Tras un período de soltería y haber sobrepasado el reto de la renovación personal, una amiga desea compartir otra vez la vida en pareja, pero ningún canditato aún despierta otra vez la chispa necesaria
O.D.: Llevo seis años soltera, período estupendo. He transitado por el dolor, el duelo, la renovación y la aceptación de la mujer que soy. He aprendido a amarme y me proporciono buenos momentos. Resulta que quiero compartir ese sentir con alguien más. Aparecen candidatos pero no siento la química que espero. Aún no llega y de vez en vez, me pregunto si soy muy exigente o mi definición de pareja asusta.
Sus preguntas llevan a suponer que le está poniendo barreras a los candidatos; pero podría ser usted quien se asusta al ver la posibilidad de pasar nuevamente por ciclos de dolor, duelo, renovación, etc. ¿Está preparada para volver a intentarlo?
Debe advertir que el buen encuentro con alguien que le haga sentir esa «química» no garantiza una felicidad permanente. Lo que funciona por un lado, disfunciona por otro. No siempre es tan estupendo, siempre falta algo que genera malestar y decepciones. ¿Ha contemplado esa posibilidad cuando aspira a compartir ese sentir pleno de hoy?
No hay que forzar una situación tan singular como la amorosa. En especial si no aparece alguien que cumpla con sus condiciones de amor. Si su soledad es estupenda y no le hace falta una pareja para nada más que para compartir, no debe apresurarse. Tampoco tiene que satisfacer una demanda de otro que no le interesa.
Sin embargo, el exceso de exigencia o su definición de pareja es muy elevada, y sugieren su resistencia personal a volver a afrontar las dificultades de la vida en pareja. Tal vez sea el momento de analizar sus propios temores.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en Sicología clínica
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