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Los que soñamos por la oreja

Otro Joe Satriani

Gracias a amigos como Carlos Lugo, Raúl Ciro, Darío Betancourt o Juan Raúl, mi colección personal de discos de rock crece de manera constante. El último de los mencionados, que dicho sea de paso realiza una labor verdaderamente encomiable en su desempeño como web master del portal electrónico Cuba-metal, hace algunos meses me puso en las manos la más reciente producción fonográfica del guitarrista estadounidense Joe Satriani, el álbum titulado Professor Satchafunkilus and the musterion of rock.

Nunca he sido lo que se dice un devoto ciento por ciento de este instrumentista, más allá de reconocer su virtuosismo como ejecutante (ejemplificado en el dominio de técnicas como el tapping a dos manos, sweep picking, tap harmonics, volume swells, etc.), que lo ha llevado a ser nominado 13 veces a los Premios Grammy y a vender más de diez millones de copias de su discografía. Ocurre que no soy de los que se encandila ante alardes técnicos al tocar, como esos donde alguien nos baja una escala diríase que «a la velocidad de la luz» y prefiero al músico que logra transmitirme, aunque sea con una sola nota, determinada emoción.

Esto no significa que yo no haya disfrutado algunos trabajos de Satriani, como por ejemplo determinadas piezas suyas recogidas en los álbumes Surfing with the Alien y Strange beautiful music; o lo que ha hecho al frente del proyecto denominado G3, sobre todo en la etapa cuando en el mismo le acompañaban Steve Vai y Eric Johnson. Empero, en repetidas ocasiones Joe me ha resultado aburrido, frío y caracterizado por muchos clichés al tocar la guitarra eléctrica.

Se comprenderá, pues, que al recibir su más reciente CD, Professor Satchafunkilus and the musterion of rock, el cual se publica a través del sello Epic Records, de entrada no me hice muchas expectativas con el material. Sin embargo, tras escucharlo de forma desprejuiciada, en su conjunto el fonograma captó mi interés. Desde el primer corte de la grabación, Musterion (de perfil muy guitarrero), se percibe que la idea de Satriani no consiste en darnos una obra signada por su complejidad, sino que su objetivo es transmitir determinados sentimientos a través de una diversidad de estilos, y que van desde el hard rock, el blues, el funky y algo de flamenco, hasta sonidos experimentales.

En la cuerda de buscar en caminos antes no transitados por él, nos topamos con un corte como Overdriver, concebido para destacar el timbre del efecto electrónico nombrado overdrive, de mucho uso en la guitarra. Con una intro muy pegajosa, lo mejor de la pieza viene de la mitad en adelante —creo que uno de los mejores momentos de todo el álbum.

Prosigue entonces I just wanna rock, un tema con unos coros que engancharán a más de uno por ahí, pero que como composición a mí me resulta demasiado predecible.

Professor Satchafunkilus es una canción de intención lúdrica y donde se apuesta por el matrimonio entre el funk y el rock. Aquí, el trabajo guitarrístico evidencia que si se lo propone, Satriani puede ser muy elegante al tocar. Por su parte, en Revelation, el cuarto corte de la grabación, el elemento distintivo es la emoción que emana de su línea melódica.

Llega entonces Come on baby, para mi gusto personal lo mejor de todo el disco. Se trata de una pieza de tiempo lento, inmersa en los códigos del blues, y donde Joe se revela con un sentimiento al pulsar las seis cuerdas de su guitarra, que yo no le había escuchado con anterioridad. En la interpretación que aquí él entrega, no hay ni el menor asomo de esos «velocípedos sonoros» a los que ha malacostumbrado a su fanaticada.

Los restantes cortes del álbum son Out of the sunrise (llamativa combinación de guitarra y teclados, a cargo de Satriani), Diddle-y-a-Doo-Dat (con mucho de funk), Asik Veysel (tiene una intro excelente) y Andalucía, tributo a la música tradicional española, en perfecto híbrido con los aires del metal.

Con producción compartida entre Joe Satriani y John Cuniberti, en el CD también intervienen Jeff Campitelli en la batería, el bajista Matt Bissonette y ZZ Satriani en el saxo tenor.

En resumen, este es un material recomendable para quien desee ampliar sus miras en los terrenos de la guitarra eléctrica.

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