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Cuba no aceptará amenazas ni chantaje del gobierno de los Estados Unidos

Discurso pronunciado por Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, en la sesión plenaria de la VIII Cumbre de las Américas, Lima, Perú, el 14 de abril de 2018, “Año 60 de la Revolución”

Autor:

Juventud Rebelde

Discurso pronunciado por Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, en la sesión plenaria de la VIII Cumbre de las Américas, Lima, Perú, el 14 de abril de 2018, “Año 60 de la Revolución”.

(Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)

 

Excelentísimo Señor Martín Vizcarra Cornejo, Presidente de la República del Perú;

Excelentísimos Señores Jefes de Estado y Gobierno:

Rindo homenaje al pueblo del Perú, al que nos unen entrañables lazos desde las guerras de independencia y en el esfuerzo común en salud o ante desastres naturales.

Sabemos que el pueblo peruano repudia las provocaciones contra la delegación cubana de los últimos días.

Expreso solidaridad y condolencias a la República del Ecuador, extensivas a familiares de los periodistas asesinados.

El cambio profundo en las relaciones hemisféricas que reclamó el presidente Raúl Castro Ruz en la pasada Cumbre, sencillamente, no ha ocurrido.

Nuestra América, martiana y bolivariana, conjunto de naciones, del Río Bravo a la Patagonia, unidas por un destino común en la búsqueda de su segunda y definitiva independencia, sigue siendo saqueada, intervenida y vilipendiada por el imperialismo norteamericano que invoca la Doctrina Monroe para ejercer dominación y hegemonía sobre nuestros pueblos.

Es una historia de guerras de conquista, despojo de territorios, invasiones y ocupaciones militares, golpes de Estado e imposición de sanguinarias dictaduras que asesinaron, desaparecieron y torturaron en nombre de la democracia y la libertad.  Una larga historia de rapaz expoliación de nuestros recursos.

Hoy existe el peligro del retorno al uso de la fuerza, la imposición indiscriminada de medidas coercitivas unilaterales, incluso, de golpes militares cruentos.

No debe subestimarse la gravedad de la declaración, arbitraria e injusta, de la República Bolivariana de Venezuela, cuna de la independencia latinoamericana y segunda reserva de hidrocarburos, como una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional de la superpotencia.

La exclusión del presidente Nicolás Maduro Moros de esta Cumbre es una afrenta a todos los pueblos de Nuestra América y un retroceso histórico impuesto por el actual gobierno de los Estados Unidos.

Como voz de la hermana y heroica Venezuela, estamos aquí para defender su libre determinación y para reiterar la invariable solidaridad de Cuba con la unión cívico-militar bolivariana y chavista del pueblo venezolano, encabezada por su Presidente constitucional. Deseamos éxitos a la próxima elección presidencial en Venezuela.

A nombre de Cuba, invoco la Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por los Jefes de Estado y Gobierno en 2014.

No olvido tampoco la ausencia de Puerto Rico.

Recuerdo que las Malvinas son argentinas.

Hace pocas horas el gobierno de la República de Cuba condenó enérgicamente el ataque perpetrado por los Estados Unidos y algunos de sus aliados de la OTAN contra la República Árabe Siria.  Esta acción unilateral, ilegal, sin evidencias ni conclusiones de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, cuyo equipo busca pruebas en el terreno, constituye una flagrante violación de los principios del Derecho Internacional y de la Carta de las Naciones Unidas, que agudizará el conflicto en ese país y en la región. 

Cuba rechaza firmemente el empleo de armas químicas y otras de exterminio en masa por cualquier actor y en cualquier circunstancia. 

Nuestra América, con sus culturas e historia, el amplio territorio, la población y sus enormes recursos, puede desarrollarse y contribuir al equilibrio del mundo; pero es la región con la más desigual distribución de la riqueza del planeta.

El 10% más rico amasa el 71% de la riqueza y, en dos años, el 1% de la población tendrá más que el 99% restante.  Carecen los pueblos de acceso equitativo a la educación, la salud, el empleo, el saneamiento, la electricidad y el agua potable.

