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Juana Carrasco Martín

Una foto, una historia

El globo gigante del bebé Trump

Se trata de una protesta y la están organizando con tiempo. Buena parte de los británicos no quieren que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, los visite, pero el viaje está programado para el 13 de julio y desde junio comenzaron los preparativos de las acciones que, en algunos casos, son de mofa.

«La indignación moral no tiene efecto en Trump porque él no tiene vergüenza, él es inmune a esto. Pero él tiene un ego muy frágil así que el ridículo es una efectiva forma de protesta», explicó Leo Murray, un activista desde el arte que se describe a sí mismo como antifascista y es quien planeó el globo «Trump Baby» y espera hacerlo flotar sobre el Parlamento británico, según reportaron NBC News, The Hill y unos cuantos medios de la madre imperial.

Murray afirma que se está asegurando que los británicos miren al mandatario estadounidense y «se rían de él», gracias a lo que considera «exactamente una protesta no-violenta pero efectiva».

El súbdito del Reino Unido, mediante una página en las redes sociales recaudó aproximadamente 10 607 dólares para financiar su iniciativa y ya obtuvo el permiso de las autoridades de la ciudad para que el enorme globo de seis metros de altura vuele sobre el palacio legislativo; aunque de no haber obtenido la autorización, tenía un plan B de contingencia, para mostrar el rechazo hacia el visitante que estará tres días en la nación europea.

Sin embargo, el alcalde de Londres, Sadiq-Khan, apoya «el derecho a la protesta pacífica y entiende que esta puede tomar diferentes formas», dijo una declaración en la que también se explica que un equipo de operaciones de la ciudad se ha reunido con los organizadores del balón-protesta y le han dado permiso a que utilicen la Plaza Jardín del Parlamento como terreno para poner a volar el globo.

Es que debemos recordar que Sadiq-Khan y Donald Trump han tenido más de un enfrentamiento de palabras desde sus tuits —con amplia resonancia en los medios de información y en las redes—, y el gobernante londinense se ha opuesto vehementemente y en más de una ocasión a un visita del mandatario norteamericano, la que solo ha podido concretarse ahora, a pesar de que ambas naciones son socios de muy fuertes lazos en la política mundial.

A comienzos de este año el inquilino de Washington canceló una visita para aperturar la nueva embajada de EE.UU. en Londres, por miedo a las masivas protestas que le esperaban. Así de extendido es el repudio y la decisión de un buen porcentaje de residentes en las islas de decirle aquello de Yankee go home.

No es Murray el único con iniciativas, ni Sadiq-Khan el único alcalde que favorece el rechazo. El alcalde de Sheffield, anunció que ha prohibido que el presidente Trump entre a su ciudad durante la visita al Reino Unido.

Magid Magid, del Green Party (Partido Verde) y el alcalde más joven de todo el reino, se puso un sombrero de charro mexicano y un pullover en que llama a Trump «wasteman» —un término británico para identificar a alguien que no tiene mérito, algo como hecho de residuales— e hizo el anuncio este 4 de julio (fecha de la independencia de EE. UU. y vaya manera de celebrar la efeméride), en una reunión del Concejo de Sheffield, además de poner su fotografía con ese atuendo en su página en Twitter.

Magid Magid —quien por cierto nació en un campamento de refugiados etíopes y emigró a Sheffield cuando tenía cinco años de edad; por tanto tiene su memoria y vínculos con los mas sufridos de estos tiempos—, declaró que el 13 de julio es el «Día de la solidaridad con México», para denunciar la política migratoria del mandatario de allende el Atlántico, cuando este se reúna con la reina Isabel II y la primera ministra Theresa May.

En su uso de la red social, Magid —según la BBC no puede prohibir la entrada de alguien a la ciudad si no tiene la aprobación del cuerpo de concejales— enumeró cinco razones «entre miles» para llamar «wasteman» a Trump, incluida la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de Paris sobre el Cambio Climático; la orden de prohibir la entrada a EE. UU. de ciudadanos de varios países, la mayor parte de ellos musulmanes; la defensa que hizo el jefe de la Casa Blanca de los supremacistas blancos que marcharon el año pasado por Charlottesville, Virginia, provocando un violento enfrentamiento en esa ciudad; y la política migratoria de tolerancia cero que ha causado la detención de niños en la frontera sur de EE. UU.

Sin embargo, el encuentro de Trump y la May podrá verse como una relación obligada entre los gobernantes de las dos potencias anglosajonas, a pesar de ciertas diferencias entre ambos.

La última reunión del G-7 en Canadá fue calificada por la Primera Ministra como «una cumbre difícil», todo por las posiciones trumpianas, aislacionistas y opuestas al consenso de la mayoría, y su pertinaz tendencia a ofender a los demás, incluido al primer ministro Justin Trudeau.

«Somos como la alcancía que todo el mundo está robando», dijo Trump en una conferencia de prensa luego de que no firmara la declaración consensuada en Quebec por los líderes del G-7, y puntilló: «Y eso termina».

En cuanto a Theresa May, ni siquiera tuvo una reunión bilateral con la vecina del No. 10 de Downing Street, aunque alguna fuente señalara que se habían encontrado al «margen», un encuentro de pasillo, diríamos aquí, y que en el se había mencionado la visita de este julio.

Pocos días antes The Telegraph había revelado que un diplomático estadounidense de experiencia y un viejo amigo del magnate-presidente habían compartido con este diario que «Donald Trump se ha sentido frustrado con el tono de "maestra de la escuela" de Theresa May, y aseguraron que la pareja no mantendrá conversaciones formales en la cumbre del G7 en Canadá».

Así fue, The Sun reportaba que el presidente se había negado a tener conversaciones personales con la primera ministra. Las fotos eran reveladoras de ese distanciamiento y tensión entre los administradores de las dos potencias anglosajonas, que ha tenido más de un incidente.

Sky.com fue más explicito: Al salir de la cumbre, el Sr. Trump comentó sobre cómo eran sus relaciones con otros líderes, y dijo «de la Sra. Merkel, el Sr. Macron y el Sr. Trudeau: "Tenemos una gran relación. Ángela, Emmanuel y Justin - Yo diría que la relación es 10". De Theresa May no hubo mención», dijo la información de Sky.

A pesar de ese desplante más reciente, la Primera Ministra pondrá los intereses de una larga alianza por delante y nadie duda de que le dará una bienvenida correctamente política al impredecible, y las fotos posiblemente no sean tan reveladoras como la de la Cumbre de la OTAN de 2017, que quizás se repita en Bruselas cuando la alianza atlántica vuelva a reunirse el 11 y 12 de julio próximos.

Tampoco hay dudas de que el 13 de julio, el globo-bebé-Trump flotará sobre Londres, mientras miles marcharán por el centro de la capital y también en otras ciudades del país, en una manifestación que han llamado «Stop Trump» (Paren a Trump), lema que los británicos enarbolan desde casi el mismo día que el magnate entró en la Casa Blanca.

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