Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Secretos de otros generales

Autor:

Lázaro Fariñas

Mi amigo, el periodista cubano Luis Báez, publicó un tiempo atrás un libro que tituló Secretos de generales, en el que una serie de generales cubanos cuentan parte de sus historias personales. Le he robado en parte el título del mismo para este comentario.

En EE.UU. los escándalos son como una enfermedad contagiosa. Cuando algunos explotan en un sector de la sociedad, como reacción en cadena empiezan a explotar otros parecidos en ese mismo sector.

Hubo un tiempo en que les tocó a los predicadores fundamentalistas cristianos. Bastó que encontraran a uno de esos televangelistas teniendo relaciones sexuales con una prostituta de mala maña para que, como una epidemia, salieran a la luz pública montones de casos del mismo estilo. Así también ha sucedido con sacerdotes católicos y sus delitos de pedofilia.

Sucede con las balaceras en los colegios, que siempre vienen en pequeños racimos. Basta que algún loco coja una pistola y empiece a matar a diestra y siniestra en un comedor estudiantil, para que empiecen a salir locos imitadores a hacer lo mismo. En una ocasión, hace unos años, explotó una bomba en una clínica que se dedicaba a realizar abortos a las mujeres que así lo deseaban. Bueno, pues no pasó mucho tiempo en que llegaran otras bombas a locales similares y asesinatos a médicos que realizaban los abortos.

Desde hace algún tiempo, les ha tocado a los generales norteamericanos ser los protagonistas de estas epidemias escandalosas. Aunque el mundo militar en EE.UU. es casi alternativo, diferente del resto de la sociedad, no está compuesto por seres de otro planeta, sino de este en el que habitamos todos. Los generales padecen de los mismos problemas que el resto de la gente. Pero en el mundo militar tienen diferentes códigos de conducta e, incluso, se rigen por leyes diferentes a las del resto de la sociedad.

En las últimas tres semanas, varios generales de la armada norteamericana se han visto envueltos en diferentes problemas que los han llevado a ser amonestados o investigados por parte de las autoridades civiles. ¿Una plaga? ¿Casualidad? Vaya usted a saber, pero antes, veamos lo que ha estado sucediendo últimamente dentro del generalato del mundo militar de Estados Unidos.

El general de cuatro estrellas William Ward acaba de ser removido de su cargo por el Secretario de Defensa, por haber sido encontrado culpable de cargos de corrupción. Secreticos que tenía el general. A Ward le quitaron una estrella y lo retiraron. Por cierto, una estrella menos le cuesta al General 30 000 dólares menos al año en su plan de retiro. Además, tiene que devolverle al Estado la cantidad de 82 000 dólares.

El director de la CIA, el general de cuatro estrellas David Petraeus, se vio obligado a renunciar a su cargo ya que, por carambola, el FBI encontró que el general, además de espía, era un Don Juan. El hombre había estado envuelto en una relación sexual con la persona que estaba escribiendo su biografía. Nada, un secreto de alcoba.

El brigadier general Jeffrey Sinclair tenía muy bien oculto su secreto, hasta que fue descubierto y afronta cargos de múltiples casos de conducta sexual impropia, en los que se le acusa de sodomía forzada con cinco mujeres.

El general Stanley McChrystal, junto a sus asesores, criticó abiertamente al presidente Obama, por lo que fue llamado a Washington y forzado a renunciar a su cargo.

El general David McKiernan fue forzado a renunciar un año antes de su término, después de haberse paseado por Europa hablando mal públicamente de las autoridades de Washington, mientras degustaba el buen vino francés.

El general John Allen, comandante de las tropas de EE.UU. en Afganistán, está en estos momentos siendo investigado por mantener una relación inapropiada con una mujer en Tampa, Florida. El hombre iba a ser nominado para comandar las tropas de la OTAN en Europa y ahora no se sabe si podrá comandar su familia en EE.UU.

Y así y así, no hay espacio para describir todos estos casos de adulterio, corrupción y abuso de autoridad que han sucedido y que siguen sucediendo dentro del mundo militar norteamericano. Son secretos que se guardan bien pero que, algunas veces, inevitablemente salen a la luz pública.

Dentro de ese universo alternativo de los militares de este país, el adulterio no es permitido. Sin embargo, es un secreto a voces que el general Dwight D. Eisenhower mantenía una relación extramatrimonial, sin que tuviera ningún tipo de consecuencia. Haz lo que yo digo, no lo que yo hago, pareció decir aquel general de tantas estrellas.

Son secretos de generales norteamericanos, que no cuentan momentos históricos de sus vidas, como lo hacen en el libro de Luis Báez los generales cubanos, sino los agujeros negros de las mismas.

*Periodista cubano radicado en Miami

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.