Solo avanzaremos mediante la integración regional y el desarrollo de la unidad dentro de la diversidad que condujo a la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

Los hechos recientes demuestran que la OEA y especialmente su Secretario General son meros instrumentos de los Estados Unidos.

Ahora, el objetivo es restablecer la dominación imperialista, destruir las soberanías nacionales con intervenciones no convencionales, derribar a los gobiernos populares, revertir las conquistas sociales y reinstaurar, a escala continental, el neoliberalismo salvaje.  Para ello se utiliza la lucha contra la corrupción como un arma  política; los fiscales y jueces actúan como “partidos políticos”, y se impide a los electores votar por candidatos con fuerte apoyo popular, como es el caso del Presidente, preso político, Luiz Inácio “Lula” da Silva, cuya libertad demandamos.

Se oculta aquí que la corrupción prevalece entre gobernantes, parlamentarios y políticos conservadores y en los sistemas electorales, en los bancos del Norte, donde ocurre el lavado de activos financieros, incluso, provenientes del narcotráfico; en las transnacionales que sobornan, en las leyes y modelos políticos corruptos, por naturaleza, al basarse en el dinero, en los “intereses especiales” corporativos.

Se manipula a las personas a partir de la propiedad privada monopólica sobre los medios de comunicación y las plataformas tecnológicas.

En las campañas electorales no hay límites éticos, se promueve el odio, la división, el egoísmo, la calumnia, el racismo, la xenofobia y la mentira; proliferan tendencias neofascistas y se prometen muros, militarización de fronteras, deportaciones masivas, incluso de niños nacidos en el propio territorio norteño.

En el hemisferio aumentan las violaciones masivas, flagrantes y sistemáticas de los derechos humanos civiles y políticos, y económicos, sociales y culturales de cientos de millones de seres humanos que no hablan ni asisten a estas cumbres.

¿De qué democracia y valores se habla aquí?, ¿de los del presidente Lincoln o del “sueño” de Martin Luther King, que enaltecerían al pueblo estadounidense, al que nos unen vínculos indisolubles?, ¿o de los de Cutting, los que  provocaron la guerra con México y la extirpación de su territorio, o de los del supuesto “antisistema” extremista conservador que gobierna hoy en los Estados Unidos de América?

Cuba no aceptará amenazas ni chantaje del gobierno de los Estados Unidos. No desea la confrontación, pero no negociará nada de sus asuntos internos, ni cederá un milímetro en sus principios.  En defensa de la independencia, la Revolución y el socialismo el pueblo cubano ha derramado su sangre, asumido extraordinarios sacrificios y los mayores riesgos.

Los progresos alcanzados en los últimos años en las relaciones bilaterales, basados en la absoluta igualdad soberana y en el respeto mutuo, que ahora se revierten, mostraron resultados tangibles y que la convivencia civilizada, dentro de las profundas diferencias entre los gobiernos, es posible y beneficiosa para ambos, y para todos en el hemisferio.

El bloqueo y la persecución financiera se endurecen, provocan privaciones a nuestro pueblo y violan los derechos humanos, pero crece también el aislamiento del gobierno estadounidense en todo el mundo, en la propia sociedad estadounidense y en la emigración cubana, respecto a esa política genocida, obsoleta y fracasada.

Aumenta igual la repulsa internacional a la ocupación de nuestro territorio en Guantánamo por la Base Naval y el Centro de detención y tortura enclavado en ella.

Sufre total descrédito el pretexto para reducir el personal de las Embajadas y afectar el derecho a viajar de los cubanos y de los estadounidenses.

El próximo 19 de abril, en el año 150 de nuestras luchas de independencia, con la constitución de una nueva Asamblea Nacional del Poder Popular culminarán las elecciones generales. Las cubanas y cubanos, especialmente los más jóvenes, estrechamente unidos al Partido, que es el Partido de la Nación, fundado por Martí y por Fidel; junto a Raúl, conmemoraremos firmes, seguros y optimistas la victoria contra la agresión mercenaria de Playa Girón. 

Muchas gracias (Aplausos).

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