Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Contar como se debe

Escarmentado por una dura experiencia el pasado año, Eudaldo Ruiz González desembolsó el importe de electricidad de julio último y solo después se encaminó a discutir los errores.

Resulta que a este vecino de Factor 765, piso 17, Apto. 7, Nuevo Vedado, Plaza, Ciudad de La Habana, le leyeron en su metro contador 23 545 kW el día 20 del citado mes. Diecisiete jornadas más tarde, o sea, el 6 de agosto, cuando le llegó el recibo y fue a verificar en el reloj, el aparato indicaba 23 501, o sea, 44 kW menos...

Al día siguiente, fue Eudaldo a ver a la administradora de la sucursal Nuevo Vedado. No estaba. El día 8 pudo encontrarla y ella le orientó dirigirse al Jefe de Inspecciones.

Los días 10 y 11, fue el remitente al encuentro del funcionario. Tampoco lo halló. Y más tarde vio al compañero que había realizado la lectura en su casa. «Volvió a revisar el metro y comprobó que la apreciación era incorrecta. Me comunicó que se encargaría de resolver el caso», narra.

«El día 14 hablé con la administradora… Le conté todo lo anterior. Me dijo entonces que “ellos tenían 17 000 consumidores. ¡Imagínese!”».

Continuó Eudaldo su oscuro camino de reclamaciones, pagó, por si acaso, la incorrecta suma; y el día 16 le dijeron, ¡vaya consuelo!, que posiblemente el próximo mes no tuviera que desembolsar.

Ah, pero llegó septiembre: cuando le entregaron la factura de agosto, el importe estaba calculado sobre la base de la lectura incorrecta del mes anterior. Esta segunda notificación alterada fue recibida el día 6. Al revisar el metro, tres jornadas más tarde, este indicaba 71 kW menos.

«¿Cuándo pagaré realmente lo establecido?, pregunta el desconcertado capitalino. La ruta es B2 y el folio 4670»…

Esperaremos al 2010

Cuando Marcos Tamayo nos escribió en septiembre último, él y su esposa venían de regreso de diez años de gestiones por ver en pie su vivienda. Los veteranos residentes en La Piñuela de Bueycito, Buey Arriba, Granma, habían sido acogidos en varios planes constructivos infructuosos. La Empresa de Tabaco del área, entidad a la que fue entregada la responsabilidad de la obra en algún momento, puso los horcones de eucalipto verde, el techo de zinc galvanizado y no cubrió las paredes.

De hecho, cuando la madera tierna cedió Marcos tuvo que retirar la cubierta. Y al instante de escribirnos tenía parte del zinc en función de paredes y el otro mal tapándolos de la intemperie. Trámites, demoras, cartas, entrevistas y la anciana pareja seguía en el limbo.

A propósito llega la misiva de José Hilario Rodríguez Macurant, director del Sistema de la Vivienda en Granma. Reconoce que la casa en cuestión fue planificada «primero por el Movimiento Popular del Mampuesto y luego por la Tarea 71; y no fue acometida en programa alguno, pese a que en el segundo se concibió edificarla con paredes de madera y techo de zinc.

Ciertamente —admite José Hilario— se le entregó la cubierta, pero sin los elementos de pared necesarios. Aunque se previó que la acometiera la Empresa de Tabaco de la zona, tampoco obtuvieron los resultados esperados, al no poder asumirla con sus propias fuerzas por tratarse de dos ancianos y un discapacitado.

Y concluye el dirigente asegurando que «la Dirección del Sistema de la Vivienda se comprometió a dar solución en breve tiempo y con alternativas locales, partiendo de que no se cuenta con brigadas que acometan la obra». Se incluirá el caso en el plan del año 2010 y «debe asumirse con los familiares (que incluso viven en las cercanías) y el apoyo de su Consejo Popular».

Agradecemos la respuesta de José Hilario, pero nos quedan algunas inquietudes. ¿Qué ocurre con los responsables de que la vivienda se haya incluido en dos planes consecutivos y finalmente no se haya levantado? ¿Es racional entregar un techo y no poder garantizar paredes siquiera de tablas? ¿Cómo alguien pensó que dos ancianos y un joven con problemas mentales asumieran «con sus propias fuerzas» la construcción?...

 

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