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Sufrido subsidio

David Moya González (Agramonte 33, entre Federico Escobar y Coronel Acebo, Ranchuelo, Villa Clara) cuenta sus sinsabores desde que en diciembre de 2014 le otorgaron un subsidio para la construcción de su casa, que fue afectada por varios ciclones de tránsito por esa provincia.

En mayo de 2016, él hizo sus primeras compras en la tienda de materiales de la construcción de Ranchuelo, e inició las acciones constructivas (cimientos y muros). Pero un vecino colindante se quejó, porque un dado estaba cercano a su cocina y según ellos les afectaría.

Se decidió cambiar el proyecto, hasta separarse 0,75 metros de la pared colindante, como está establecido.  Planificación Física, con el arquitecto de la comunidad, se dio a la tarea de realizar otra transformación del proyecto. Para hacer el anexo demoraron más de año y medio: primero falta de técnicos, luego cambio de director, la llegada del otro ciclón, falta de cuño… Hubo que parar la obra sin respaldo de dicho proyecto.

Después de enviar una queja sobre tanta demora y los materiales ya comprados en peligro de deterioro, al fin le entregaron el anexo concluido, con cuño, firma, propiedad, licencia de construcción, plano… Todo para concluir la vivienda con fecha 20 septiembre 2018.

Así, Moya fue al Consejo de Administración Municipal a tramitar la prórroga de subsidio. Pidió entrevista con el Vicepresidente para la Construcción, quien fuera el Director de Planificación Física, cuando las demoras en trámites y acciones constructivas detenidas. Y este le aseguró que le daría la prórroga con los 1 500 pesos que quedaban en el Banco.

Al ver que no se hizo lo prometido, Moya se quejó en Atención a la Población en la Asamblea Municipal del Poder Popular. Aún no ha recibido respuesta.

Mucho mejor de lo que pensaban

Martha M. Pi Vargas (Calle 124 No. 6310, entre 63 y 65, Marianao, La Habana) piensa que, como mismo hay que denunciar lo que anda mal, también debe reconocerse y estimular a quienes trabajan dignamente y con calidad. Por eso felicita a los que laboran en la agencia Palco.

Y cuenta que el 2 de noviembre fue junto a su hija a la agencia Palco, a recoger una importación que esta había enviado desde Panamá. Llegaron a las 6:30 a.m., pues les habían dicho que era muy engorroso el despacho. Y a las 8:00 a.m. salió un empleado, dando buenos días e informando cómo se haría el despacho y aclarando que el orden de la cola afuera no sería el de la entrega; y que, además, ofertaban servicio de cafetería. Los clientes entendieron porque fueron bien informados, y no hubo ningún problema.

Comenzó el despacho, todo muy organizado y con bastante rapidez. En el salón de espera había un monitor con la información del orden en que se estaba realizando la atención al público. Mientras esperaban, fueron a la cafetería: buen servicio, dulces frescos y con calidad, jugos, refrescos y excelente el trato de los empleados.

Cuando le tocó el turno a su hija todo fue rápido: ya en el patio de despacho estaban las cargas en los diferentes parles. Una trabajadora amablemente la llevó hasta su carga. Revisaron todo y le dio orientaciones para el pago. No duró ni 20 minutos. Luego el del montacargas, muy amable, les preguntaba dónde situaba la carga, pues el transporte de ellas aún no había llegado.

«Por todo ello le pido que haga extensiva mi felicitación a esos compañeros de Palco. El único inconveniente es la demora en llegar la carga a Cuba, pero es preferible esperar esos meses, y saber que arribará en perfecto estado y no pasaremos sinsabores al recogerla.

«Solo les sugiero que debían dar un curso de organización y buen trabajo a sus homólogos de AeroVaradero, que como agencia es un desastre: las cargas se recogen con golpes y nadie responde por esto; eso en el mejor de los casos que se puedan recoger los embarques.

«Mi hija viajó en noviembre de 2017 e importó dos motos y un split. Aún no los ha podido recoger. No aparecen. Ahora la llamaron para identificar las motos, pero las que le enseñan son modelos más antiguos (de 4 baterías); están, en buen cubano, “canibaleadas” o con los focos rotos.

«Estamos aún a la espera de cómo se resolverá el asunto, pues dicen que no pueden hacer la indemnización hasta que el Ministerio de Transporte no mande la Resolución de cuánto será esta», concluye.

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