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El ciclista alemán Olaf Pollack, campeón olímpico de persecución por equipos en los Juegos de Sydney 2000, fue suspendido esta semana por la Federación Alemana de Ciclismo tras arrojar positivo de una sustancia todavía no revelada, que se obtuvo en un control antidopaje realizado el pasado 6 de julio.
Pollack solicitó de inmediato la apertura de la contraprueba, por lo cual el caso no está cerrado, y la federación teutona informó que no puede hacer declaraciones sobre el mismo.
Otrora integrante de los equipos profesionales Gerolsteiner (2000-2004) y T-Mobile (2005-2006), el teutón conquistó además la medalla de plata en la prueba de Madison correspondiente al Mundial de pista efectuado en Manchester, Inglaterra, en el 2008.
Otro corredor de categorías inferiores, Markus Cronjaeger, también fue suspendido por un positivo controlado el 11 de julio pasado, aunque en su caso renunció a pedir un segundo análisis, una actitud que demuestra a todas luces su culpabilidad.
Por otro lado, al inicio de la semana autoridades francesas acusaron a tres ciclistas ucranianos que participaban en el Tour d’Avenir por posesión y uso de sustancias prohibidas.
Según informó el diario francés L’Equipe, los ciclistas fueron arrestados el sábado, y tras admitir el uso de doping sanguíneo, fueron liberados. Aún se desconoce el nombre de los infractores, pero a decir verdad, aquí no importa saber quiénes son, sino hasta cuándo seguirán los tramposos rodando por el mundo.
