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El deber convoca a la mujer cubana a las tareas de la defensa

Hace 22 años surgió el Servicio Militar Voluntario Femenino. Miles de jóvenes, egresadas de la Enseñanza Media Superior y de otros niveles, han engalanado las unidades con los detalles que las caracterizan, y demostrado que por encima de inconvenientes y prejuicios las mujeres pueden dar su contribución a la defensa de la Patria

Autor:

Marianela Martín González

Las féminas en el SMVF han participado como artilleras antiaéreas en misiones internacionalistas y guardianas de la soberanía en la Brigada de la Frontera y otras unidades. «Mi primera gran contienda fue conmigo misma. Tuve que debatirme entre el deber y las obligaciones que se tienen como madre.

«Tengo una niña de siete años acostumbrada a que revise sus tareas, la acompañe a la escuela, y a que en medio de todas mis responsabilidades siempre le dedique un espacio a sus curiosidades y problemas. Ahora el tiempo para ella se limitó más de la cuenta, y el resto de la familia asumió mis responsabilidades».

De este modo Ania Iribar, funcionaria del Comité Provincial de la UJC en Ciudad de La Habana, resume los dilemas a los que tuvo que enfrentarse para incorporarse al Servicio Militar Voluntario Femenino (SMVF). Otras tres compañeras contaron historias similares.

Aunque no faltaron los inconvenientes, definitivamente asumieron que al prepararse para la defensa del país garantizan algo de mucho mayor valor: la paz de sus hijos.

Estas historias hablan por sí solas de cuánto pesan la voluntad y el sentido del deber. Algunas revelan que aún prevalecen vestigios machistas en la sociedad y que ocupando todos los frentes, incluido el de la defensa, ya no podría hablarse en términos abstractos de la emancipación plena de la mujer.

EN EL CAMPO DE TIRO

Son ap

A las dos semanas de la etapa de preparación básica del soldado, más del 50 por ciento del pelotón está evaluado de sobresaliente en las prácticas de tiro con armas de infantería.

enas las ocho de la mañana y nos costó porfiar más de lo acostumbrado con nuestro alter ego para despabilarnos, porque la mañana está hecha a la medida de la pereza: sopla un viento que anuncia el invierno y el sol se resiste a salir.

Muy lejos de sus hogares, un pelotón de muchachas, pertenecientes al Servicio Militar Voluntario Femenino, apenas se toma tiempo para el bostezo del alba. La gimnasia primero, luego el orden en el albergue —que incluye la limpieza y el tendido impecable de las camas—, después lo que llaman «el plato fuerte»: las prácticas de tiro.

Con su presencia en una gran unidad de tanques de las FAR legitiman que el deber que las ocupa es una de las maneras más eficaces de responder a la concepción estratégica defensiva de la Guerra de Todo el Pueblo.

Tan solo hace dos semanas que se incorporaron a la etapa de preparación básica del soldado, que comprende cinco semanas, y ya más del 50 por ciento del pelotón está evaluado como sobresaliente en las prácticas de tiro con armas de infantería.

El criterio lo valida el teniente coronel Neil Sarmiento, quien refiere que tuvo que dedicar a la autopreparación horas extras luego de su llegada, porque el entrenamiento es intenso y ellas no almacenan dudas.

«Se han tomado muy en serio la preparación y le han puesto a cada clase el mayor interés. Estas muchachas son cuadros profesionales de la UJC y poseen una sólida cultura de la disciplina. Cuando a eso le sumas la capacidad de concentración que caracteriza a las mujeres, te asombras del modo en que aprenden».

La funcionaria de Relaciones Internacionales del Comité Nacional de la UJC, Etianet Díaz, es una de las más diestras del pelotón en el manejo del fusil AKM, aseguran sus compañeras y el mismo Sarmiento. En esta jornada propinó cinco impactos y el ciento por ciento hizo diana en el círculo de 10, que es sinónimo de precisión, de puntería impecable.

Al preguntársele asegura que jamás tuvo entre sus manos un arma tan efectiva, aunque recuerda haber ejercitado con perlet en áreas de tiro recreativo de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, y en ocasiones durante los Días de la Defensa.

