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Esperando por su casa…

El doctor Carlos Villegas Valverde (Calle 13 No. 251, entre A y B, Lawton, La Habana) sigue esperando por su ansiada casa, que se le otorgó en 2004 por el municipio capitalino de Diez de Octubre, como parte del programa de construcción de viviendas para médicos internacionalistas.

Todo se desencadenó a partir de una aparente simpleza: en 2005, Carlos solicitó traslado como beneficiario para el municipio de Playa, por cercanía a su trabajo. Y el cambio se aprobó: él pasó a ser de los primeros en una lista para un edificio próximo a construir.

En 2007, se entregan cinco viviendas construidas de ese programa en Playa. Intentan localizar a Carlos por parte de la Dirección de Colaboración en el municipio, pero él se encontraba de misión en Venezuela.

Contactaron a su familia, pero esta no pudo dar respuesta con la premura que se exigía y no hablaron con quien él dejó como responsable de tomar decisiones en lugar suyo. En fin, entregaron la casa a otro médico.

Carlos quedó de nuevo en los primeros lugares para un próximo edificio. Pero desde 2007, él pregunta y pregunta cuándo será su ejecución, y le responden que «no hay aprobación para el año». Así desde 2007.

El doctor Carlos considera que ante un asunto tan serio como la vivienda no valen las urgencias y los corre-corre.

«¿Por qué no me escribieron un correo —poseían mi dirección electrónica— para conocer mi decisión con las viviendas que se estaban reasignando? ¿Por qué no se me explicaban los motivos de la demora, año tras año, de la construcción de un próximo edificio?», cuestiona.

En 2011, lo citaron a la Dirección Provincial de Salud para explicarle los motivos del atraso en la construcción de los edificios en Playa: se trataba, en concreto, de la no disponibilidad de espacio para su construcción; algo que el galeno no entiende, pues ve espacios vacíos por doquier en ese municipio.

Y en la capital se están otorgando viviendas en otros municipios a médicos que, como él, llegaron a Venezuela en el 2003, pero que no se les había construido por atrasos en sus territorios de residencia.

Urgido por su vivienda, Carlos le sugirió a la funcionaria del Departamento de Inversiones de la Dirección Provincial de Salud que se le asignara la casa en otro municipio, puesto que él cumple con creces el requisito de tiempo de llegada de la misión y de espera. Y ella le respondió que, como él aguarda por Playa, no se le puede trasladar, pues a ese municipio se le han construido varios edificios.

Carlos le insistió en que es un caso pendiente, de bastante atraso. Médicos que regresaron después que él ya disfrutan su vivienda….

«En conclusión —advierte—, como estoy en Playa no tengo prioridad. Pregunto entonces: si yo tengo la misma condición que un médico de Diez de Octubre, de La Habana Vieja o del Cerro, ¿por qué no se puede analizar mi caso? ¿Por qué si en la capital hay tantos problemas y gran atraso en la construcción de estas viviendas, no se analizan los colaboradores que más tiempo llevan esperando, vivan en el municipio que vivan?

«En el mismo 2011 y por la respuesta que me dio la funcionaria de la Dirección Provincial de Salud, le escribí al Director Provincial de Salud y no he recibido respuesta. Estas viviendas son el estímulo a los resultados obtenidos en el cumplimiento de una honrosa e importante misión, decisión tomada por la máxima dirección del país con toda la justeza, racionalidad y equidad que la magnitud de la tarea cumplida amerita».

Sería saludable que se le diera respuesta efectiva a la inquietud del doctor Carlos, en cuanto a que su prioridad en el tiempo no puede ser tenida en cuenta. Y, que a su vez, Salud Pública explicara las razones que están incidiendo en la larga espera sobre la marcha de un programa tan priorizado por la dirección del país, como lo es la construcción de casas para nuestros médicos internacionalistas.

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