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Las causas de las cosas

Nunca agradeceremos lo suficiente a ese intelectual inmenso de la cultura cubana que hace muy poco tiempo murió: Desiderio Navarro. Precisamente tomo como título para el acuse de hoy uno de los de sus lúcidos libros de ensayo, porque de lo que se trata, en efecto, es de ir a las causas raigales de los asuntos.

El pasado 16 de mayo reseñé la misiva de la habanera Teresa Herrera Campos (Finca Marrero s/n, Managua, Arroyo Nanranjo), quien había perdido valiosas propiedades en un vuelo de Cubana y no estaba de acuerdo con la indemnización de 400 CUP que finalmente le entregó la aerolínea; muy distante del costo real de lo perdido.

Anexaba entonces a su misiva la remitente la respuesta ofrecida por Ana Margarita Godoy Guzmán, directora adjunta de Cubana de Aviación S.A., de fecha 10 de noviembre de 2016. En dicha contestación se le explicaba a la afectada que la aerolínea, según los manuales y regulaciones por las que se rige —en sintonía con normas internacionales— indemniza por extravío o pérdida del equipaje, «a razón de 20 CUP (moneda nacional) por cada kilogramo».  

Aquel día terminaba el Acuse afirmando: «Muchas veces hemos abordado aquí el tema de la indefensión de los ciudadanos frente a ciertos mecanismos institucionales. En este particular, aunque Cubana de Aviación se rija por lo establecido, resulta incongruente que se indemnice con esa cifra la pérdida de un equipaje. Un simple pantalón de hombre o mujer, en cualquier tienda cubana, cuesta más que ese monto. Y no justifica o ampara, a los efectos que analizamos, que la entidad se guíe por normas de la industria aérea internacional; pues la realidad cubana difiere en varios sustanciales aspectos de otros entornos.

«La Ley, las normas, las regulaciones, parten de la vida concreta y a ella se deben. Lo contrario es una abstracción anacrónica. Cuba intenta actualizarse en muchos frentes. Este ha de ser uno de ellos».

Hoy gloso la respuesta que sobre aquel texto envió a nuestra Redacción, el pasado 28 de febrero, Hermes Hernández Dumas, director general de la Empresa Cubana de Aviación S.A. Comienza el funcionario refiriendo todo el proceso de reclamaciones (a varias instancias incluyendo el Consejo de Estado), comisiones investigativas, respuestas a la promovente, reuniones con ella y la perdurable inconformidad de esta con la cuantía monetaria recibida el 17 de agosto de 2017.

A continuación expresa que los precios de los pasajes nacionales, que se han mantenido en moneda nacional, aun cuando para nuestra población resultan altos, no están en correspondencia con el costo real de las operaciones aéreas, por ello el Estado cubano realiza grandes esfuerzos y los subsidia.

«Los pasajeros no están indefensos, ya que la compañía cuenta con procedimientos y manuales establecidos para responder a las irregularidades que se presenten en la prestación de nuestro servicio, y estos están respaldados por contratos y regulaciones internacionales, de los cuales Cubana de Aviación S.A. es firmante», reitera el directivo.

«La línea aérea transporta los equipajes de los pasajeros por su peso, no por su valor —enfatiza—, por lo que las tarifas y reglas para la prestación del servicio no tienen ni pueden tener en cuenta el valor de lo que se transporta por los mismos».

Señala el funcionario que, ante este caso, su entidad hizo protesta formal a las Empresas de Seguridad y Protección de Aviación Civil (Espac) y la Empresa Cubana de Aeropuertos y Servicios Aeronáuticos (Ecasa), las cuales realizan la custodia y manipulación de los equipajes, aun cuando sea la aerolínea la que dé la cara al cliente.

Reitera finalmente el ejecutivo las disculpas públicas a la pasajera afectada e informa que su institución está trabajando con celeridad en la mejora del servicio.

Agradezco la respuesta. Aunque llega más de ocho meses después de publicado el caso y no responde del todo los cuestionamientos formulados al publicarlo, al menos evidencia que cada reclamo de la afectada siempre fue atendido por Cubana y debidamente contestado a partir de lo establecido por la regulación actual. Sin embargo, las causas de las cosas, para volver a Desiderio y el título, escapan de la aerolínea. Indemnizar en CUP con una cifra que perfectamente pudo haber costado —en CUC—, cualquiera de los simples artículos de la pasajera, seguirá siendo una incongruencia en tanto el país no reorganice el sistema monetario y regule salarios, costos y precios en consecuencia; cuestiones complejas en las que se trabaja, según han informado nuestras máximas instancias políticas y gubernamentales.

Esperemos que cuando ese momento llegue, historias como la de Teresa Herrera Campos sean tan solo un mal recuerdo.

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