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La mala hierba de la cobardía

Con la carta de Antonio Delgado, presidente de la ANAP en la provincia de Camagüey, hoy se cierra un extraño caso relatado aquí el pasado 7 de noviembre, a nombre de un campesino que dijo llamarse Roberto Hernández y ser miembro de la cooperativa de crédito y servicios (CCS) Ernesto Guevara de la Serna, del municipio agramontino de Florida.

Antes recordemos que la misiva bajo el nombre de Roberto, refería que los cultivos de arroz de esa cooperativa sufrieron plagas de hongos. Y al solicitarle fungicidas a la dirección de la misma, le dijeron que no había en el complejo agroindustrial (CAI) Ruta Invasora, que los atiende.

Pero cuando los campesinos gestionaron en el CAI, les comunicaron que sí se le ha suministrado a la cooperativa; y que el Presidente y el Administrador de la misma bien lo sabían. «Lo cierto es que —afirmaba el remitente—, sacando al Presidente y al Administrador, ningún campesino ha recibido el producto».

Al respecto responde el Presidente de la ANAP en Camagüey que la comisión creada para investigar la denuncia se entrevistó con el campesino Roberto Hernández, con el presidente de la cooperativa, Arquímedes Díaz; con la junta directiva y con diferentes integrantes de la misma. Se revisaron las actas de la cooperativa en 2010 y los vales de venta y las facturas de entrega de los productos químicos a la CCS.

Precisa que no es cierto que Roberto Hernández haya escrito a Juventud Rebelde denunciando supuestas violaciones en la cooperativa. «Resulta obvio —abunda— que alguien intencionadamente utilizó su nombre para realizar tal acusación, que por demás no es cierta». Y aporta la manifiesta contradicción entre la dirección particular expuesta en la supuesta misiva de Roberto y el verdadero domicilio legal del mismo.

Y ello concuerda con la carta enviada también a esta sección por el verdadero Roberto, quien desmiente la autoría de la denuncia y exige, lógicamente, que ello sea aclarado de manera pública.

Volviendo a la respuesta de Delgado, el mismo aclara, y lo demuestra con cifras, que en cuanto al fungicida recibido por la cooperativa, consta la distribución con el nombre y apellidos de cada campesino, y la cantidad asignada, por factura.

«Se comprobó que la distribución realizada de ese producto es bastante pareja, y siempre basada en el criterio del técnico fitosanitario, en correspondencia con la situación real de la cosecha, el grado de infestación y la maduración en que se encuentra. Se pudo precisar que el Presidente solo recibió esos productos en cinco oportunidades de las 18 distribuciones que se hicieron. Y que al campesino Roberto Hernández no se le entregó fungicidas e insecticidas porque no los solicitó».

Delgado solicita a JR desagravie a la persona de Roberto Hernández, quien se siente afectado y cuestionado, y que ese acto sea extensivo a la junta directiva de la cooperativa y a sus miembros en general, por la afectación a la integridad de ese colectivo.

Ya de hecho, publicando estas líneas, estamos limpiando la imagen de Roberto y de los directivos de la cooperativa. Lamentablemente, algún sinuoso y malintencionado usurpó la identidad de ese campesino, faltó a la confianza que ofrece esta columna a los ciudadanos para plantear sus problemas, y tergiversó las realidades.

Aunque nos hicimos eco de la denuncia, como una sección de correspondencia que somos —la cual busca solo la verdad y la justicia entre la queja y la respuesta institucional—, lamentamos lo sucedido y ofrecemos disculpas.

Los miembros de la cooperativa Ernesto Guevara tendrán que descubrir algún día la mala hierba que crece entre ellos, esa que esta vez les jugó una mala pasada, con la cobardía y la vileza de quien no da el rostro ni sostiene sus criterios con transparencia.

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