Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Más amor de la mano de todos

Autor:

Sailys Uria López

La vida suele ser muy dura a ratos. Castiga muchas veces sin saber por qué y arrebata los sueños a algunos. Así le pasó a Ana Lía, una pequeña que reside en Mariel. Su historia puede estar repetida más de una vez en la provincia o el país, pero no por eso deja de doler.

Una muñeca, algunos libros de colorear, juguetes o alimentos no le van a devolver el sosiego de estar en los brazos de su mami o comer los dulces que nunca más podrá hacerle la abuela. Ella y su familia fueron víctimas de la COVID-19; la pequeña de solo dos años quedó al resguardo de la tía.

Por eso, hablar de amor en tiempos pandémicos llena de luz el alma. Más cuando ese sentimiento viene sin ser forzado, ordenado, bajado de alguna resolución…; sino que nace del corazón de gente que se sabe con el deber de ayudar a niñas como Ana Lía. Así nació el proyecto A Guanajay, más amor, que en poco tiempo y con la ayuda de muchos se extendió y ha llegado a más municipios.

Con ganas de ser mejores de alma —si es que se puede—, un grupo de jóvenes maestros, sicólogos, periodistas y cuentapropistas movilizaron a una gran parte de la población guanajayense a través de mensajes en plataformas digitales y del comentario popular, para ayudar a quienes tenían una situación peor cuando la COVID-19 hizo de ese lugar su epicentro.

Aseo, soluciones desinfectantes, comida enlatada, ropa, medicamentos, guantes, mascarillas y juguetes fueron de un sitio a otro: de quienes prefirieron dar cuanto podían y estrechar su mano para clamar la necesidad de otros.

Pronto el rumor creció y de pequeñas recogidas, se vieron obligados a organizar otras más grandes porque muchos se sumaban. ¡Claro: las redes sociales eran testigos fieles de entregas oportunas!

A casi tres meses, ellos siguen destilando amor por su tierra, por la provincia, pues lo que pretendía existir durante unos días caló en el corazón de la gente y se ha vuelto permanente. Entonces, no todo está perdido.

Iniciativas como estas hacen la vida más bonita, apacible. ¿Y se suman más? ¿Y si en cada municipio surgieran iniciativas así, que pretendan ayudar a quienes peor llevan estos tiempos? Resultan ideas que merecen la pena replicar porque enarbolan banderas de solidaridad y altruismo.

Y sí, la vida suele ser muy dura a ratos, pero Lázaro Kediel (con una parálisis cerebral infantil), Ana Lía (cuatro años) y Cándida (de unos 70) son testigos de que cuando viene más amor de las manos de todos la vida se torna una alabanza de luz y esperanza.

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