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Una concepción «en equipo»

El Servicio de Reproducción del hospital Ramón González Coro, de la capital cubana, es puntal en la implementación de técnicas como la inseminación artificial

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En el laboratorio de reproducción se prepara el semen capacitado para la terapia. Foto: Roberto Suárez. «CUANDO me dijeron que estaba embarazada no lo creí. Con cada nuevo ultrasonido yo misma me desanimaba antes de escuchar la respuesta final del doctor, pues temía decepcionarme una vez más. No fue hasta ver en el monitor los latidos del feto que me convencí de que era verdad. Entonces empecé a llorar: después de diez años de intento podría ser mamá».

Así confesó a Sexo Sentido, Julia de la Rosa, de 39 años de edad, paciente de la consulta de Reproducción del hospital capitalino Ramón González Coro, quien hoy se enorgullece de su pequeña Ana Paula, que, como ella dice, es hija también de todo el equipo que la atendió y de la inseminación artificial.

Llevaba una década de tratamientos. Presentaba trastornos ovulatorios que le impedían lograr la gestación, tan deseada por ella y su esposo Silvio Ortega.

Y no ha sido la única. Según explica el doctor Miguel Aguilar Charara, jefe del Servicio de Reproducción Humana de esa institución, esta técnica de Reproducción Asistida ha permitido alcanzar una tasa de fecundidad en las parejas infértiles de alrededor de un 40 por ciento, resultados que superan la media de los laboratorios de países desarrollados que se dedican a este tipo de terapia.

«Durante los 22 años de funcionamiento de este servicio, se ha atendido a más de 79 000 pacientes de todo el país, personas con problemas de fertilidad, principalmente mujeres mayores de 35 años de edad. En el 2007 hemos logrado 51 embarazos y tenemos incorporadas 177 féminas al programa», afirmó el especialista.

INSEMINACIÓN EN CUBA

 La inseminación viabiliza el paso de los espermatozoides a las trompas. Como su nombre lo indica, la Reproducción Asistida permite el tratamiento de problemas de fertilidad presentes en uno o ambos miembros de la pareja, y brinda la posibilidad de concebir un embarazo por vías diferentes a las relaciones sexuales.

En ella están comprendidas las llamadas técnicas de elevada complejidad como la Fertilización in Vitro, una de las más conocidas, y las técnicas de baja complejidad, donde figuran las inseminaciones artificiales.

El objetivo de estas últimas es depositar el semen lo más cercano posible de las trompas uterinas, estructuras que permitirán el transporte del espermatozoide hasta el óvulo; y que se pueden hacer de forma intracervical o intrauterina.

Aunque hasta el momento en el país solo se realiza con esperma homóloga, o de la pareja, la inseminación puede concebirse también de manera heteróloga, o sea, con semen de un donante. En cualquiera de los casos siempre se procede después de un exhaustivo análisis que descarte la presencia de enfermedades como el VIH/Sida.

Explica el doctor Aguilar que en el hospital se realizan alrededor de seis inseminaciones diarias. Esta terapia se dirige principalmente a pacientes que presentan alteraciones de producción del mucus cervical (sustancia imprescindible para que se produzca un embarazo en condiciones normales, pues actúa como un reservorio para los espermatozoides y a su vez los capacita); patologías de causas inmunológicas o inexplicables; y trastornos de la espermatogénesis, que afectan la cantidad y movilidad de los espermatozoides.

Para ello el laboratorio, a partir de diferentes procederes, hace una preparación del semen de modo que esté lo más capacitado posible para introducirlo en la cavidad uterina durante los días de la ovulación.

Si llegado el tiempo de la próxima menstruación, la mujer no la tiene, debe comunicarse inmediatamente con el centro y se realiza un análisis hasta determinar el embarazo, y si es o no viable, descartando la posibilidad de embarazos ectópicos.

