las redes, que te invitan a descubrir el animal que llevas dentro, pues se basa en exponer a los padres el comportamiento de diferentes especies y que usted sea capaz de asumir, con toda sinceridad, cuál es la que más se acerca con su verdadero yo, papá

Autor:

JAPE

Esta frase es muy socorrida entre los cubanos para marcar todas aquellas cualidades que sobresalen y hacen parecer a su padre como una persona especial. Es bueno señalar la ambigüedad de esta denominación pues, de igual modo, es utilizada cuando queremos destacar otras conductas no tan plausibles, como por ejemplo, aquella vez en que papá trató de hacer el desayuno bien temprano, para sorprender a toda la familia, y en vez de azúcar, le echó sal al café y a la leche. Por cierto, cada vez papá tiene menos oportunidad de cometer tales errores.

Volviendo a las «animaladas» de papá, hago referencia al tema porque he visto en las redes muchas aplicaciones que te invitan a descubrir el animal que llevas dentro, que por supuesto no se refiere al pollo que acabas de comer. Estos trucos informáticos se basan, pienso yo, que de informática no sé nada, en algoritmos que comparan las características personales que usted (sin querer o queriendo) aporta en su banco personal en redes, con las de dichos vertebrados (o no) que ocupan un nivel inferior en la escala evolutiva, sin descartar que en algunos casos pueden tener el mismo nivel, e incluso superior, a la conducta del hombre o mujer que se les compara. No hay por qué menospreciar a los animales.

Para complacer peticiones les ofrezco una fórmula un poco más científica, pues se basa en exponer a los padres el comportamiento de diferentes especies y que usted sea capaz de asumir, con toda sinceridad, cuál es la que más se acerca con su verdadero yo, papá.

Tenemos a los macacos de Berbería, primates autóctonos del norte de África, que exhiben a sus crías para impresionar al resto de la manada, particularmente a los otros machos y sobresalir en su marco social. Para lograr éxito en su campaña, estos monísimos padres son capaces de cargar con las crías sobre su lomo, aunque no sean suyas. Los padres humanos que pertenecen a esta variedad, en vez de aupar a sus hijos, le prestan su auto, su tarjeta estatal de gasolina y su tarjeta VISA, por si fuera necesario.

Las gangas son unas extrañas aves que viven en los áridos desiertos de Namibia. El agua escasea en su hábitat y las gangas macho recorren muchos kilómetros diariamente para traer este líquido vital a su familia. Por condiciones naturales el único modo de transportar agua que tienen estos padres son sus plumas. No creo que sea el mismo modus operandi el que realizan los padres de muchos barrios de nuestro país, pero sí la misma imperiosa necesidad y amor a su prole. Es posible que en algunas regiones donde existen intensas sequías se haya escogido junio como el mes para agasajar a los padres, por ser el más lluvioso y eso siempre ayuda.

Según mis investigaciones, los antequinos, marsupiales con aspecto de ratón que viven en Australia, están dispuestos a dar la vida para ser padres. Pero no los anima el amor paternal, sino un exceso de libido, o sea, deseo sexual. Estos machos están programados para una reproducción literalmente suicida. Avezados biólogos aseguran que «los antequinos se aparean sin parar durante dos semanas para garantizar la supervivencia de sus genes. Un macho está con tantas hembras como puede y cada cópula dura unas 14 horas, hasta que sucumbe ante un sistema inmunitario anulado, destruido por las hormonas del estrés producidas durante la época de celo. Sufren hemorragias internas, úlceras, infecciones, parásitos, y pierden el pelo». Por este último dato, creo descubrir algunos padres de este tipo en mi entorno. De todas maneras, no seré absoluto, ni me iré «con la de trapo».

A usted querido papá, le deseo un feliz día y si no ha encontrado aún su similitud animal, no tenga pena, localíceme por el privado. Tengo otras variantes.

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