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Esperanza verde

Fruto de la integración entre instituciones de ciencia del país, Cuba exhibe por primera vez una tecnología para obtener biopreparados proteicos a partir de microalgas

 

Autor:

Odalis Riquenes Cutiño

SANTIAGO DE CUBA.— La búsqueda de alimentos con alto valor nutricional y efectos beneficiosos para la salud de las personas, aprovechando fuentes proteicas no convencionales, son empeños que asume con éxito la ciencia cubana.

Así lo atestiguan los alentadores resultados de un grupo de entidades de ciencia del país, lideradas por el Centro de Estudios de Biotecnología Industrial (CEBI), de la Universidad de Oriente.

La labor de estas instituciones ha posibilitado el desarrollo de una novedosa tecnología para la obtención de biopreparados a partir de la microalga Chlorella vulgaris. Estos compuestos son capaces de favorecer la absorción de componentes derivados de las proteínas y a la vez estimular el sistema inmunológico humano, con la consecuente elevación de la calidad de vida de personas inmunodeprimidas o con deficiencias nutricionales.

Fotosíntesis por la vida

A explicar desde bases científicas las bondades nutricionales y beneficios para la salud de la Chlorella vulgaris, el Doctor en Ciencias Biológicas Humberto Joaquín Morris Quevedo ha dedicado más de una década, de sus casi 18 años de vida profesional.

Todo comenzó cuando en 1993, recién egresado de la Universidad de La Habana y cargado de sueños, llegó al Centro de Investigaciones de Energía Solar (CIES).

La experiencia de los especialistas de la División de Biotecnología Solar en esa institución y las características climáticas del sur del oriente cubano —elevadas temperaturas y alta radiación solar durante todo el año—, habían trazado el camino hacia las microalgas, específicamente la Chlorella vulgaris, que aislada con anterioridad en el embalse Chalons, del mismo territorio, ocupa un lugar importante en el banco de cepas del CIES.

«Como parte de un proyecto denominado Nuevas Sustancias de Interés Químico Farmacéutico a partir de Microalgas, comenzamos a trabajar en el desarrollo de hidrolizados proteicos a partir de la Chlorella.

«Se trata de un organismo que utiliza la energía solar para sintetizar su biomasa celular, la cual contiene entre un 50 y un 60 por ciento de proteínas, además de lípidos, ácidos grasos polisaturados, vitaminas y minerales de alto significado para la nutrición humana, como hemos podido comprobar en una caracterización más profunda realizada en los últimos tiempos.

«Sin embargo, la Chlorella posee una pared celular relativamente gruesa, la cual condiciona que sus proteínas sean pobremente asimiladas por el hombre si no se someten a determinados tratamientos. Los métodos que para ello se reportaban internacionalmente, en cambio, eran aislados y con una complejidad desde el punto de vista tecnológico que limitaban su escalado».

Con tales retos, simulando en condiciones de laboratorio el proceso que siguen las proteínas a través del sistema digestivo hasta su absorción, y con la novedad de emplear enzimas comerciales de origen animal, como la pancreatina, a un pH próximo al neutro, el equipo multidisciplinario consiguió desarrollar por primera vez en Cuba un procedimiento sencillo y eficiente para la hidrólisis de las proteínas de las microalgas.

Los descubrimientos asociados a este caso particular de hidrólisis de proteínas alimenticias incluyeron la valoración de la posibilidad de emplear otros preparados y combinaciones enzimáticas como la bromelina, desarrollada en el Centro de Bioplantas de la Universidad de Ciego de Ávila, a partir de residuos de la cosecha de la piña, y cuyo uso arrojó similares resultados satisfactorios a los de las otras enzimas empleadas.

El diseño de la tecnología de obtención del hidrolizado, especificó el Doctor Morris, concluyó con la caracterización del producto y la realización de un estudio de toxicidad en biomodelos experimentales, que demostró la inocuidad y seguridad del uso del biopreparado, tanto en dosis únicas como repetidas.

Fragmentos salvadores

La producción de hidrolizados proteicos a partir del alga Chlorella vulgaris puede ser concebida como parte de una estrategia integral de aprovechamiento de la biomasa del alga.

Los hidrolizados —detalla el Doctor Morris— son mezclas en las cuales están presentes aminoácidos libres y péptidos (fragmentos más pequeños de la estructura proteica), los que dado su menor peso molecular logran mayor digestibilidad y asimilación superior por el organismo.

Tales condiciones los convierten en mezclas capaces de favorecer la recuperación de pacientes aquejados de enfermedades caracterizadas por la pérdida de proteínas corporales o dificultades para su reposición por vías naturales, como las enfermedades del sistema gastrointestinal.

Mas las bondades del hidrolizado proteico cubano a partir de la Chlorella vulgaris no quedan ahí. Como se pudo demostrar durante la evaluación de sus efectos en ratones Balb/c malnutridos, el biopreparado suma a las propiedades nutricionales las primeras evidencias de la acción potenciadora de la respuesta inmune del organismo.

Tal hallazgo define promisorias posibilidades de aplicación de los hidrolizados de Chlorella en lo que se conoce como inmunonutrición, o lo que es lo mismo, la restauración del sistema inmunológico, y por consiguiente la elevación de la calidad de vida de personas mediante intervenciones nutricionales.

En virtud de su composición y efectos biológicos, el hidrolizado podría tener un amplio espectro de uso en las industrias alimentaria y médico-farmaceútica en la formulación de aditivos, alimentos funcionales y soportes nutricionales preparados específicamente para determinadas personas, por razones físicas, fisiológicas o alteraciones metabólicas, como por ejemplo en dietas para la alimentación infantil y de adultos enfermos; y como suplemento nutricional para personas de la tercera edad y deportistas, entre otros.

Asimismo, la extensión de los resultados en la actividad inmunomoduladora del hidrolizado permitiría desarrollar nuevos productos nacionales con posibilidades de registro y comercialización, como una esperanza redundantemente verde para pacientes quemados, con patologías oncológicas, sometidos a radio y quimioterapia, con insuficiencia renal, estados de inmunodeficiencias como el VIH/sida e inmunodeprimidos, en sentido general.

Reconocido con el Premio de la Academia de Ciencias como resultado científico relevante en el año 2008, lo conseguido por esta investigación, a la que se vincularon además la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana, el Centro de Aplicaciones Tecnológicas para el Desarrollo Sostenible (CATEDES) de Guantánamo, y el Centro de Toxicología y Biomedicina de Santiago de Cuba, es también un ejemplo de cuán lejos puede llegar el conocimiento de la mano de la integración y trabajo conjunto entre centros e instituciones.

Su materialización exitosa ubica a la nación cubana en la avanzada en la obtención de lo que en el mundo se conoce como alimentos funcionales, que apuestan por la salud y el bienestar.

Lo conseguido, sin embargo, no obnubila al Doctor Humberto Morris y su equipo. Unidos andan hoy en pos del próximo empeño: validar en la práctica las novedades descubiertas desde la investigación. El sendero es la marcha.

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