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Saltando obstáculos en el agua

María Hernández Ariza lleva medio siglo en el deporte, y su vida entera ha pasado cerca de piscinas

Autor:

Enio Echezábal Acosta

María Hernández Ariza lleva 25 años en la EIDE Mártires de Barbados y medio siglo en el deporte. Desde que comenzó a saltar al agua allá por 1972 en el centro vocacional deportivo José María Pérez, más conocido como El Pontón, del municipio de Centro Habana, su vida entera ha pasado cerca de las piscinas. 

«Yo comencé en los clavados a la edad de siete años en un torneo pioneril capitalino en el que participaron más de 60 muchachos de mi edad, cifra casi de ensueño para la actualidad. En ese tiempo pasé al Ciro Frías, estuve en la Marcelo Salado y después inauguré esta escuela como atleta en 1976. Ya luego me gradué de la licenciatura y comencé a dar clases aquí en la Mártires…», contó la profesora en exclusiva para Juventud Rebelde.

En los más recientes Juegos Escolares Nacionales, María y sus muchachos obtuvieron el primer lugar, con todo y que la larga pausa provocada por la COVID-19 los llevó a cambiar unas cuantas cosas.

«Debimos hacer adecuaciones tras el largo período sin entrenar. Por eso nos enfocamos en adaptar los planes para abreviar los tiempos de preparación y logramos tener muy buen rendimiento en el evento», explicó Hernández Ariza.

«Tuvimos problemas con el cloro para las piscinas, pero eso se ha estabilizado un poco y hemos podido mantener el ritmo con el objetivo de retener el título. Ahora, como campeones nacionales, nos toca estar a la altura de ese resultado. Llegar es un paso, pero sostenerse es más difícil», confiesa la entrenadora que ha formado, entre otros, a atletas como la campeona centrocaribeña Anisley García.

En este momento, María considera que la Mártires… cuenta con una matrícula llena de talentos, la cual va a mejorar incluso más cuando en noviembre entren los niños de tercer grado, o sea, de la categoría nueve años, quienes tienen una selección muy prometedora y que ha hecho buenos progresos.

Sin embargo, el proceso de «fichar» nuevos talentos es complicado para los profesores de la EIDE. Todo comienza cada año entre los meses de mayo y junio, cuando hacen las convocatorias e inician las captaciones masivas en diferentes centros de la ciudad.

«Trabajamos solo con las redes sociales para ir dando a conocer las pruebas de captación, pero necesitamos también que los medios de comunicación nos ayuden más con eso, a ver si logramos llegar a más personas», comentó la profe.

«Lo que hemos logrado es a pesar de que las áreas deportivas de la capital aún no están tributando la cantidad de atletas que necesitamos. Ese es un eslabón fundamental en nuestra cadena, pues nuestro deporte es de iniciación temprana. El tema es que, como en los combinados apenas existen piscinas o tanques de clavados en condiciones, los alumnos que llegan aquí carecen del desarrollo físico y técnico necesario para la EIDE, lo cual retrasa el crecimiento en edades posteriores», detalló.

En base a las limitaciones de formación, lo que buscan María y sus colegas son jóvenes que tengan condiciones físicas
destacadas. Ya con eso de su parte, luego se disponen a la compleja tarea de enseñar a los chicos los elementos básicos de la disciplina antes de siquiera pensar en lanzarse de los trampolines y plataformas.

Aunque las carencias abundan, a María el amor por su deporte le mantiene las ganas intactas. Fotos: Abel Rojas Barallobre

«Lo ideal es que entraran ya sabiendo nadar, pero eso no se logra mucho. Nosotros tenemos que enseñarlos y luego empezar a formarlos en las demás partes de la competencia, que incluye lanzamientos desde alturas a las que muchos adultos ni siquiera se atreven a subir», explica María.

Para lograr esto, dos entrenadoras se dedican exclusivamente a introducir a los niños en la actividad, o sea, hacerlos que pierdan el miedo y se sientan cómodos en el agua, así como en el hecho de lanzarse a la piscina. Además, están llevando a los estudiantes que se incorporarán en noviembre para que se familiaricen con el lugar y vayan dominando lo básico de cara al curso venidero.

En el presente, la Mártires… tiene una matrícula de 17 alumnos continuantes en clavados, quienes, según Hernández Ariza tienen buenas perspectivas y deseos de entrenar. «Sabemos que la materia física es importante, pero la disposición es tan o más relevante». Paralelamente, influye el tema de las instalaciones que no siempre están disponibles, sea por la razón que sea. Esto, además de complicar la preparación, puede ser una razón para que los alumnos se desmotiven y terminen causando baja.

«Ahora somos menos masivos que antes, ya no tenemos pre-EIDE, los horarios del deporte en las escuelas convencionales. Falta alumbrado, las piscinas y también entrenadores, lo cual hace que nuestra labor se dificulte aún más.

«La piscina es el incentivo, así que cuando los muchachos de clavados, polo acuático, natación artística o tradicional no tienen eso, pierden las ganas. Hemos perdido la Ciudad Deportiva (Cerro), el parque deportivo José Martí (Plaza de la Revolución), así como el combinado Ciro Frías (Arroyo Naranjo) y El Pontón. Nos quedas las escuelas Cesáreo Fernández y Marcelo Salado, pero en ninguna de ellas hay tanques de clavados», cuenta Hernández.

Además de las dificultades con las áreas —tanto fuera como dentro de la escuela—, otro obstáculo que ha debido sortear el equipo de este deporte en la EIDE capitalina es el tema de la fuerza técnica. «Los cuatro o cinco jóvenes que he traído para acá han sido alumnos míos que he ido “enamorando” para que se mantengan en esta actividad».

Así y todo, María aspira a poder fortalecer sobre todo la categoría pioneril a nivel de provincia, tal y como han conseguido hacer en Camagüey y Ciego de Ávila, dos de las potencias nacionales en este arte competitivo.

«Trabajar con niños es algo que lleva mucho tiempo y paciencia. Tienes que tirarte al agua con ellos para darles confianza, estimularlos mediante pequeñas competencias y otros mecanismos que les permitan sentirse motivados. Al final, de lo que se trata es de darles amor, que es el secreto para llegar al éxito en cualquier profesión u oficio». 

Aunque tiene que pasar muchas horas en la Mártires de Barbados, María entiende que su familia y su deporte son los dos pilares de su vida. «Una cosa compensa la otra. Para mí venir aquí cada día no es trabajar. Cuarenta y siete años después de vincularme al deporte, esa es la idea que trato de inculcarle diariamente a mis compañeros y a mis discípulos, a quienes veo como hijos y hasta nietos. Mientras me levante con deseos de seguir en esto, no pienso retirarme».

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