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Problemas de clínicas veterinarias

El doctor Pastor Felipe Mendoza Escanel, médico veterinario de la Clínica Central de Animales Afectivos de la ciudad de Las Tunas, lanza en su carta un S.O.S. sobre la que califica de difícil situación de las clínicas y consultorios que atienden a mascotas en el país.

«Locales que se caen a pedazos a la vista de todos y la indolencia de algunos, carencias tan básicas como luz eléctrica, agua corriente, medios de limpieza, mobiliario, seguridad y salud del trabajo, advierte. Y sobre todo una desatención que casi es crónica a todos los niveles.

«¿A quién se le ocurre que centros de salud como los que refiero pueden trabajar durante años sin recibir algodón, gasas, guantes, esparadrapo y otros insumos médicos indispensables? ¿Cómo controlamos la sobrepoblación canina y felina si no contamos con instrumental quirúrgico y medicamentos adecuados? Quien les escribe ha realizado suturas usando hilo con un lustro de vencimiento, y puedo asegurar que no soy una excepción».

En cuanto a los fármacos, señala que la empresa que les suministra la gran mayoría de los medicamentos sencillamente no produce anestésicos generales, antipiréticos, diuréticos, anticonvulsivos, vacunas para perros o gatos, citostáticos u otros medicamentos indispensables para animales que morirán por accidentes, enfermedades crónicas o propias de la vejez.

Así las cosas, revela, los propietarios de mascotas, para curar a estas, tienen que «resolver» con los de uso humano, u otros que se comercializan en algunas (poquísimas) tiendas especializadas, casi todas en la capital y a precios prohibitivos. «Muchos de los tratamientos, reconoce, se realizan gracias a la buena voluntad y sensibilidad de personas que nos donan medicinas, agujas para abordajes, esparadrapo…».

El doctor está convencido de que muchos de esos problemas no necesitan de inversiones  millonarias  para resolverse. Y esas instalaciones estatales, asegura, prestan un servicio vital para muchos cubanos y sus mascotas, sobre todo a las personas de menor poder adquisitivo. Y a pesar de que los precios de casi todos los servicios que se prestan aumentaron de manera oficial hace unos cuantos meses, la calidad de los mismos no corrió con la misma suerte.

Pondera el peso que pueden tener estas clínicas de animales, para prevenir y atender las enfermedades que se transmiten de los animales al hombre, pues en algunas ciudades y poblados muchos hogares disfrutan de una o más mascotas.

Otro argumento a favor es que, por lo general, las personas que más cerca están de los animales afectivos son los ancianos y los niños, los grupos de edades más vulnerables a las enfermedades.

El cuidado de mascotas es una rama de la veterinaria muy compleja, señala, y para eso es indispensable que nuestros profesionales cuenten con las condiciones mínimas. «Puedo asegurar que los veterinarios usamos y abusamos del método clínico, porque es el único con el que contamos», asegura.

Y si la razón de todo fuera económica, el doctor asegura que las clínicas y consultorios veterinarios pueden convertirse en una muy buena inversión, por la capacidad para recuperar el dinero y recursos que en ellos se gasten. El servicio no es gratis, y la demanda supera con creces la oferta. Sobre todo teniendo en cuenta que la tendencia es que cada vez el número de mascotas aumente en el país, concluye.

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