Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

«Defectos» en los otros labios

La peligrosa moda quirúrgica puede incluir la labiopastia, la reducción del capuchón del clítoris y hasta la reconstrucción del himen

Autor:

Mileyda Menéndez Dávila

La belleza es un estado de ánimo. Émile Zola

Por esta fecha, y en buena parte del mundo, muchas niñas preadolescentes creen aún en los Reyes Magos —o al menos en la voluntad de su familia para mimarlas— y piden con ilusión un juguete nuevo, un vestido de princesa actual o el último videojuego que estrenó el mercado para 2013.

Sin embargo, los deseos de algunas chicas que han perdido la inocencia —y la autoestima— van en otra dirección inaudita: la reconstrucción quirúrgica de sus labios porque les han hecho creer que no son lo bastante hermosos para seducir.

Y no hablo de los labios de besar, sino de los otros, cuya cirugía obsesiona a mujeres adultas que quieren recuperar la lozanía de sus genitales tras el rigor de los partos, pero cautiva también a jovencitas empeñadas en corregir ¿defectos? en un sitio que se supone mostrarán de vez en cuando y a un público razonablemente reducido, por lo general más al tanto de su valor de uso que de su estética.

Un reporte de la ABC a finales de 2012 maneja argumentos alarmantes sobre esta «oferta» de remodelar a puntadas los genitales femeninos, específicamente en el Reino Unido, donde las estadísticas hablan de 343 operaciones en niñas en los últimos seis años por razones estéticas y sin un límite de edad para realizarlas.

En esta y otras naciones europeas la mayoría de los casos se justifican alegando riesgos para la salud psicológica de las menores, expuestas a ¡sufrir emocionalmente porque sus genitales no son simétricos!, lo cual obviamente descubren —ellas o sus madres— al compararse con artistas porno y modelos que exhiben su intimidad como trofeo de perfección.

Varias universidades y medios de comunicación británicos denuncian que esta demanda crece porque la información es poca, y la que aparece en internet es facilitada por las mismas clínicas privadas que realizan las operaciones, tal como comprobamos para la redacción de este artículo.

Como es de esperar, tales sitios digitales se concentran en los «beneficios» del procedimiento… y los precios. Además emplean terminología confusa y apenas exponen riesgos a corto o largo plazos, según estudios citados por ABC.

Vagina estándar

La peligrosa moda no se limita a la llamada labioplastia, también incluye la reducción del capuchón del clítoris y la construcción de un himen si la paciente no es «señorita». Depende de lo que la interesada (o sus representantes legales si es una menor) estén dispuestos a pagar por la moderna «costura». Y si no hay dinero no importa: el asunto es tan morboso que ciertos canales de TV y clínicas patrocinan operaciones para ganar público y mercado entre otras adolescentes.

Aunque no hay suficientes estudios para establecer un correlato entre esta cirugía estética y las ITS u otras infecciones en la zona, cabe esperar que si se despoja la entrada de la vagina de buena parte de sus defensas, la probabilidad de arrastre de microorganismos desde el ano, el resto del cuerpo o el ambiente debe aumentar, riesgo que también propicia el depilado total del pubis.

Además de lucir simétricas, el fin de estas intervenciones es fascinar a la pareja y mejorar el desempeño sexual. Sin embargo, muchas mujeres operadas han reconocido tiempo después que si bien están satisfechas con la nueva imagen, «lo otro» no mejoró como ellas esperaban.

En algunos casos incluso empeoró, porque perdieron sensibilidad en la zona, o esta se incrementó a tal punto que les resulta irritante cualquier caricia ¡y ni soñar con la penetración!

Lamentablemente no hay vuelta atrás: una vez recortados los labios o el capuchón no hay forma de reponer ese tejido, y si el material de sutura no era el mejor o la paciente no cicatrizó como debía, puede que en lugar de desempeñar el papel de la Bella le toque el de la Bestia en la próxima función.

Desde el punto de vista social este fenómeno resulta cruelmente paradójico, pues crece en paralelo con la creciente campaña mundial por la no violencia contra las mujeres y las niñas, y por el derecho a conservar nuestros cuerpos libres de agresiones culturalmente sustentadas, como la ablación del clítoris, tradición musulmana que pretende despojar a los genitales femeninos de su erotismo y su individualidad.

¿Cómo es posible entonces que desde el «civilizado» mundo occidental se fomente una agresión tan parecida a aquella en su esencia subjetiva y sus riesgos reales, y además se le ponga precio y publicite impunemente para generar necesidades «sentidas» a edades cada vez más tempranas?

Claro que no todas las cirugías genitales son un error. Desde hace décadas se perfecciona la reconstrucción del suelo pélvico para tratar prolapsos de órganos, resolver la incontinencia urinaria o fecal y corregir trastornos originados tras los partos u otras intervenciones.

Sobre la experiencia cubana en ese sentido, el acceso a las consultas y las alternativas de tratamiento hablaremos la próxima semana.

Encuentros

El año empieza con sorpresas para el público de Sexo Sentido: en la próxima Feria Internacional del Libro se presentará una selección de consultas publicadas por la máster Mariela Rodríquez en su columna Pregunte sin pena, que cumplió diez años. Con ese motivo se organizarán presentaciones en centros estudiantiles y laborales. De este y otros proyectos editoriales hablaremos en la peña de este miércoles en la Universidad de La Habana, a las 4:30 p.m., en la Facultad de Matemática.

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