Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Amenazas desde una fábrica de armas nucleares

Autor:

Juana Carrasco Martín

La Agencia Internacional de Energía Atómica ha confirmado nuevamente que Irán está cumpliendo todas sus obligaciones del acuerdo nuclear suscrito en 2015, y ese respeto al Plan Integral de Acción Conjunta, la cooperación oportuna y activa de Teherán «aumenta la confianza».

Llega en un momento peculiar el informe trimestral de la organización de control atómico de Naciones Unidas presentado este jueves, el segundo desde que Estados Unidos se retiró de manera unilateral e irresponsable del acuerdo nuclear suscrito por Irán y el entonces Grupo 5+1 (EE. UU., Reino Unido, Rusia, Francia y China, más Alemania) y además reimpuso sanciones al país persa.

La víspera, Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel, advirtió amenazante: «Ningún acuerdo entre Siria e Irán nos detendrá; ninguna amenaza nos detendrá. Quien nos amenaza con la destrucción se pone en peligro similar, y en cualquier caso no logrará su objetivo».

Lo esencial y temible era el escenario donde el jefe del Estado sionista pronunció su discurso, el recién nombrado Centro de Investigación Nuclear Shimon Peres, en Dimona, instalación en que desarrolló su programa de armas nucleares.

Netanyahu añadió que en el ámbito diplomático, Israel continuará ejerciendo presión sobre Irán y en el ámbito militar se comprometió a que las llamadas Fuerzas de Defensa de Israel «continúen tomando medidas firmes y decididas»  contra lo que dijo son los «intentos de Irán de establecer fuerzas y avanzar sistemas de armamentos en Siria».

La diatriba guerrera buscó justificaciones: «Shimon aspiraba a la paz, pero sabía que la paz verdadera solo puede lograrse si nuestras manos agarran fuertemente el armamento defensivo».

Para completar la belicosidad apuntó: «En el Medio Oriente, y en muchas partes del mundo, hay una verdad simple: no hay lugar para los débiles. Los débiles se derrumban, son masacrados y borrados de la historia, mientras que los fuertes, para bien o para mal, sobreviven. Los fuertes son respetados, y las alianzas se hacen con los fuertes, y al final la paz se hace con los fuertes».

La sentencia cayó con fuerza: «nuestros enemigos saben muy bien lo que Israel es capaz de hacer».

No resulta casual que el martes, el embajador estadounidense ante Israel, David Friedman, en una conversación privada con miembros del American Jewish Congress, revelara su visión del Medio Oriente con estas palabras: «El Medio Oriente no es EE. UU. Hay una forma diferente de pensar... Aquí es muy diferente, es un mundo muy diferente, y tienes que ser fuerte aquí, no hay otra manera de ganar respeto en esta parte del mundo... No puedo hablar a tu manera, solo tienes que ser fuerte».

El reactor de Dinoma se activó entre 1962 y 1964 y ha estado envuelto en el secreto cómplice de quienes en el mundo occidental no quieren reconocer o, más aun, financian y respaldan el poderío y las pretensiones del Estado sionista.

De acuerdo con el Stockholm International Peace Research Institute, Israel tenía en 2017 unas 80 cabezas nucleares, aunque otros analistas calculan en más de 200 las ojivas en el arsenal atómico israelí. Tanto una cifra como la otra es suficiente para destruir la región y mucho más...

Las abiertas amenazas, recibieron de inmediato una respuesta en Twitter del canciller del país persa: «Irán, un país sin armas nucleares, está amenazado con la aniquilación atómica por un belicista parado al lado de una fábrica real de armas nucleares. Más allá de descaro en la hiel».

Ciertamente, el discurso del Primer Ministro israelí encierra una clara amenaza de aniquilación atómica.

También es inevitable, ante los reclamos de fuerza de Netanyahu y de Friedman, acudir a la memoria y encontrar la similitud con esta frase: «Ante Dios y el mundo, el más fuerte tiene el derecho de hacer prevalecer su voluntad». La pronunció Adolfo Hitler.

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