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Israel prosigue demolición de viviendas palestinas

Desde que Israel ocupó Cisjordania y Jerusalén en 1967, hasta 2015 ha demolido, según el Comité israelí contra las demoliciones de casas, 48 488 estructuras

Autor:

Leonel Nodal

Tropas del ejército israelí, armadas con potentes máquinas y dispositivos dinamiteros iniciaron este martes la demolición de hogares de pacíficos residentes palestinos en el sector oriental de Jerusalén, con el pretexto de que fueron edificados muy cerca de la barrera que delimita el sector de la llamada Ciudad Santa ocupado por los colonizadores judíos.

Más de diez hogares palestinos en la barriada de Wadi Al-Homs, territorio de Jerusalén Este, fueron destruidos sin la más mínima consideración ni respeto a los derechos humanos de sus residentes, en franca y absoluta violación del derecho internacional, e incluso de las obligaciones que establecen las normas para las potencias ocupantes.

Un comunicado de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) —el debilitado aparato administrativo surgido de las truncadas negociaciones de paz iniciadas en 1992, que prometían la creación de un estado independiente en un plazo no mayor de cinco años— indicó  que la Corte Suprema israelí rechazó la solicitud de las familias palestinas de cancelar la demolición planificada de 16 edificios residenciales en el vecindario de Wadi Al-Homs en Sur Baher, que incluye más de cien apartamentos.

La demolición de los hogares de las familias palestinas es una de las políticas más odiosas y criminales que practican las fuerzas de ocupación militar israelíes en Palestina.  Cualquier pretexto les viene bien a los gobernantes sionistas, en particular como castigo colectivo contra todos los familiares de los hombres y mujeres que deciden combatir el despojo y la colonización de sus tierras, la discriminación y los abusos a los que vienen siendo sometidos desde la instauración del estado judío-sionista en 1948.

En realidad, las acciones terroristas de dinamitar las viviendas de los residentes árabes de Palestina, fueran cristianos o musulmanes, comenzó mucho antes, desde finales del siglo XIX, por parte de bandas armadas como el Irgún, fomentadas por los líderes sionistas que estimulaban la emigración ilegal judía  –pero consentida— por gobiernos monárquicos e imperiales, que la veían como una salida al recurrente problema del antisemitismo en sus sociedades.

Mediante esos procedimientos, los llamados «padres fundadores» del  estado sionista de Israel consiguieron desalojar de sus casas, fincas y propiedades a más de 700 000 palestinos, que pasaron a formar la primera oleada de refugiados que hoy subsisten en penosas condiciones, privados de derechos ciudadanos, en países vecinos.

Wadi Hummus , el escenario del nuevo episodio de limpieza étnica que practican las autoridades israelíes , es un vecindario del barrio de Sur Baher en Jerusalén Este que no fue anexionado por Israel en 1967, como el resto de la ciudad,  y quedó separado por el muro en zona cisjordana, bajo control parcial de la ANP.

La oficina de Relaciones Exteriores de la ANP enfatizó que  «El sistema judicial en Israel ha demostrado ser una parte integral del régimen colonial israelí y no tiene nada que ver con la ley y el poder judicial. Más bien constituye una cobertura y protección para las violaciones y los delitos de la ocupación».

Al propio tiempo apuntó que  «el silencio de la comunidad internacional hacia tales prácticas alienta a Israel a cometer más delitos y violaciones flagrantes de los Convenios de Ginebra, el Derecho Internacional y el Derecho Internacional Humanitario».

Desde la semana pasada, autoridades de Israel han demolido y destruido de manera sistemática edificaciones palestinas, bajo alegatos débiles, sin importar que se trate de edificaciones comerciales o de vivienda, han desalojado a decenas de personas.

Desde que Israel ocupó Cisjordania y Jerusalén en 1967, hasta 2015 ha demolido, según el Comité israelí contra las demoliciones de casas, 48 488 estructuras. La única explicación a este castigo inhumano e infructuoso es ayudar a los políticos a brindar seguridad a los colonos judíos ilegales en Cisjordania y en el resto de la Palestina ocupada.

En 2018  Israel demolió 538 casas y construcciones palestinas en las ocupadas Cisjordania y Al-Quds (Jerusalén), dejando sin techo a 1  300 personas, incluidos 225 niños.

Por su parte, la ONG israelí Ir Amim informó que durante este primer semestre de  2019 Israel ha demolido en Jerusalén Este un total de 141 unidades - 63 viviendas y 78 estructuras no residenciales como tiendas o establos -, frente a las 113 derribadas en el mismo periodo de 2018.

Las autoridades israelíes destruyen las viviendas de los palestinos bajo el pretexto de que no cuentan con permiso de construcción, pero diversos análisis enfatizan que el objetivo es la expansión de los asentamientos ilegales y la «judaización total» de la parte oriental de Jerusalén.

En los últimos meses, el régimen de Tel Aviv ha incrementado de manera significativa los intentos para judaizar la llamada Ciudad Santa, especialmente después de que Estados Unidos reconociera a esta ciudad ocupada como la capital de Israel.

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