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La historia detrás de la última medalla

Una de esas preseas alcanzadas, la última que sumó la armada antillana en Santiago, la conquistó el equipo femenino de frontenis, con un dueto que integraron la experimentada Daniela Darriba y la jovencita Leydi Wendy Durán

Autor:

Lianet Escobar Hernández

Han pasado siete días desde que los 19nos Juegos Panamericanos Santiago 2023 cerraron su telón imaginario, luego de varias jornadas intensas en las que el deporte fue el principal protagonista.

En Chile, la delegación cubana, como ocurre en cada evento múltiple, nos regaló una actuación llena de emociones y para nada exenta de sinsabores. Alegrías transmutadas en medallas y tropiezos que, tras la conclusión de la cita, seguramente dirigirán los pasos del deporte cubano hacia el autoanálisis.

Una de esas preseas alcanzadas, la última que sumó la armada antillana en Santiago, la conquistó el equipo femenino de frontenis. Otra vez un plantel frontenista criollo escaló una tribuna panamericana, ahora con un dueto que integraron la experimentada Daniela Darriba y la jovencita Leydi Wendy Durán.

Sobre este resultado en una de las modalidades de la pelota vasca que por años le ha otorgado varias medallas al país, en torneos tanto mundiales como regionales, Juventud Rebelde conversó con el preparador del conjunto Alejandro Placer García.

«Lo primero es alegar que el equipo llegó a Chile con una buena preparación física y con elementos técnico tácticos adecuados a partir de las posibilidades reales de cada atleta. Un adiestramiento que tuvo que realizarse casi completamente con pelotas de tenis, que no son las requeridas. No obstante, el propósito siempre fue discutir la medalla de oro en frontenis y la de bronce en paleta goma frontón», comentó.

Ambos pronósticos se cumplieron, sin embargo, el hecho de tropezar en la final con las campeonas mundiales de México destrozó la ilusión de la dupla cubana de titularse monarcas panamericanas.

«México es la escuela, nosotros la cátedra. México tiene oficio, competencia, torneos, confrontaciones y grandes jugadores. En Santiago cada triunfo que se consiguió fue peleado,  porque los Juegos Panamericanos son los Juegos Olímpicos para la pelota vasca y todos los países le pusieron el máximo de recursos. Todos se han superado.

«Nuestros adversarios son los mejores del mundo, por ello tiene tanto valor el resultado de estas niñas, porque una medalla de plata se gana, no se regala», enfatizó Placer García.

Pero no solo las pericias de las aztecas Ximena Placito y Ariana Cepeda hicieron escalar a las cubanas el segundo escaño del podio, el desgaste físico y mental provocado por los partidos diarios y el poco tiempo de recuperación entre las semifinales y la final (el pase al oro ante Perú se jugó en horario nocturno), también contribuyeron al desenlace plateado.

Inexperiencias devenidas de la poca competición internacional y dificultades materiales habituales que laceran el desarrollo de la práctica de la disciplina en el país, tienen igualmente su dosis de responsabilidad.

No obstante, los dos subtítulos obtenidos por la pelota vasca en el certamen continental, pues al del frontenis se une la espectacular actuación del mayabequense Cristian Abreu en frontball; así como el hecho de que se discutieran medallas de bronce en paleta de goma individual en uno y otro sexo, y en frontball para damas, son muestras de que el esfuerzo y el sacrificio se premian sobre la cancha y que merecen reconocimientos, vítores y aplausos.

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