Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El despertar de los Clubes

Dieciséis años después, el béisbol cubano retoma un certamen nacional que gozó de popularidad y provenía de las series provinciales

Autor:

Nelson Rodríguez Roque

Aquella vez las celebraciones ocurrieron en Guayabo, Las Lajas, Buenaventura, Mir, Las Barías… comunidades del municipio holguinero de Calixto García, que había ganado el Torneo Nacional de Clubes Campeones de Béisbol de 1996 (con René Vera al mando), aventajando a la novena matancera, en playoff decidido en siete pleitos.

Parecido sucedió en 1992, durante el inicio de esas justas, y luego en la de 2005, cuando en ambas los Vaqueros calixteños accedieron a la final, cediendo cerradamente ante elencos de la cabecera provincial pinareña —caracterizados, en lo fundamental, por un picheo de excelencia—, el primero dirigido por Alfonso Urquiola.

El extinto o desaparecido certamen dejó de efectuarse en 2008, tras el triunfo de los guantanameros, guiados por Epifanio Dominico, quien condujo a cuatro de los cinco equipos de la ciudad del Guaso titulados en dichas citas, en las cuales Guantánamo resultó la provincia más premiada, seguida de Pinar del Río, que obtuvo una corona menos.

«Desde el 27, otro evento para disfrutar con nuestro deporte nacional, patrimonio de los cubanos», anunció en su perfil en X (anteriormente Twitter) la Federación Cubana de Béisbol, al confirmar el rescate de la competición entre clubes, que cierra el calendario de campeonatos provinciales y añade otra oportunidad beisbolera, pocos días después de concluida la postemporada de la 2da. Liga Élite.

El Torneo Nacional de Clubes Campeones se originó en la década del 90, cuando la situación económica cubana no era positiva; sin embargo, se prolongó
por 17 campañas, y llevó distracción y disputa de calidad a Primero de Enero, Campechuela, Jovellanos, Yaguajay, Segundo Frente o Morón…

Los estadios se llenaban y los integrantes de esos conjuntos se recibían o aplaudían como héroes en sus localidades. Para los peloteros de series nacionales y sus compañeros era ocasión de contribuir al terruño que los formó desde la base, alcanzar un trofeo a nivel de país, y demostrar entrega y talento frente a su pueblo, familiares y vecinos. Las emisoras municipales los seguían de extremo a extremo de Cuba y las transmisiones se encadenaban, porque el jiguanicero empezaba a identificarse con los bayameses o el puertopadrense con los tuneros.

Quizá en sus últimas versiones fue decayendo en divulgación o hasta se le valoró como torneo de segunda, que nada aportaba al desarrollo técnico o al sistema competitivo, pero, por suerte, entre las mejores noticias de nuestra pelota en 2023 estuvo la de las intenciones de retomarlo.

Desde mañana, los 15 campeones provinciales y el combinado del municipio especial de Isla de la Juventud lo devolverán en su 18va. edición —por sistema de eliminación sencilla, subseries de tres partidos y durante cuatro fines de semana—, y comenzará simultáneamente con la Serie de Estrellas de la Liga Élite, por efectuarse en Matanzas.

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