«Si pensamos que en Cuba el 50 por ciento de la población es femenina, y tenemos como estrategia la Guerra de Todo el Pueblo, es inconcebible desaprovechar la oportunidad de prepararnos con la disciplina que exige un sistema defensivo de esa envergadura», sostiene.

Etianet piensa que jamás es tarde para prepararse militarmente en aras de defender al país, máxime en estos tiempos en que el imperialismo acrecienta sus apetitos belicistas.

Por eso exhorta a las jóvenes cubanas a vivir experiencias como estas, que no implican renunciar a la superación profesional, ni al amor en todas sus variantes.

En el pelotón, cuatro son madres, tres cursan maestrías en distintas especialidades, y nueve estudian en la universidad. Para no descuidar esas responsabilidades disponen de los fines de semana y cuentan con el apoyo y la flexibilidad de sus familiares y de la jefatura de la unidad.

SOLO NO ES EL UN, DOS, TRES...

De estas jóvenes, 16 son graduadas universitarias, seis técnicas de nivel medio y tres bachilleres.

«Además de todo lo que has visto en el campo de tiro, aulas especiales y otras áreas de preparación, tenemos espacio para el debate político, la recreación y el deporte. Hace poco realizamos un encuentro de voleibol contra un equipo de trabajadoras civiles de las FAR de una unidad vecina», comenta Odalys Torres, funcionaria de la esfera educacional del Comité Nacional de la UJC.

«Nuestro equipo resultó ganador y quedó pendiente la revancha del contrario. No hay mucho tiempo para repasar las técnicas deportivas, pero con el entrenamiento militar que estamos recibiendo, que requiere de ejercicios físicos, nos sentimos en forma para cualquier tope, aunque no sea tan espectacular como el de las Morenas del Caribe.

«También “refrescamos” con las peñas culturales, organizadas los viernes bajo la dirección del teniente coronel José Trutié, oficial de cultura de la sección política de esta unidad. Ahí recitamos poemas antológicos y otros de nuestra cosecha. Nos visitan, en ocasiones, artistas aficionados y de gran popularidad.

«Con el teniente coronel Trutié participamos, además, en talleres de creación literaria, espacio que nos permite despertar o acrecentar al poeta que llevamos dentro».

RAZONES

La independencia alcanzada por la mujer en los años de Revolución posibilita que no la releguen cuando se piensa en la defensa de las conquistas de la nación.

Hace 22 años surgió el Servicio Militar Voluntario Femenino, y con la presencia de miles de jóvenes, egresadas de la enseñanza media superior y de otros niveles, se han engalanado nuestras unidades con los detalles que las caracterizan, recuerda el mayor Luben Águila, primer oficial de la sección UJC de la Dirección Política de las FAR.

«Lo más importante de esta experiencia es que les permite recibir los conocimientos, y crear hábitos y habilidades para cumplir misiones combativas. Por eso han estado presentes como artilleras antiaéreas en misiones internacionalistas y como guardianas de la soberanía en la Brigada de la Frontera.

«En este período se han destacado por sus cualidades en las especialidades de Comunicaciones e Informática, Seguridad, Exploración, Logística y Sanidad militar, entre otras».

El mayor Luben precisa que las mujeres se acogen igual que los hombres a lo previsto en la Ley No.75 de la Defensa Nacional y en el Decreto Ley No.224 del Servicio Militar. En los referidos documentos rectores se establece el tiempo de permanencia en el Servicio Militar o en la Reserva, y otras regulaciones relativas a la defensa del país.

Además de las estadísticas que indican paridad entre mujeres y hombres aptos para defender la nación, existen otras razones valiosas para motivar la participación femenina en la defensa de la Patria.

Estas muchachas que apostaron por el compromiso, reconocen que la independencia alcanzada por la mujer en los años de Revolución posibilita que no las releguen cuando se piensa en la defensa de las conquistas de la nación.

A esa valoración añaden la aceptación de responsabilidades en todas las esferas de la vida económica, científica, cultural, política y social del país, y el propio temperamento de las cubanas.

Esas premisas inducen a que nos miren con muy buenos ojos para asumir una tarea que entraña coraje y amor infinito por la Patria, reconoce Maidelyn Enríquez, presidenta de los pioneros en Artemisa. «Por todo lo anterior estamos aquí, demostrando que el ejemplo comienza por casa, aunque para ello tengamos que renunciar de momento a muchas cosas».

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