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Humor con ciencia

No son pocos los científicos que resaltan por su gran humorismo. También los hay agrios o ásperos, pero sus anécdotas e historias ya son parte del acervo popular

Autor:

René Tamayo León

Mentes brillantes, ingenio y temperamento siempre están detrás del quehacer científico. Mujeres y hombres, talentosos y consagrados, tienen su vida propia —privada y pública— y no son pocos los que resaltan por su gran humor o despiste. También los hay agrios o ásperos, pero sus anécdotas e historias son parte ya del acervo popular.

Detrás de la ciencia también hay humor, por lo que nuestro espacio no puede quedar ajeno a este:

•A propósito de los Nobel, uno de los recién galardonados en Física, Andre Geim, se destaca por su sentido del humor. Así en 2001 publicó una investigación sobre la rotación de la Tierra firmada de conjunto con su mascota, el hámster Tisha. En 2000 también recibió el Ig Nobel, una parodia de los premios tradicionales.

•Otro grande, pero 300 años atrás, también fue protagonista del «humorario» científico: De 1687 a 1690, Isaac Newton fue miembro del Parlamento Británico por la Universidad de Cambridge; durante ese mandato legislativo solo pidió la palabra una sola vez, y fue para decir: «Propongo cerrar esa ventana, porque aquí hace un frío considerable».

•Albert Einstein tuvo tres nacionalidades: alemana, suiza y estadounidense. Un periodista le preguntó una vez qué impacto hubieran tenido esas naturalizaciones si sus estudios no hubieran sido certeros. Einstein le respondió: «Si mis teorías hubiesen sido falsas, los estadounidenses habrían dicho que yo era un físico suizo; los suizos que era un científico alemán; y los alemanes que era un astrónomo judío».

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