Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Más podas sin pensar

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

Mientras escribo estas líneas, el sonido de la motosierra no cesa. Ya me despertó temprano y aún sigue, al filo del mediodía. La brigada trabaja, el camión está parqueado cerca y toda la cuadra cambiará su «look» al terminar el día. Los veo a través de la misma ventana por la que, tres años atrás, vi talar dos majestuosos almendros sin autorización previa.

No es el mismo caso, aclaro. Es la Empresa Eléctrica la que guía la poda ahora, y lo hace como es habitual, en época de seca, antes de que comience la etapa lluviosa y después, la temporada ciclónica. Es necesario el proceder, por supuesto, pero una vez más, ¿quien supervisa?

No existe compromiso con el árbol y con lo que representa desde el punto de vista ambiental y de lo cual, debo recordarlo, nos beneficiamos todos. Pues no, eso no importa. Sin tener en cuenta la especie en cuestión, el desbalance es evidente y esa poda en forma de Y, desestimada hace tiempo en manuales técnicos, es lo que quedará.

Nadie quiere que un tendido eléctrico se afecte por la frondosidad de un árbol, aun cuando de él recibamos una exquisita sombra. Pero ya es harto sabido que, en la búsqueda de ese consenso, de esa coexistencia vital entre el ejemplar vegetal y la ciudad con sus elementos, debe primar la sensatez y el conocimiento científico.

Ni siquiera hablo de belleza, que también podría ser un término válido, pues del cuidado minucioso de nuestro entorno obtendremos luego un agradable panorama que nos invite a transitar, a mirar hacia afuera. Hablo de lo técnicamente esencial, de lo que dictan las normas botánicas básicas del sentido común.

Mientras investigaba del asunto tiempo atrás, me explicaron que las podas respondían a un plan diario. Y ello nos hacía comprender entonces el apuro al ejecutar la actividad, es decir, mientras más árboles se podan, más me pagan y más rápido termino en la jornada. ¿Sería importante tener en cuenta el tipo de árbol y la especificidad para su poda? No creo.

Insisto. Este no es un tema nuevo, más bien es reiterativo porque, obviamente, no se ha resuelto el conflicto. Seguimos viviendo el día a día, hablamos de manejos y planes, pero en la concreta, vemos que las cosas se hacen y no siempre del todo bien. ¿Qué necesitamos? ¿Acaso más tiempo o algún otro incentivo que nos haga pensar en la calidad de lo que hacemos?

Cada árbol tiene su historia, y la que nosotros hacemos de él debe ser igual de valiosa. Cada poda que se hace sin pensar arrasa con ella. Así pienso.

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