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Captados por Miró recorrieron el mundo los hechos del cuartel Goicuría, en 1956, durante la dictadura de Batista. MATANZAS.— El octogenario camarógrafo y fotógrafo Guillermo Miró Perdomo fue sepultado este martes en el cementerio San Carlos, de Matanzas, tras toda una vida como defensor de los principios éticos y de la profesionalidad del reportero gráfico.
Lo recordamos con especial cariño por su manera de enseñar o de contar anécdotas, como la conocidísima del breve diálogo que sostuvo en los gloriosos días de Girón con el entonces capitán José Ramón Fernández, quien en esa oportunidad era el director de la Escuela de Responsables de Milicias, «al frente de la cual llegó con sus subordinados, nos saludó y yo le pregunté: “Capitán, ¿y hasta dónde podremos llegar?”; “hasta donde les alcance el valor”». Y claro que este no faltó.
Su mayor emoción siempre fue la de compartir en abril de 1961 junto a Fidel «esos momentos que no siempre se dan en la vida, ver su optimismo de manera permanente, sus constantes afirmaciones de que el pueblo vencería, y lo dicho a la salida de la administración del central Australia, cuando le expresó a Dámaso (Comisionado municipal de Jagüey Grande): «Esto se acaba antes de 72 horas».
La mirada de sus ojos azules traspasó el visor de sus innumerables cámaras para dejarnos la huella imperecedera de una obra artística y social, y el testimonio de los principales acontecimientos cubanos en más de cinco décadas.
Sus fotos recorrieron el mundo cuando la revista Life publicó los hechos del cuartel Goicuría. Con maestría nos legó imágenes de la visita de Ernest Hemingway a Matanzas, o de la presencia de Fidel en este territorio, del heroísmo de los combatientes en la Lucha Contra Bandidos...
Este carismático periodista era miembro de la UNEAC, de la ACRC, de la UPEC y ostentaba varias condecoraciones y premios.
