Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El diario de Schlesinger

Autor:

Rosa Miriam Elizalde
Estas Cartas solo serán unas notas al margen. Quiero compartir con ustedes fragmentos de un diario que acaba de ser publicado en Estados Unidos, otro más que reivindica lo que se ha cansado de decir Cuba en 46 años —Girón fue una invasión mercenaria norteamericana—, pero que en el mercado de la información de las infamias permanentes se ha presentado como una guerra fratricida.

 Se trata ahora de Diarios: 1952-2000, de Arthur M. Schlesinger, Jr., y es una edición de las miles de páginas que fueron encontradas dentro de varios sobres de Manila, encima del refrigerador de la oficina del historiador liberal norteamericano más prominente de los años de la Guerra Fría. La nota de la solapa del libro asegura que él no le había dado ninguna importancia a sus diarios de más de 50 años, hasta que sus dos hijos decidieron ordenar toda aquella papelería e incluirla en un grueso volumen que está empedrado de anécdotas y revelaciones asombrosas, en particular sobre Cuba, la invasión de Girón, los planes de asesinato contra Fidel, sus visitas a la Isla en la década del 80, su especial relación con los hermanos John y Robert Kennedy y con prácticamente casi toda la plana mayor de la política norteamericana durante la segunda mitad del siglo XX.

Schlesinger saltó a la fama por su cercanía con el presidente Kennedy. Algunos consideraron que era uno de sus principales apologistas y que su cariño personal cegaba su juicio profesional. Sin embargo, en sus diarios parece dejar de lado su cariño por Kennedy y cuestionar algunos aspectos de su gobierno, particularmente los momentos en que el Presidente asesinado en Dallas quedó atrapado ante las presiones de la CIA y los cubanos de Miami.

Según Schlesinger, encargado nada menos que de redactar el llamado Cuban White Paper (el documento que signó la política hacia Cuba de la administración Kennedy), él fue el único que se opuso a la invasión de Playa Girón, como alternativa para derrocar a Fidel.

Autor de al menos un par de libros considerados clásicos de la historia norteamericana, Schlesinger murió en febrero pasado, a la edad de 89 años. Los fragmentos que leerán a continuación son apenas un botón de muestra de cómo se fraguó la política norteamericana contra Cuba a inicios de la década del 60. ¿Habrá que esperar otro medio siglo para saber qué pasará ahora en la intimidad de la Casa Blanca?

Fragmentos del Diario de Arthur M. Schlesinger, Jr.

28 de marzo de 1961

...Le pregunté a Kennedy: «¿qué piensas de esta puñetera invasión?». Me respondió con sarcasmo: «pienso en ella lo menos posible».

5 de abril de 1961

... A las 3:30 tuve una reunión con Phil Bonsal, Berle, y Miró Cardona, el director del Consejo Revolucionario Cubano. El punto de la reunión era persuadir a José Miró Cardona para que le diera al proyecto del Consejo Revolucionario Cubano (que se convertiría en el poder ejecutivo si triunfaba la invasión) más contenido social y económico. Le dije que sería una tontería que el CRC esté a la derecha del proyecto de la Nueva Frontera (el proyecto social y económico de Kennedy). Le dije que su proyecto tenía mucho que ofrecerle al inversionista extranjero, a los banqueros privados y a los dueños de propiedad que ha sido expropiada, pero ofrece muy poquito al obrero o al trabajador agrícola. Estuvo de acuerdo con todo lo que dije, pero replicó que tenemos que entender la situación en Miami. Si él ofreciera un discurso sobre la justicia social y el progreso económico, la mitad de la audiencia pensaría que él es comunista.

18 de abril

...El Presidente nos dijo claramente que la CIA le había dado un pésimo consejo. «Probablemente, me equivoqué en quedarme con Allen Dulles... (Cuando esto pase) tendremos que hacer algo con la CIA. Necesito a alguien ahí con quien tendría completo y constante contacto. Alguien que me diga exactamente la situación...». Kennedy advirtió: «Si he aprendido algo (y esta es la peor forma de aprender) es que tenemos que cambiar la CIA».

21 de abril

Kennedy me pide que viaje a Miami para darles las malas noticias a los cubanos. Estaban presentes: Manuel Ray, Miró Cardona, Tony Varona, Carlos Hevia, Justo Carrillo y Antonio Maceo. Frank Bender de la CIA y otras dos personas de la Agencia, para ayudar en la traducción.

Varona criticó fuertemente a la CIA. «No hubo consultas con el CRC, ninguna coordinación con los grupos de resistencia en Cuba, y una invasión de 1 400 hombres en el peor lugar posible en Cuba».

Varona me pide que le transmita a Kennedy que todavía hay tiempo para enviar a los marines. Si no lo hace EE.UU., entonces la administración tendría que admitir que fue derrotado por Castro. «Estados Unidos no puede evadir su responsabilidad en este proyecto. Las tropas serán cubanas, pero el entrenamiento, el comando, la coyuntura, la decisión de invadir —todo eso fue (norte)americano. Los EE.UU. jamás podrá negar su papel principal en toda esta operación», dijo Varona.

Manuel Ray añadió: «Mi grupo había apoyado una estrategia de apoyo a la insurrección interna —y no intervención externa. Pero a la CIA no le interesó esta estrategia. (...) La CIA se lo jugó todo con la estrategia de una invasión. Nosotros aceptamos esa estrategia porque era la que quería la nación más poderosa del mundo libre. Nos dijeron que después del desembarco recibiríamos toda la ayuda necesaria. Hasta nos dijeron que tendríamos a nuestra disposición entre 10 000 a 15 000 efectivos (norte)americanos, pero no hicieron nada».

7 de mayo

Una encuesta de Gallup asegura que la popularidad del Presidente Kennedy ha aumentado hasta un 82 por ciento, después de la noticia de la invasión. Kennedy me comentó: «Lo mismo que Eisenhower. Me hago más popular mientras peor actúo».

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