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Distancias

¿Qué son dos centímetros? ¿A quién rayos se le habrá ocurrido medir rendimiento deportivo por unidades tan insignificantes? Esto, y quizás más, habrá pensado la ucraniana, en medio de la inverosímil sensación de sentirse segunda cuando su único propósito era colocarse en la frente la corona de campeona

Autor:

Eduardo Grenier Rodríguez

Tan fina como la piel de una cebolla blanca fue la distancia entre la pierna de Yaroslava Mahuchij y la parte superior de la varilla elevada sobre el colchón del estadio Hayward Field, en Eugene, Oregón. Y también fina, finísima pudiera decirse, fue la diferencia que la alejó de una medalla de oro que por pedigrí y talento debía colgarse.

¿Qué son dos centímetros? ¿A quién rayos se le habrá ocurrido medir rendimiento deportivo por unidades tan insignificantes? Esto, y quizás más, habrá pensado la ucraniana, en medio de la inverosímil sensación de sentirse segunda cuando su único propósito era colocarse en la frente la corona de campeona.

Unidades de medida, en todo caso, han alejado a deportistas de objetivos por los que han luchado años. Y hoy, que todos vemos con excesiva atención las incidencias de un Mundial de atletismo que tiene detalles así de curiosos, el hincha le reconoce a los derrotados más luchadores el escaso trecho que les separó del éxito.

En una misma jornada, en Oregón, por ejemplo, perdieron cuatro candidatos al título. Entregaron su trono, unos en bandeja de plata, otros a regañadientes. La propia Mahuchij, metiendo el miedo en el cuerpo a la australiana Eleanor Patterson, quien tembló de pánico en el último intento de su máxima oponente, cuando la varilla caprichosa cayó por menos que un suspiro.

Otros, como Kaster Warholm, sirvieron la supremacía como jugoso manjar para los contrincantes más aventajados en los 400 con vallas. El noruego, amplio favorito, corrió como campeón los primeros 200 metros y como mediocre los 200 últimos, con lo cual su vuelta fue en sentido general bochornosa, por tratarse de un atleta de tal entidad, incapaz siquiera de plantar resistencia. Las palmas para el brasileño Alison Dos Santos, quien con su 46.29 se convirtió en el hombre que más rápido ha corrido esta modalidad en suelo estadounidense.

Es curioso cómo, en una misma jornada, ocurren cosas tan dispares. De hecho, en una misma jornada, cuatro candidatos hincaron la rodilla. A los dos mencionados, súmele los casos del también noruego Jakob Ingebrigtsen en los 1500 y del sueco Daniel Stahl en el disco, quienes vieron cómo el inglés Jake Wightman y el esloveno Kristjan Čeh se coronaban delante de sus narices. Y, ¿coincidencias del destino y del deporte?, uno perdió pisándole los talones al nuevo monarca y el otro observándole desde la distancia.

Sin embargo, al final, como esto va muchas veces de ganar y perder y aunque los matices, más que adornar, sean muchas veces la esencia de un espectáculo de semejante magnitud, hoy sabemos diferenciar, pero mañana los cuatro, Mahuchij, Warholm, Ingebrigtsen y Stahl, contarán de igual manera su fracaso, no importa si por una tela de cebolla o por un abismo. Cosas del deporte.

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