Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Una beba espera…

La Cuba de hoy, con flexibilidades para que nuestros compatriotas salgan y entren al país, requiere un vuelco en ciertos trámites que antes eran poco comunes, pero que hoy se han multiplicado.

Reynaldo Argimiro Fernández Doural (Mártires de Vietnam 392, entre Cocal y 12 de Agosto, Manzanillo, Granma) solicitó hace más de tres meses al Registro del Estado Civil en esa ciudad, la inscripción de nacimiento de su nieta, Isabella Martínez Fernández, nacida en Buenos Aires, Argentina, en septiembre de 2017, y asentada en el Registro de Estado Civil en la Sección Consular de Cuba en la capital argentina, para oficializar su nacionalidad cubana, junto a la de sus padres, Freddy Martínez Guilbert y Viviana Nicole Fernández Diéguez.

Refiere que con la certificación de los padres no hay problemas, pero la de la niña no se ha podido obtener. Y la referida inscripción es de vital importancia y urgencia pues debe ser renviada a la Sección Consular en Argentina, para que se oficialice a la beba como ciudadana cubana ya inscrita en nuestro país, y pueda viajar a Cuba junto a sus padres con todos sus derechos y deberes ciudadanos.

Reynaldo reconoce los esfuerzos del Registro Civil de Manzanillo y del homólogo provincial en Bayamo en las gestiones realizadas, las cuales no han recibido respuesta alguna, ni por teléfono ni por la web, por parte del Registro Civil Especial de La Habana.

Él mismo accedió varias veces a la web del Registro Especial, y ha enviado las planillas de solicitud y de quejas que aparecen en ella, con acuse de recibo a su correo personal (rfernandezd@udg.co.cu) y también al Registro de Manzanillo. Pero… cero respuesta.

«Hay diez casos similares al mío desde noviembre de 2018, que no tienen respuesta del Registro Especial, no obstante los esfuerzos del Registro Provincial. Si el Presidente Díaz-Canel sigue insistiendo en la importancia y necesidad de mejorar la informatización de los servicios, como parte del gobierno electrónico, y se ha utilizado una significativa cantidad de recursos financieros y humanos para ello; no entiendo por qué tanta demora con un documento enviado a inicios de febrero por fax al Registro Civil Especial, el cual va a una base de datos, a cuyo acceso no se demora más de un minuto, y una vez encontrado tarda segundos en ser reenviado al Registro Provincial o al de Manzanillo», concluye Reynaldo.

Dos años sin el gas ni información

Lázara Hernández Montalvo (Salud 767, entre Hospital y Aramburu, Centro Habana, La Habana) denuncia la grave  situación del servicio de gas manufacturado en su barrio sin que se perciba solución, en carta firmada por otros vecinos.

Detalla que a raíz de un arreglo en la calle Zanja hace dos años, fue que comenzaron los desajustes del servicio, el cual presenta aparente normalización por la madrugada para disminuir su intensidad a partir de las 6:00 a.m. Y en ocasiones no existe el suministro.

Han hecho numerosas quejas, reclamaciones y llamadas a la oficina comercial de gas manufacturado en Centro Habana, y en la instancia provincial de la entidad, y todo sigue igual. Hace un tiempo se personaron allí unos inspectores, lo que califica de «acción sin resultados ni respuestas».

Para Lázara y sus vecinos «resulta cuanto menos una falta de respeto e indolencia la poca atención recibida, sin concretar la solución del problema, a pesar de que seguimos pagando en tiempo y forma el servicio, ya casi inexistente, del gas manufacturado, sin que se nos dé siquiera una explicación correcta luego de dos años».

Ángeles con manos de seda

Jorge Companioni Acosta (Manrique 307 entre Neptuno y San Miguel apto. E, Centro Habana, La Habana) cuenta que sufrió una quemadura de tercer grado y acudió a la consulta de atención a quemados del Hospital Calixto García. Llegó el 8 de mayo y estuvo de alta el 22 de ese mes. Y resalta el profesionalismo, la esmerada atención y el trato amable  hacia los pacientes por parte de ese eminente colectivo.

«Llega uno a sentirse como en familia. Vaya pues nuestra felicitación a la doctora Odalis y a las especialistas Santa y Marlene», termina Jorge.

Y este redactor se adhiere al reconocimiento de esos ángeles, con manos de seda y mucho corazón. Yo también hace tiempo, luego de un accidente doméstico, restauré los tejidos de un pie gracias a las destrezas y el cariño de esas sanadoras del dolor. Y no podré olvidarlas nunca.

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