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Burocracia para alimentarse

Claudia González Hernández escribe desde Calle 4ta no. 24114-A, Reparto Delicias, municipio capitalino de San Miguel del Padrón: La casa de su esposo, donde está viviendo hoy, pues su dirección particular, la del carné de identidad, es en Playa. Cuenta que en agosto de 2020, como no podía hacer el cambio de dirección oficial a su bebé para la casa del padre en San Miguel del Padrón, por la COVID-19, fue a la Oficoda de Playa para al menos hacerle al pequeño un tránsito en la libreta de productos normados del padre.

Hizo el tránsito del bebé para la Oficoda de San Miguel, y en lo que transcurrió de 2020 no tuvo problema con los productos normados del niño… hasta que en enero de 2021 fue a adquirir el primer envío de la leche para el bebé. El bodeguero le informó  que al niño le habían dado de baja en la libreta de abastecimiento.

Ella fue a la oficina del Carné de Identidad de San Miguel del Padrón a orientarse al respecto. Allí le informaron que las Oficoda tenían indicado cerrar los tránsitos para definir esas situaciones. Y le dijeron que debía hacer el cambio de dirección del niño. Lo hizo el 7 de enero, y ese día fue a la Oficoda de San Miguel del Padrón, donde le dieron alta al pequeño en la libreta del padre y le entregaron los vales para comprar los productos en la bodega piloto de su zona.

Fue a la bodega piloto. El bodeguero le comunicó que para recibir la leche del niño tendría que esperar al próximo envío (11 de enero), y el resto de los productos cuando entraran, pues solo habían llegado las compotas. El 12 de enero volvió, y el bodeguero le dijo que de los mandados y el cárnico, nada había llegado. Y la leche, solo para los consumidores habituales.

Claudia llamó por teléfono a Atención a la Población del Gobierno de San Miguel del Padrón, y la funcionaria que le atendió «se desayunó» con la demora en las entregas de los productos. Ese mismo día le respondió de las gestiones hechas: En la entrega del 21 de enero le venderían los mandados y las tres bolsas de leche de enero. Pero no fue así. El 25 de enero Claudia se comunicó de nuevo con la funcionaria de Atención a la Población, quien le dijo que no se preocupara, pues al final le tenían que dar los mandados y todas las bolsas de leche del mencionado atraso.

Inconforme con la respuesta, comenzó a llamar por teléfono a distintas instancias, donde, según ella, de una forma u otra la han «peloteado».

En el teléfono 80022624, oficina de Quejas del Mincin, le dijeron que llamara a la oficina de Oficoda en el mismo ministerio, porque ellos nada tenían que ver con esa queja. En el 78670043, la Dirección de Comercio Minorista, que debía comunicarse con la oficina de Registro de Consumidores. En el 78670009, Registro de Consumidores, que llamara a la Empresa Provincial de Comercio. En el 72047185, Empresa Provincial de Comercio, que llamara al 72045789 a Marcos, o a Iris en el 72045789. En una primera llamada (29 de enero) le aseguraron que  averiguarían del asunto y le informarían. Así lo hicieron, la llamaron para informarle que de Comercio de San Miguel la llamarían, y si a la 1:00 p.m. no lo hacían, que volviera a llamar para informarlo. Ella lo intentó desde las dos hasta las cuatro de la tarde. No pudo comunicar. Líneas ocupadas…

El 31 de enero a las nueve de la mañana Claudia hizo la segunda llamada. Y quien le salió la atendió de muy mala forma. Le dijo que ese no era su problema, que el objetivo de su oficina era solamente el tema ventas. Exhausta ya, Claudia llamó al 80212345, Atención a la Población de la Fiscalía General de la República, y la atendió un compañero de apellido Mantilla. Le dijo que ese tipo de quejas no se recoge allí. Ella le hizo la historia de todas las instancias que la habían «peloteado». Y Mantilla le dijo que la queja la tenía que presentar por escrito en el Gobierno del municipio.

El 1ro. de febrero, el esposo de Claudia fue a la bodega donde compran a recibir los productos y la leche correspondiente a febrero. El bodeguero le vendió solo la leche, y le dijo que los mandados no los podía recoger hasta después del 20 de febrero, ya que al niño se le dio alta el 7 de enero. Y en la bodega piloto, a estas alturas aún no han llegado los mandados ni la leche de enero.

«¿Quién me tiene que dar respuesta?, expresa Claudia. ¿Nadie se sensibiliza con el tema? Estamos hablando de un menor de dos años. ¿Cuáles son los teléfonos asignados para presentar quejas? ¿Dónde quedan entonces las entregas de  productos normados?». Y afirma que la misma carta que me enviara, la transmitió a comunicación@mincin.gob.cu y consumidor@mincin.gob.cu. Y no ha tenido respuesta.

 

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