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Los «Google humanos» existen

El cerebro, considerado uno de los enigmas más complejos de todo el universo conocido, revela nuevos misterios que nos obligan a reconsiderar lo que creíamos saber de su funcionamiento

Autor:

Patricia Cáceres

Si para algunos resulta difícil memorizar fechas históricas, aprender con exactitud largos parlamentos o simplemente recordar el último lugar donde guardaron las llaves de la casa, para otros parece ser un ejercicio mental sumamente sencillo.

¿Me creería usted si le dijese que existen personas capaces de decirle vívidamente lo que comieron un día como hoy, pero hace varias décadas, o lo que sucedió en un juego de béisbol que vieron siendo apenas unos niños?

Tal es el caso de quienes poseen Memoria Autobiográfica Altamente Superior (HSAM, por sus siglas en inglés), una extraña condición que provoca recuerdos extremadamente precisos del pasado, desde vivencias personales hasta sucesos ajenos que leyeron o escucharon alguna vez. No en vano estos individuos han sido bautizados como «Google humanos» (en alusión al reconocido buscador de contenido en Internet).

James McGaugh, experto en memoria y neurobiólogo de la Universidad de California, en Irvine, Estados Unidos, descubrió el síndrome hace apenas cinco años, y desde entonces trabajó con los únicos diez casos detectados.

Sin embargo, recientemente un equipo de investigación, liderado por el propio McGaugh, sumó a la lista otra decena de pacientes, conformando hasta la fecha un total de 20 personas en el mundo oficialmente diagnosticadas con HSAM (todas pertenecientes a Estados Unidos).

Al decir del neurobiólogo, la HSAM no puede ejercitarse. Es una condición preexistente, perenne, a la que no se le ha encontrado explicación neurológica.

«Probablemente ha habido algún individuo con esta condición por siglos, pero nunca se habían investigado científicamente sus bases. Es un cuadro muy raro e inusual», explicó McGaugh a BBC Mundo.

Para garantizar la autenticidad de los diagnósticos, los especialistas evaluaron a los potenciales candidatos de HSAM con un cuestionario de eventos públicos ocurridos durante las últimas dos décadas; dígase eventos culturales o políticos, competencias deportivas o accidentes significativos.

Aquellos con memoria autobiográfica superior fueron capaces de decir la fecha precisa y día de la semana en que ocurrieron, así como otros detalles importantes. Quienes alcanzaron más de 55 aciertos, luego fueron interrogados sobre experiencias más personales.

«La familia nos da fotos o diarios y podemos tener datos precisos de lo que vivieron y probar cuánto de eso recuerdan. Es muy, muy difícil que un individuo registre vivencias más allá de cierto tiempo con un nivel de detalle tan específico», puntualizó el investigador.

Con vistas a detectar el área cerebral donde se origina el padecimiento, el equipo de Irvine realizó resonancias magnéticas y análisis genéticos. Hasta ahora los resultados indican que algunas zonas del cerebro de estos pacientes son más grandes que las de un individuo con memoria normal.

De acuerdo con McGaugh, «estas áreas cerebrales serían las mismas que se vinculan con conductas obsesivo-compulsivas: amontonar recuerdos es, para el caso, una analogía de la acumulación compulsiva de objetos».

Si bien los expertos deben continuar interpretando científicamente estos hallazgos, de momento recomiendan que aquellos pacientes con HSAM no se expongan a circunstancias traumáticas, siempre que puedan evitarlo.

Uno de los 20 casos con memoria autobiográfica en todo el orbe, el estadounidense Brad Williams, confesó a BBC Mundo que su condición le ha aportado ventajas significativas para su desempeño profesional como periodista.

«Necesito menos archivo físico y menos búsquedas en internet gracias a lo que ya está en mi cabeza», refirió Williams, cuyo primer recuerdo data de los dos años de edad, cuando vívidamente se ve en el sillón de su casa prendiendo fósforos robados a una tía fumadora.

Algo similar le sucede a Robert Petrella, otro de los pacientes entrevistados por BBC, quien tiene grabadas con la misma nitidez la llegada del hombre a la Luna en 1969 que la elección de Barack Obama en 2008.

Pero no todos los que poseen este imponente «archivo» cerebral ven en ello una bendición. Según refiere BBC Mundo, el estudio que permitió diagnosticar por primera vez el síndrome, hace cinco años, se inició a pedido de Jill Price, una estadounidense que no podía soportar más el constante ejercicio de recordación.

«Es imparable, incontrolable y totalmente agotador. Los recuerdos vienen, simplemente llenan mi mente. No están bajo mi control consciente y, por mucho que quiera, no puedo detenerlos», escribió Price en un libro autobiográfico titulado La mujer que no puede olvidar.

