Los investigadores concluyeron que dormir menos de siete horas por noche es el segundo factor conductual más peligroso para la muerte prematura en Estados Unidos. Autor: Russia Today Publicado: 13/12/2025 | 07:19 am
Un nuevo estudio de la Universidad de Salud y Ciencias de Oregón reveló un factor que acorta drásticamente la esperanza de vida y que suele ser subestimado: la privación crónica del sueño.
Los investigadores concluyeron que dormir menos de siete horas por noche es el segundo factor conductual más peligroso para la muerte prematura en Estados Unidos, superado únicamente por el tabaquismo, y su impacto negativo resulta mayor que el del desempleo, la inactividad física o la falta de seguro médico.
El análisis, que abarcó datos de 3 143 condados estadounidenses entre 2019 y 2025, mostró una correlación consistente entre la falta de sueño y una menor esperanza de vida en casi todos los estados del país. Los científicos compararon la proporción de residentes que dormían menos de siete horas diarias con las cifras oficiales de longevidad, ajustando los resultados según variables como ingresos, educación, acceso a la atención sanitaria y tasas de desempleo.
«No esperaba que estuviera tan fuertemente correlacionado con la esperanza de vida», afirmó el doctor Andrew McHill, autor principal del estudio, refiere RT.
Influencia indirecta en la mortalidad
Los cálculos revelaron una jerarquía clara de riesgos: mientras que el tabaquismo obtuvo el coeficiente negativo más alto (-0,31), la privación del sueño registró un preocupante -0,17, lo que la convierte en un factor más perjudicial que la falta de ejercicio o el aislamiento social. «Siempre hemos pensado que dormir es importante, pero esta investigación realmente lo confirma: las personas deberían esforzarse por dormir entre siete y nueve horas», recalcó McHill.
Los análisis adicionales revelaron que el sueño también influye de forma indirecta sobre la mortalidad. Al incluir en el modelo los datos de incidencia de enfermedades, el coeficiente de pérdida de sueño pura disminuyó, pero se mantuvo significativo, lo que sugiere que la privación del sueño suele ser el punto de partida para otros problemas graves, como obesidad y diabetes, que finalmente reducen la esperanza de vida.
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