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Un espejo en Ciudad del Cabo

La urbe sudafricana se acerca al día cero de agua, pero muchas otras se le asemejan en condiciones

Autor:

Iris Oropesa Mecías

«Tienen que ahorrar agua como si su vida dependiera de ello». Con esta declaración, más parecida al bocadillo de una película apocalíptica, se dirigió a los habitantes de Ciudad del Cabo la jefa de Gobierno provincial, Helen Zille. Y por si alguien hubiera virado los ojos, escéptico, o llegado a pensar que andaba exagerando, empleó un tono aun más definitivo: se trata de un «punto de no retorno».

Desde el pasado 1ro. de febrero, cada habitante de Ciudad del Cabo tiene conciencia de que habrá una hora cero para el consumo de agua en la urbe —la segunda ciudad más habitada de África y uno de los mayores destinos turísticos del continente. Pronto se convertirán en la primera ciudad del mundo moderno en quedar desabastecida de agua.

Sí. ¡Horror y susto! Por ahora, con la esperanza de retardar ese hecho, cada habitante solo puede gastar 50 litros al día, y se expone a ser multado de no cumplir con la norma, pero los expertos afirman que aun así la fecha está definida: el 16 de abril los grifos de la ciudad quedarán sin uso.

Años de escasas precipitaciones en medio de una de las peores sequías del siglo en la región, con los niveles de las presas de la ciudad cada vez más deprimidos y el fenómeno meteorológico El Niño son identificados como los principales responsables de la situación, y provocan que el extremo sur de África sea ya considerado una de las zonas habitadas más secas del mundo.

La esperanza más cercana de que la situación pueda mejorar no llegaría hasta mayo, cuando comience la temporada de lluvias.

Pero de cualquier modo la crisis no se solucionaría de manera inmediata y se estima que tome incluso años para una recuperación total de las presas de la ciudad, según publicó en el sitio Earther el especialista en sostenibilidad y planificación urbana de la urbe, Christian Alexander.

Unos 200 puntos alrededor de esa capital serán dispuestos a partir de ese «día cero» para suministrar 25 litros por habitante, y de ahí en lo adelante la historia está por escribirse. Sin embargo, todavía hay quien se toma baños de piscina y riega su césped para mantenerlo verde, cuentan medios extranjeros. Y aún, también, quien sigue negando que exista algo llamado cambio climático.

UN REFLEJO QUE MOLESTA

Como suele suceder, el resto del mundo reproduce la noticia, se espanta y se reespanta y luego se vira a alegrarse de que aún no le ha tocado. Lo cierto es que si se miran un poco de cerca las razones esenciales que desencadenaron el problema, veremos muchas similitudes con numerosas ciudades alrededor del mundo. Y ese es un espejo que no deberíamos desaprovechar.

Un análisis del medio británico BBC apunta a la superpoblación como centro del problema: se calcula que desde 1995 el número de habitantes de Ciudad del Cabo creció en torno a un 80 por ciento, de 2,4 millones a los 4,3 millones que se estima viven en la actualidad.

La capital acoge a cerca del 65 por ciento de toda la población de su provincia, Cabo Occidental, y se estima que el número de habitantes seguirá en aumento en las próximas décadas.

Pero habría que dejar el gesto extraño y acabar de pensar en Ciudad del Cabo como la punta del iceberg de un asunto de todos. Superpoblados, con cambio climático y sin mucha creatividad para obtener fuentes alternativas de agua andan muchos.

Un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), del 21 de junio de 2017, indicaba que la población mundial actual oscila alrededor de los 7 600 millones de personas y se estimaba que tuviera un crecimiento de hasta 8 600 millones para 2030.

Luego especialistas como Mario Rojas, académico de la Universidad del Sur de California y especialista en población y demografía, han declarado que las exageraciones en torno al tema de una superpoblación mundial han traído percepciones erróneas y sobrevaloradas. Pero por otro lado, aseguran que es totalmente cierta la tendencia de que algunas ciudades en específico sí están siguiendo un camino de superpoblación que puede acarrearles problemas como el manejo de los recursos de todo tipo.

Se estima que en varias decenas de años, la mitad de la población mundial se concentrará en tan solo nueve países: la India, Nigeria, la República Democrática del Congo, Pakistán, Etiopía, Tanzania, EE. UU., Uganda e Indonesia, afirmaron los expertos de la ONU.

¿Cualquier país del mundo, decían? Eso de Ciudad del Cabo ya no suena tan aislado, supongo.

AGUA A LA CREATIVIDAD

Otro denominador común de varias naciones con esa ciudad sudafricana es la falta de fuentes alternativas para la obtención del agua, o sea, la poca creatividad y previsión en el desarrollo de proyectos para aprovechar otras opciones.

Frente a este aumento de la demanda de agua por parte de una población que casi se duplicó en dos décadas, la infraestructura y la provisión de fuentes alternativas en Ciudad del Cabo no parecen haber avanzado a la par, asegura BBC.

Recientemente, sin embargo, han optado por la desalinización para aprovechar el agua de mar y hacerla potable, una opción que antes hemos abordado en la sección Detrás de la ciencia, como vía esperanzadora para paliar las consecuencias después de llegar a un punto irrecuperable.

Por su parte, varios medios del mundo identifican los mismos factores de riesgo y falta de creatividad y alternativas en una serie de urbes que podrían seguir esta historia:

Sao Paulo, Beijing, Yakarta, Tokio, Miami, Londres y Ciudad de México son los nombres que se repiten.

Esperemos que la lista se quede en especulación y podamos revertir a tiempo un «día cero» de agua con la ciencia y la voluntad política del mundo enfocada en la creatividad de las fuentes alternativas. Eso si decidimos mirarnos en el espejo de Ciudad del Cabo, a tiempo.

 

Urbes superpobladas y sin alternativas de fuentes acuíferas se consideran amenazadas

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