De acuerdo con la paciente, la memoria autobiográfica superior, entre otras cosas, le ha dificultado sus relaciones con el entorno. Igual sucede con la mayoría de los pacientes del doctor McGaugh, quienes no se han casado ni mantienen relaciones de pareja estables.

«El manejo de la situación depende del carácter de cada individuo y las relaciones familiares u otras cercanas que tengan. No hay un único patrón, aunque a veces las interacciones pueden ser complicadas», subrayó el investigador.

Sin embargo —dijo—, la mayoría de los sujetos disfruta su condición, que les permite divertir a los amigos durante una velada o prescindir de cuadernos de notas, libretas de teléfonos o archivos de periódicos.

Aves inteligentes

Una nueva investigación de la Universidad Católica de Ecuador, publicada en la revista Science, sugiere que ciertos circuitos cerebrales similares a los humanos del ave Pheugopedius euophrys, más conocida como soterrey colillano, les permiten memorizar el canto de su pareja y así estar preparados para la cooperación.

Al parecer, estos pájaros cantan duetos íntimos en los cuales alternan las sílabas tan rápido, que suena como si estuviera cantando uno solo.

Así informó a la agencia EFE el especialista Carlos Rodríguez, uno de los coautores del estudio. «Hasta ahora los investigadores habían asumido que la actividad cerebral de cada pájaro cantor estaba dedicada, en su mayoría, al papel individual de cada ejemplar.

«Este estudio muestra cómo en realidad su cerebro está programado para trabajar en equipo. No considera el canto del otro como una actividad separada, sino como parte de sí mismo, y prefiere concentrarse en su esfuerzo combinado», refirió Rodríguez.

Eric Fortune, del Departamento de Ciencias Psicológicas y del Cerebro de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos, y otro de los responsables del hallazgo, señaló que este dúo es quizá el más complejo que se ha visto en la naturaleza. «Su comportamiento único tiene las características ideales para el estudio de los mecanismos de la cooperación», enfatizó.

De acuerdo con EFE, los investigadores grabaron el canto de las aves en los bosques de bambú del volcán Antisana, en Ecuador, donde esta especie se concentra con bastante frecuencia.

Luego, en una reserva, registraron la actividad cerebral de los ejemplares, al tiempo que reproducían las grabaciones de duetos y de cantos individuales. Los resultados indicaron que las neuronas respondieron con mayor vigor ante los dúos, sugiriendo que ciertos circuitos cerebrales —que son compartidos por los humanos— al parecer están preparados para la cooperación.

«La idea es que cada soterrey colillano tiene una especie de memorización del dueto en su cerebro. Este es un hallazgo nuevo y emocionante, porque previamente los estudios han demostrado que los animales tienen representaciones o recuerdos de su propio comportamiento, pero no de otros animales», comentó Fortune.

Según el experto, el porqué estos pájaros cantan a dúo es una pregunta muy interesante que aún no ha sido contestada.

En el caso de esta especie —dijo— podría estar relacionado con la selección sexual. «Tal vez la hembra está poniendo a prueba la capacidad del macho para realizar el dueto, aunque serían necesarios más estudios para responder a esta pregunta».

Chip para leer la mente

Científicos del Instituto Tecnológico de Tokio son responsables de un hallazgo que ya se considera uno de los más impactantes para la humanidad.

Según el sitio http://actualidad.rt.com/, los especialistas lograron por vez primera que una persona mueva objetos con la mente, gracias a un chip implantado en el cerebro.

Al parecer el dispositivo puede captar la energía de las ondas cerebrales para transmitir hasta 512 mensajes a equipos electrónicos o robóticos, que ayudarán a completar movimientos. Esto, a largo plazo, podría mejorar la calidad de vida de las personas con parálisis motriz parcial.

De acuerdo con la publicación, la nueva invención permitirá, por ejemplo, llenar un vaso con agua ayudado de una mano cibernética, encender y apagar la televisión e incluso, mover una silla de ruedas a voluntad.

Como parte del experimento, los científicos insertaron el chip en el cerebro de 12 pacientes, de entre 13 y 66 años, con distintas discapacidades físicas. Los resultados arrojaron que en el 90 por ciento de los casos la precisión del movimiento fue absoluta.

No obstante, los especialistas japoneses admiten que lograr un funcionamiento óptimo del sistema no es una tarea sencilla, ya que se necesita aprender a asociar un pensamiento determinado con una acción específica.

«Hay que tener en cuenta que los movimientos más simples que la mayoría de las personas realizan mecánicamente y como rutina, implican complejas señales eléctricas que son muy difíciles de replicar», refirió el sitio.

«En todo caso, los investigadores japoneses están convencidos de que el descubrimiento podría ser un avance clave para poder llegar a brindar a los pacientes con parálisis la oportunidad de interactuar con el mundo que les rodea, marcando así todo un hito en el desarrollo científico del siglo XXI», concluyó la publicación digital.

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