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Foot cover de Noticia Autor: Juventud Rebelde Publicado: 25/11/2020 | 07:08 pm
CIUDAD DE GUATEMALA, noviembre 26— La estabilidad sigue lejos de visibilizarse, aunque pasaron los momentos de más excitación en las protestas —como las escenas vistas el fin de semana—, y a pesar de los reiterados llamados al diálogo del presidente Alejandro Giammattei.
Cientos de indígenas y campesinos que tomaron las calles 48 horas después de aquellas manifestaciones frente al Congreso, demandan ahora la renuncia del mandatario y aseguran que tienen la capacidad de paralizar al altiplano y a todo el país, si no se atienden sus demandas.
Los campesinos, que no constituían un grueso sector en la movilización dominical contra la aprobación del presupuesto —y a pesar de que su discusión fue detenida—, llegaron ahora desde diversos puntos del país y exigieron la dimisión de todo el Congreso luego de aclarar que «Venimos sin armas y con el estómago vacío», como expresó el representante de 48 cantones (alcaldía indígena) del departamento de Totonicapán, quien llegó acompañado de unas 200 personas, según dijo a periodistas.
Los manifestantes solicitaron «que las alcaldías municipales respeten y respalden las demandas de los pueblos», en alusión a reclamos puntuales que se suman al permanente olvido en que perviven los poblados indígenas y campesinos.
En carta dirigida a Giammattei, los ocho cantones presentaron un amplio pliego de reclamos centrados en el funcionamiento institucional del país, pero pidieron atención también a los problemas de las etnias indígenas y, concretamente, de sus mujeres, y pidieron participación en un «diálogo social amplio, transparente, incluyente y que las decisiones sean compartidas por el bien de nuestros pueblos y de la nación».
Algo muy distinto es lo que propone el mandatario para llevar adelante las conversaciones para cuya concreción llegó a pedir ayuda a la OEA: una intermediación que algunos consideraron desproporcionada y los campesinos, innecesaria pues, recordaron, el diálogo es nacional.
Según publicó este miércoles el periódico Prensa Libre, la mesa que propone el mandatario se centraría únicamente en el presupuesto y, por otra parte, el debate que se vislumbra es únicamente técnico, pues los invitados son instituciones y centros de estudio expertos en economía, pero lejos del sentir social que se palpa en el país, aunque incluso, algunos declinaron participar como el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies) y la Coordinación de ONG y Cooperativas (Congecop).
Además, estaban invitados la Alianza Técnica Para el Apoyo del Legislativo (ATAL), el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), la Fundación para el Desarrollo (Fundesa) y la Universidad de San Carlos (Usac), así como asociaciones civiles y empresariales, e iglesias evangélicas.
Según escribió Giammattei en la red social Twitter, la reunión es «para analizar las modificaciones que en los próximos días se presenten, como una iniciativa de ley que reforme el presupuesto 2021».
El mandatario añadió que el nuevo plan de gastos priorizará salud, desnutrición infantil, seguridad, justicia, educación y reactivación económica, pero dejará de lado el combate contra la pobreza, que afecta a 59,3 por ciento de los casi 17 millones de habitantes, una de las demandas de la población.
Nils Leporowsky, presidente del Cacif (Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras), indicó que a través de ATAL presentarán su propuesta.
Analistas estiman que Giammattei está haciendo caso omiso a otras peticiones como el cierre del Centro de Gobierno, que haya transparencia en la administración pública y la destitución de funcionarios acusados de actos de corrupción.
A esas peticiones, dijo La Prensa, se agrega la destitución del ministro de Gobernación recién nombrado, Gendry Reyes y del jefe de la Policía Nacional Civil (PNC), José Antonio Tzubán por abuso de parte de las fuerzas policiales durante la represión de las protestas.
Tampoco el sector estudiantil parece de acuerdo con la forma en que el mandatario trata de sortear la crisis.
«No creemos que sea un llamado al diálogo si no entran todos los sectores sociales; de lo contrario solo es para que se articulen las cúpulas de poder que siempre han estado», opinó Camila Hernández, de la organización de estudiantes universitarios Landivarianos.
Con la suspensión de la discusión del presupuesto, el Congreso unicameral guatemalteco tiene ahora hasta el 30 de noviembre para aprobar la nueva partida, según la ley.
