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Foto: Juan Moreno No han sido pocas las inconformidades con el desorden mundial expresadas en el plenario, y que más de un mandatario ha dicho comunicará, directamente, al secretario general de la ONU Kofi Annan, presente en la reunión… La tajante renuencia de Sudán a recibir tropas extranjeras por mandato del Consejo de Seguridad, es una de ellas.
Punto central de su discurso que amplió en encuentro con la prensa, el presidente sudanés, Omar Hassan Ahmed Al Bashir, ha manifestado el rechazo a una resolución que calificó de precipitada, y de cuyo trasfondo dio señas con una frase que no es difícil interpretar: «Somos un país independiente y no queremos que el colonialismo vuelva…».
Como contrapartida de la injerencia bajo el disfraz de términos como «guerra preventiva», o tras la acción presuntamente imparcial de las «fuerzas internacionales de paz» con que se violan las soberanías, Sudán proclama un ejemplo de solidaridad continental que, exhortó, debe ser imitado por el mundo.
Elogioso del papel que la Misión de la Unidad Africana ha desarrollado en su país, en apoyo al Acuerdo de Paz de Abuja, obtenido después de 20 años de «una devastadora guerra civil», el presidente Al Bashir dijo que sus alcances no se limitan a resolver las diferencias entre el Norte y el Sur sudanés.
«Acordamos primero que fueran a controlar el pactado cese del fuego. Eso se cumplió y entonces les hemos dado la misión de proteger a los afectados».
Su acción constituye, dijo, un experimento pionero regional que debía ser apoyado por la ONU.
Desconociendo ese positivo ejercicio y contra el deseo del país, la Resolución 1706 del Consejo pretende «controlar la seguridad» en Sudán con el envío de otras tropas extranjeras; una decisión que viola la soberanía y, por el contrario, será explosiva y provocará nuevos focos de violencia, alertó.
También develó la manera en que la prensa occidental desvirtúa los acontecimientos, creando una falsa imagen que presenta al gobierno como represor de habitantes que, por el contrario, huyeron de sus lugares de origen en busca de la protección institucional.
El mandatario pidió respaldo para las fuerzas africanas, y desnudó la falaz preocupación del Consejo de Seguridad al remarcar que, aunque hay la disposición de enviar tropas, no ha llegado a Sudán la ayuda financiera prometida que permita reubicar en sus lugares de origen a quienes huyeron.
Claro que también llegaron aquí, desde Sudán, las preocupaciones sobre asuntos donde se define hoy el porvenir del mundo. A preguntas de los reporteros, Al Bashir responsabilizó al terrorismo de Estado que agrede a pueblos como el palestino, y rechazó que el Islam llame a la violencia. Por el contrario, dijo, el Islam es tolerante y conlleva la paz.
El Presidente de Sudán también llamó a reequilibrar al planeta para evitar las ansias de hegemonía de las potencias, demostradas en las agresiones contra Iraq y el Líbano, y abogó por la buena salud y la beligerancia del Movimiento No Alineado: un bloque llamado a defender las justas causas de la humanidad.
