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El flagelo de los paquetes violados

Me constan los esfuerzos de Correos de Cuba por eliminar el vergonzoso flagelo de la expoliación de bultos postales; pero mientras se registren historias como las de hoy, por excepcionales que fueran, la imagen de esa entidad y de sus trabajadores permanecerá cuestionada por la población.

Yaima Abreu Lugo (Valle 171, entre Basarrate y H. Upmann, Plaza, La Habana) se personó el 21 de enero pasado en la oficina de Correos de San Rafael esquina a Marqués González, a recoger un bulto postal enviado desde España. El acto fue en presencia de tres trabajadores de esa empresa; cuando se abrió el paquete, en su interior estaba roto y abierto, a pesar de que el saco donde venía tenía un sello de seguridad.

Al revisar, constató Yaima que faltaba un teléfono inteligente marca WIKO y una colonia. Para colmo, habían abierto una carta que estaba en su interior. En su lugar, ¡qué burla!, incluyeron dos desodorantes cubanos vacíos, dos pomos con agua y tres calzoncillos usados.

Aunque en la hoja de Aforo y Liquidación de la Aduana General de la República constaba que el bulto llegó al país con el referido celular, Yaima tuvo que realizar un pago de 15 CUC y 11,30 CUP.

Dentro del saco donde se encontraba la caja rota y abierta, había un documento nombrado Reporte de Irregularidades de la Valija 0223179, con una marca en la casilla Valija violada, rota. En el mismo aparecen los nombres de los gestores Dulce María Abreu y Regla Santana, que estuvieron en el momento en que se abrió la valija. Pero no estaba firmado por ellas.

«¿Cómo es posible que un bulto con irregularidades ya determinadas no se separe y se le dé un tratamiento independiente?», pregunta Yaima, y cuenta que al solicitar la devolución de los 15 CUC en la unidad de Correos, le alegaron que ese dinero no podía ser devuelto, y que debía hacer la reclamación correspondiente.

Hizo su reclamación en el Departamento de Atención al Cliente de la Dirección Territorial Habana Centro. Allí le atendió el director de Operaciones. «Por las explicaciones que brindó —señala— y los procedimientos y resoluciones con que trabaja Correos de Cuba, están creadas las condiciones para que sucedan robos como este».

Además se detectó que dentro de su bulto postal estaba el Modelo MOD DC-10 de otra valija, la 0130457, y su sello de seguridad, que correspondía a otro bulto postal.

«¿Cómo es posible que dentro de una valija que no ha sido abierta aparezcan sellos de seguridad abiertos y documentos de otras valijas? ¿Cómo es posible que Correos de Cuba no se haga responsable por el contenido de los paquetes, y en caso de indemnizaciones no cubra ni el importe de los 15 CUC que tuve que pagar por recibir un bulto abierto, que contenía objetos con un valor superior a cien CUC (antes de ser violado)?», cuestiona finalmente Yaima.

¿Solo disculpas?

Desde La Elodia, en Los Reynaldo, municipio santiaguero de Songo La Maya, Yndenis Milán cuenta que su esposa, la doctora Mayrobis Plana, quien cumple misión como colaboradora en Brasil, le envía regularmente paquetes postales, los cuales recibe con normalidad.

Pero en el envío 16 le remitió una torre de computadora con todos sus componentes electrónicos, a un costo de 1 529 reales. Al serle entregado el 4 de noviembre de 2014 en el correo de La Maya el paquete, este presentaba señales de violación: estaba el chasis de la torre, pero faltaban todos los componentes electrónicos. La caja había sido precintada con una cinta adhesiva de color diferente. El envío tenía el código CP434973695BR.

Yndenis hizo la reclamación al siguiente día ante Atención a la Población de Correos de Cuba en la provincia. Le dijeron que tendría respuesta en un plazo no mayor de 30 días.

Pero el 26 de enero pasado, le entregaron una carta del director Rafael Leopoldo Ramos, fechada el 29 de diciembre de 2014. En la misiva se responsabilizaba a la UEB La Maya por incumplimiento de las normas técnicas establecidas, al no verificar y plasmar en su recepción el peso del envío. Lamentaba lo sucedido y ofrecía disculpas, sin esclarecer si se pagaba o se reponía el equipo.

«Me pregunto si es justo que un ciudadano pague a una entidad estatal por un servicio, y cuando este presente pérdida de contenido, solo reciba disculpas. ¿Acaso el haber abonado 70 CUC, más el importe por servicio postal en CUP, no me otorga el derecho a recibir resarcimiento por la pérdida de lo contenido de mi paquete?», cuestiona Yndenis.

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