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Rinden homenaje a primer lanzador pinareño que integró equipo Cuba

Fallecido el 26 de julio de 1975, Emilio Salgado Quesada llegó a la pelota grande en la temporada de 1965-1966, pero anotó su primera victoria en justas nacionales en 1967 frente a Las Villas

Autor:

Osvaldo Rojas Garay

Recientemente se desarrolló en Los Palacios una Copa de Béisbol en memoria de Emilio Salgado Quesada. Fue un homenaje al primer lanzador pinareño que integró el equipo Cuba a un evento de primer nivel, después de establecidas las series nacionales.

Fallecido el 26 de julio de 1975, hace 35 años, Salgado llegó a la pelota grande en la temporada de 1965-1966, proveniente del campeonato de segunda categoría que antecedió a aquella contienda. Sin embargo, tuvo que esperar por una segunda experiencia en las justas nacionales para apuntarse la ansiada primera victoria, al derrotar al conjunto de Las Villas, 11 carreras por 8, el 11 de marzo de 1967.

Unas semanas antes, el 15 de enero del propio año, frente a este mismo plantel había archivado su primera decisión en series nacionales. Le tocó entonces salir por la puerta estrecha (2-4) frente al espirituano José Antonio Huelga, tempranamente desaparecido como él.

A partir de la contienda de 1967-1968 su nombre comenzó a ser conocido en el ambiente beisbolero. Con la selección de Vegueros, dueña de la penúltima plaza en la tabla de posiciones, ganó nueve juegos, perdió 11 y trabajó para 2,03 carreras limpias por juego. Además, dejó con el madero en el hombro a 177 bateadores, lo cual le abrió un espacio en el elenco Occidentales en la I Serie de las Estrellas.

La consagración de Salgado llegaría en la siguiente campaña, donde fue capaz de alcanzar balance de 14 éxitos y 16 descalabros. Su equipo Vegueros solo logró 32 sonrisas y cayó en 67 ocasiones.

Salgado trabajó en 230 entradas y un tercio, una marca que será muy difícil de romper. Asimismo, compartió el liderato de juegos completos (20) con Roberto «Jabao» Valdés. En total tuvo 30 decisiones ese año, igual que Gaspar «Curro» Pérez, que todavía son primacías para un torneo nacional.

Súmenle a ello que encabezó el casillero de juegos iniciados (25), en compañía de Santiago «Changa» Mederos y Oscar Romero, y retiró por la vía de los strikes a 201 bateadores. Así se convirtió en uno de los cuatro serpentineros que han rebasado las dos centenas de ponches en una serie.

Era la época en que Pinar del Río todavía no había alcanzado su reconocido desarrollo beisbolero. Por eso, a diferencia de Julio Romero, Jesús Guerra, Rogelio García, Juan Carlos Oliva, Reinaldo Costa, Omar Ajete, Faustino Corrales, Pedro Luis Lazo y otros astros del box vueltabajero que brillarían más tarde, Salgado no tuvo el respaldo de buenos equipos. De ahí que su balance en nueve series nacionales no resulte tan impresionante: 50 victorias y 53 derrotas.

Entre sus grandes méritos está el hecho de haberse ganado un puesto en la selección nacional en una época de excelente pitcheo, a pesar de integrar la nómina de elencos sotaneros. Llegó a lucir el prestigioso traje del Cuba en el mundial de Barranquilla y Cartagena, Colombia, en 1970, donde ganó dos encuentros, no perdió y finalizó segundo en la tabla de los mejores lanzadores, sin tolerar carreras limpias en 19 entradas de actuación.

Solo quedó detrás del estadounidense Burt Hooton, quien no admitió anotaciones limpias en 24 innings de labor.

También en Colombia volvió a vestir el uniforme criollo en ocasión de los Juegos Panamericanos celebrados en Cali, en 1971. Allí superó a los puertorriqueños.

Algunas curiosidades

Pocos lanzadores pueden compararse a Salgado cuando de fildeo se trata. Solo cometió un error en 227 lances, para cerrar su expediente beisbolero con 996 de promedio defensivo.

Durante sus seis primeras temporadas mantuvo inmaculada la casilla de las pifias. Al comenzar la XI Serie Nacional (1972), acumulaba 184 lances sin marfiladas, pero precisamente en ese certamen se rompió el encanto y cometió su único error.

A Emilio Salgado le cupo el honor de marcar un hito en nuestros campeonatos, junto a su hermano Vicente. El 15 de diciembre de 1968, ambos derrotaron a Las Villas, en el estadio Sandino, y se convirtieron en la primera pareja de hermanos que ganó un doble juego en series nacionales.

Vicente fue el primero en salir airoso en aquella histórica jornada, regalándole a la afición una joya de pitcheo. Solo le permitió dos hits a la tanda villareña, salidos de los bates de Juan «Canillita» Díaz y su tocayo Juan Mirabal, un fundador de la pelota revolucionaria, ya fallecido.

Le bastó la carrera que fabricaron sus compañeros en el capítulo de apertura, frente a Arnaldo «Duke» Hernández, para acreditarse su primera victoria en series nacionales. A la larga, aquella resultó su única blanqueada en cinco campañas.

En el partido de fondo, Emilio Salgado aventajó 5-1 a otro estelar del montículo: Gaspar Legón. Y así son las coincidencias en el béisbol: «Canillita» Díaz y Mirabal, los autores de los únicos indiscutibles que aceptó Vicente a primera hora, le estropearon a Emilio la lechada en el octavo capítulo, cuando el primero sonó doblete y el segundo se encargó de fletarlo para la goma con un cañonazo.

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