Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Joaquín Borges-Triana

Los que soñamos por la oreja

Al que le tocó, le tocó

El trovador Frank Delgado solía organizar unas fiestas en las que si alguien no bailaba, era porque resultaba un patón de Grandes Ligas. Él arma unos ligaditos con melodías de agrupaciones cubanas como Irakere, Van Van, la Monumental, Los Latinos, Los Reyes 73…, para dar rienda suelta a su escondida vocación de DJ, en los que empata de manera continuada temas de la música popular cubana de los años 70 y 80, de esa etapa en la que Frank y yo fuimos adolescentes y jóvenes.

Sin la menor vergüenza, tengo que decir que en los 70 y parte de los 80, yo apenas escuchaba música cubana. Mi afición por el rock en esos años (género al que continúo enganchado, pero ya no de forma exclusiva) me impidió conocer en su momento mucho de lo que en materia musical acontecía en Cuba por entonces. El pasar del tiempo fue el que me llevó a descubrir agrupaciones, solistas y grabaciones que inicialmente no supe o no pude valorar, pero que han ido cobrando un creciente interés cognoscitivo para mí.

Justo es ese el caso de la Orquesta Ritmo Oriental, que al escucharla hoy en su repertorio del período entre 1971 y 1990, se me antojan como unos adelantados de mucho de lo que con posterioridad a sus años de máximo esplendor ha venido sucediendo en el campo de la música popular bailable cubana. Piezas como Mi socio Manolo (en esta grabación todavía cantaba en la formación Pedrito Calvo, que los deja en 1973 para irse a los Van Van), Se baila así, La chica mamey y Yo bailo de todo resultan buenos ejemplos en dicho sentido.

Algo por el estilo pudiera afirmarse de las versiones realizadas por la Ritmo Oriental acerca de clásicos del cancionero nacional. Quien desee comprobar lo que estoy afirmando, solo tiene que escuchar el trabajo realizado por la orquesta en sus arreglos de temas como Longina, Mercedes y en particular Lágrimas negras, que posee un tratamiento armónico y vocal de alta valía, a partir de la orquestación llevada a cabo por Ramiro Reyes, que fuera director de la agrupación.

Otros temas que parecen haber sido compuestos para el bailador del presente son Al que le tocó, le tocó (original de Enrique Lazaga, ese pilar de la orquesta y virtuoso ejecutante del güiro), La Ritmo te está llamando, Nena, así no se vale (de Juan Crespo Maza, también uno de los puntales de la formación, ya fuera como compositor, violinista o cantante) y Con el chenche buchenche, corte de tremenda pegada y que fue escrito por Roberto Núñez Poveda.

Creo que los últimos éxitos de la Ritmo Oriental fueron Bolón y El Azúcar, El agua no me llegó, Barrio de rumberos y Cuidao con la percusión, estos tres últimos temas compuestos por Tony Calá, quien entrara a la Orquesta Ritmo Oriental como violinista, para convertirse luego dentro de dicha agrupación en el formidable cantante que ha sido y que todos reconocen por su quehacer como vocalista de NG La Banda.

El corte Cuidao con la percusión, que Tony escribiese especialmente para la orquesta y para el destaque de sus percusionistas, con pasajes rítmicos, armónicos y melódicos de suma complejidad, evidencia que una de las mejores secciones rítmicas en la historia de las charangas en Cuba la tuvo la Ritmo Oriental. Siempre que oigo esta pieza me lamento de que Calá no haya tenido interés en continuar su labor como compositor e instrumentista y que se haya limitado a cantar.

A propósito del desempeño de Tony Calá como compositor de parte del repertorio de la Orquesta Ritmo Oriental en la década de los 80, él hizo un binomio creativo con David Calzado, el hoy popular director de la Charanga Habanera, pero que por entonces era violinista y uno de los principales arreglistas de la Ritmo Oriental. El dueto de Calá y Calzado introdujo también en la Orquesta el baile y la coreografía, con una concepción de performance muy avanzada para la época.

Por razones que ahora me tomarían mucho tiempo en intentar explicar, la Orquesta Ritmo Oriental únicamente gozó del éxito dentro de las fronteras del país y nunca logró hacer que su creación se diese a conocer allende los mares. La promoción internacional de la escena local de la Isla es un fenómeno que, salvo contadas excepciones, como pudieran ser Irakere, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, data del decenio de los 90 en adelante. Y es que como se expresa en un propio tema de la Orquesta Ritmo Oriental: «Al que le tocó, le tocó», y a decir verdad, en la fiesta de la música cubana ellos se quedaron con el cake fresco y sin cortar. Lástima por los que se lo perdieron.

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