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El Pastoreo esperando la luz

Héctor R. Pérez Campo y los demás vecinos del batey El Pastoreo, Caliene, Mayajigua, Yaguajay, Sancti Spíritus, están cansados de que les posterguen la conexión eléctrica. El problema, refiere el lugareño, data de más de 30 años y no se le ve una solución en el horizonte, a pesar de las promesas, los planes, las justificaciones.

El poblado se halla aproximadamente «a un kilometro de la línea principal de la electricidad», pero los residentes pueden obtener con limitaciones el servicio «a través de una tendedera que está puesta por esfuerzo propio; nunca se ha hecho ni el intento de arreglarla, a pesar de las tantas veces que lo hemos planteado en diversos escenarios y a diversas personas, como al delegado y otros funcionarios», se duele el espirituano.

Le inquieta que en los medios de comunicación se haya dado por electrificada al ciento por ciento la provincia, cuando ellos, parte de la tierra yayabera, aún lo están a medias.

«El mes anterior (junio) en un encuentro con el delegado nuevo, este  nos informa que ya se contaba con el presupuesto del Estado para electrificar el batey, que era una de las trabas que había anteriormente y que sería (…) antes que culminara el segundo trimestre; que contaba hasta con el documento firmado por la OBE de Yaguajay… Pasó el trimestre y nada de nada», narra el lector.

«Nuestro barrio —apunta— fue construido por la Revolución en los años 60 del siglo pasado, y desde entonces nuestros antepasados, y ahora nosotros, vivimos esta odisea», sostiene.

¿Cuánto más deberán esperar los habitantes de El Pastoreo? ¿Acaso se han estudiado allí variantes de energía alternativa, como las que se vienen explorando en otros territorios del país? ¿Hay que convencer a algún decisor, a estas alturas del desarrollo humano, de lo necesario que resulta el servicio       eléctrico para cada familia de cualquier comunidad?

¿Endémica la desidia?

¿Hasta cuándo los vertederos ilegales, la irresponsabilidad, el descontrol? ¿Se nos estará volviendo endémica la desidia? No, no es que el periodista hoy se haya levantado con ganas de hacer catarsis, es que la realidad, traducida en decenas de cartas, no deja de sacudirnos en este y otros muchos asuntos.

Preguntémosle si no a Yasser Betancourt Hernández, a quien le han convertido en un basurero el frente de su hogar (calle Tenería No. 858, entre avenida Arroyo y avenida Estero, municipio de Cárdenas, Matanzas). «Hace más de dos años en la misma esquina frente a la puerta donde vivo, muchas de las personas que pasaban comenzaron a arrojar todo tipo de desechos, llámese materiales de construcción, vísceras de animales, botellas vacías, heces fecales, entre otros, convirtiendo la vida de mi familia y mis vecinos en un infierno, ya que este lugar es ahora foco de vectores y plagas que provocan epidemias y enfermedades contagiosas. (...) Existen allí larvas de mosquitos, moscas, gusanos, animales rumiantes… sin hablar del mal olor que no se puede ni abrir la puerta para que circule el aire», describe el lector.

Le alarma sobremanera que su hija de cuatro meses de nacida pueda contraer alguna enfermedad. Ya él y su esposa pasaron por el virus del zika. Pero la «bola» pica y se extiende y ya no se sabe a qué entidad acudir para que se solucione el problema.

El pasado 5 de julio de 2018 —refiere el remitente—, «cuando pasó el camión que recoge la basura, se llevaron lo superficial y dejaron el 80 por ciento allí, alegando que eso no les toca. ¿A dónde vamos a parar con tanta indolencia?», reflexiona el matancero.

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