La tecla del duende
La fecha de este jueves y el aniversario de las tertulias que convoca nuestra sección coinciden, como magia numérica que ha circundado en su existencia a la conspiración teclera. Acuden a los recuerdos decenas de momentos, ordenados fílmicamente, teniendo como punto en común febrero. Campismos, libros, mesas repletas de dulces (algunos deliciosos y otros intratables), suelo hecho cama y cama hecha muchedumbre, fraternidad, encuentros y desencuentros: una familia que se agrupa de muchos modos año tras año.
En esta ocasión nos encontraremos el sábado 16, a las dos de la tarde, en el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (calle 17 e/H e I, Vedado). El tema agrupa muchas de nuestras inquietudes actuales: amorosos textos de recuperación. Todo será sorpresa, pues como dijo Martí: «Todo está dicho ya, pero las palabras, cuando son sinceras, son nuevas».
Hace unos meses que no coincido contigo, que no participas en las tertulias, desconozco detalles sobre ti. Hace unos días que te he visto, real o virtualmente, pero con la misma sonrisa de cofradías pasadas y futuras. ¿O será que aún no te he visto? En cualquier variante, quiero invitarte. Tan sólo ven a tu espacio para que viva, para que lo conozcas, para que se multiplique, a que mejore. No lo dejes.
Quiero invitarte. A ti, que te has ausentado, hoy te invito. A ti, que siempre has estado, te invito. Y a ti, que no has llegado: ven.
Se reunieron los tecleros en el Balcón del Oriente cubano. Con amor, con mucha leña para futuras caldosas y con el talento artístico que ya desborda fronteras territoriales. Habrá Nieve en La Habana: la coordinadora tunera, que tiene nombre de copos, ya está en camino.
El sábado 16, a las diez de la mañana, los holguineros se reunirán en la Casa de la Prensa. Tendrán un mensaje fraterno para el aniversario capitalino, hablarán de amor y de recuperaciones materiales y espirituales. Siempre con Cary al frente, ofreciendo ella misma un ejemplo de sacrificio y entrega luego de sus malestares.
El amor está labrando su espacio en la extensión que le cedimos. Pero no lo dejes solo. Siembra, cultiva y cosecha junto a él. Y luego cuenta cómo te fue. Y aprende.
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