Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El refrigerador invisible

Nada ni nadie debe afectar irresponsablemente el salario de un trabajador, fruto del trabajo y la honradez.

Por eso resulta preocupante la carta que envía el granmense Yordanis Zamora Surós (La Vuelta s/n, Consejo Popular Entronque de Bueycito, Bayamo), a quien, insólitamente, le están descontando cada mes 65 pesos de su sudor sin que él haya contraído ninguna deuda.

El asunto, relata Yordanis, comenzó hace dos años y dos meses, cuando comenzó en su territorio el cambio de los refrigeradores como parte de la Revolución Energética. Él y su familia tenían un refrigerador rústico y, una vez hechas las verificaciones por los trabajadores sociales, les entregaron las planillas para la gestión del crédito bancario antes de adquirir el artículo, dinero que se le haría llegar a través de un cheque que para tal efecto se emitió.

Por determinadas irregularidades que hubo en la entrega, en las cuales tuvieron que implicarse las autoridades del municipio, finalmente a Yordanis no le cambiaron su equipo. Pero eso no es lo que lo motivó a escribirnos, sino que a partir del mes siguiente, o sea, octubre de 2009, comenzaron a rebajarle 65 pesos, para pagar el crédito que nunca utilizó, narra el remitente.

«Fuimos a las oficinas de la ONAT que quedan en la calle Saco y de allí una compañera nos llevó al banco, acordándose que nos devolverían el dinero. Al ver la demora fui yo personalmente y he hablado más de cinco veces con la gerente del banco. Me dice que no ha cancelado el cheque —la misiva no precisa las razones de tal dilación—, por lo que fui a Comercio y el compañero que me atendió me anotó en una agenda y me dijo que lo iba a plantear en el Gobierno cuando se reunieran», refiere.

Al no tener respuesta, Yordanis se acercó a las autoridades del municipio, las que tenían conocimiento del caso. Aun así volvieron a anotar sus datos. Hace tres meses de eso.

«Lo cierto es que mes por mes me descuentan 65 pesos sin haber recibido artículo alguno. Como usted podrá apreciar ya agoté mis gestiones, y no encuentro adónde dirigirme para recibir una respuesta, y de paso recuperar todo ese dinero», se duele el granmense.

Y añade que el cheque que le entregó el banco con los respectivos documentos los tiene la trabajadora social que atendió su caso.

Con una simple matemática de bodega nos damos cuenta de que ya la cifra llega a los miles de pesos ¿Quién le responde a este cubano, que trabaja como profesor en la ESBU Juan Manuel Márquez Rodríguez? Y una vez que le respondan, ¿quién resarce las necesidades que dejó de solventar por no tener su salario completo en el tiempo correspondiente?

Gratitud Holguinera

Y como no todo es desidia… desde Holguín nos llega una misiva que desborda gratitud. Miguel V. Zaldívar Ricardo y su familia (Calle 5, Edificio 1, apartamento 2, entre A y C, Comunidad Melilla, municipio de Rafael Freyre) nunca agradecerán bastante al colectivo de trabajadores del Hospital Mártires de Mayarí, en su territorio.

Entre los días 27 y 31 de diciembre de 2011, Ana Francisca Ricardo, la madre de Miguel, estuvo hospitalizada en la Unidad de Cuidados Intensivos de esa institución por causa de una dolencia cardiovascular.

«Durante todo ese tiempo fuimos testigos del elevado nivel y la calidad en la asistencia del equipo médico, de enfermería y demás personal de apoyo; de la consagración de todos y cada uno, de su trato exquisito, su información oportuna, su comprensión y solidaridad...

«De forma particular, queremos resaltar el trabajo de los médicos intensivistas Miguel Zayas Céspedes, Juan Manuel Álvarez Vargas y Piotr Enríquez Wasinka, por la dedicación y amor con que hacen su trabajo, al lado de cada enfermo... Gracias a todos».

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