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Parajudo bajo sombrillas junto al Sena

Luego de ser elegida como la atleta discapacitada más sobresaliente del país en 2022, la judoca Sheyla Hernández tiene como meta llegar a París 2024

Autor:

Nelson Rodríguez Roque

HOLGUÍN. —En Bakú, la llamada París del Cáucaso, se han disparado las competiciones en este siglo. Los Juegos Europeos de 2015 y varias citas del orbe han sido realizados en esa urbe, la misma que en noviembre pasado acogió el mundial de parajudo.

En ese evento planetario, la Mayor de las Antillas sumó el subtítulo de la holguinera Sheyla Hernández en los más de 70 kilos. Con esta joven de 22 años, oriunda de la cabecera provincial, conversó JR durante sus vacaciones de fin de año

«Aunque ya había tenido un Grand Prix, también en Azerbaiyán, donde obtuve el séptimo puesto en 70 kilos, me preparé fuertemente en Cuba y de ahí viajamos a Bakú de nuevo, pero me había lesionado y eso me generó preocupación.

«La discusión del título la perdí por inmovilización ante la italiana Carolina Costa, tercera en la paralimpiada de Tokio. Comencé enfrentándome en la poule a la inglesa Kirsten Taylor, a la que vencí, y el segundo combate fue con la francesa Prescillia Leze, que derroté por estrangulación y control».

La representación de Cuba, sin participantes suficientes para tomar parte en el certamen por equipos, accedió a que la nororiental fuera incluida en el elenco de la Federación Internacional de Deportes para Ciegos (Ibsa, por sus siglas en inglés). En la lid colectiva efectuó un solo pleito, que definió el bronce, en el cual prevaleció sobre una hindú por ippón, a diez segundos de empezadas las acciones.

«Más adelante estuve en el Panamericano en Canadá y les gané a dos estadounidenses, mas caí por oro contra la brasileña Rebeca Silva (bronceada en Bakú junto a otra exponente de Brasil y puntera del ranking mundial), a la que aventajaba por wazari a falta de poco más de un minuto; sin embargo, me equivoqué en el ne-waza y me inmovilizó. Estoy clasificada para el Panamericano del deporte en 2023 y, de mantenerme en la decena de vanguardia del ranking, aseguraré boleto paralímpico a París-2024», refiere.

Sheyla, quien entró a la Escuela de Iniciación Deportiva (Eide) Pedro Díaz Coello en 2012, fue campeona nacional varias veces antes de pasar al equipo Cuba convencional, con preseas a nivel doméstico en 70, y más de 74 y 78 kilos. No obstante, debido a que padece una distrofia de córnea originada por una malformación congénita en la visión, el sistema de parámetros médico-funcional la identifica en la clase J2.

Como responsables de sus actuaciones en la euroasiática Bakú y la canadiense Edmonton, señala a su preparadora, la exjudoca Ivis Dueñas, a Rafael Cámbar, quien la captó en la escuela primaria Loynaz Hechavarría, y a su novio, el matancero Yordanis Fernández, laureado paralímpico y aspirante también a asistir en judogui a la justa parisina. «Sin haber estado en un gimnasio o visto un tatami, ya que empecé en un terreno al aire libre, fui a un provincial y obtuve el primer puesto, así pude ser aceptada como matrícula de la Eide. Eso lo recordé en Azerbaiyán, cuando pensaba en lo alcanzado».

Para hacerse valer en su división, de peso libre, donde lo mismo lidian parajudocas con sus 85 kilos, que por encima de los 130, Hernández se mantiene en un rango que le permita conservar la movilidad. «Continúo aplicando las técnicas con las que me siento cómoda. Una entrena ejecuciones, pero todo depende de cómo transcurre el combate», reflexiona.

 

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