«En Cuba no existe gran experiencia en las técnicas de elevada complejidad. Sin embargo, las consultas de reproducción y dentro de ellas terapias como la inseminación artificial, se implementaron desde los años 80, aunque con el inicio del período especial la mayoría de las instituciones tuvieron que cerrar y se perdieron, en gran medida, los grupos que se dedicaban al estudio y manejo de la pareja infértil.

«Solo quedaron algunos centros, entre ellos el laboratorio del González Coro, con más de dos décadas de trabajo ininterrumpido. Aquí tenemos un equipo multidisciplinario que ha enfrentado los retos de la reproducción en Cuba cuando apenas existían técnicas o maquinarias efectivas».

CULPA DE NADIE

A pesar de que se ha demostrado que el porcentaje de incidencia de la infertilidad es similar en hombres y mujeres, aún persisten muchos prejuicios, que no pocas veces hacen difícil el buen desarrollo de la terapia dentro de la vida en pareja.

Tratamientos como el llamado coito dirigido donde se programa, en dependencia de los días más probables de la ovulación de la mujer, las relaciones sexuales, no deben verse como obstáculos en la búsqueda del placer sexual.

Actualmente, con el sistema de ultrasonografía se pueden determinar casi con exactitud los días de la ovulación y lograr que este proceder sea lo más efectivo posible.

Además, el equipo incluye a un psicólogo que busca dar una participación más activa al hombre y la mujer.

Así lo confirma Maricel Pupo, quien llevaba siete años tratándose por infertilidad, y ahora muestra orgullosa sus 22 semanas de gestación: «Aunque es un tratamiento agotador porque hay que dedicarle tiempo y entrega, el personal del laboratorio ayuda mucho. Llega a convertirse en tu familia, y vive junto a ti la emoción de lograr el embarazo».

... PERO CIERTO

La comunicación es imprescindible, sobre todo si se trata de lograr objetivos comunes. De ello da fe Lourdes Vega, quien estuvo alrededor de cuatro años bajo tratamiento junto a su antiguo esposo, y confiesa haber fracasado quizá por la falta de apoyo o persistencia de su pareja.

«Creo que para los hombres es más difícil aceptar que tienen un problema para concebir. Aunque tratas de apoyarlos, la cultura patriarcal persistente no permite que ellos asimilen esta situación, y muchas veces se rinden, y el matrimonio puede verse afectado enormemente».

Entre ellos la poca interrelación provocó que cada mes de terapia se volviera una angustia y que el grado de culpabilidad aumentara.

Por eso, afirma Silvio Ortega, esposo de Julia de la Rosa, si una persona no es capaz de apoyar a su pareja, en proyectos como el de tener un hijo o conformar una familia, entonces deben revisar la relación.

Comenta la licenciada en bioquímica Caridad Yanez Vicens, quien tiene 20 años de experiencia en el laboratorio del hospital y es también encargada de realizar las inseminaciones, que en la consulta han tenido casos de esposos que ellos mismos han hecho la inseminación a su mujer, con el debido asesoramiento por parte de los especialistas, y se han sentido tan padres como cualquier hombre en una relación normal.

«El trabajo no termina ahí, la parte más hermosa es cuando podemos dar la respuesta a la pareja de que logró la concepción, y entre lágrimas y alegrías se borra el sufrimiento de tantos años».

VIABILIZAR ESPERANZAS

El tiempo puede borrar algunos sueños. En medio de estos tratamientos, las parejas pasan por varias crisis y aparecen momentos en que tratan de abandonar la terapia porque pierden las fuerzas.

Así confiesan haberse sentido Julia y Silvio cuando llegaron al González Coro. Cuenta ella que era uno de esos «momentos cruciales en los que decíamos, o no tenemos un hijo o nos damos una última oportunidad.

«La persona se desgasta al poner buena parte de su vida en función de un objetivo que no logra alcanzar, y en medio de esa desesperación es muy importante el apoyo que recibimos de todo el colectivo, que nos hizo entender que en una relación de tantos años era muy importante permanecer unidos».

Por eso, afirma Maricel Pupo, «creo que debería dársele mayor cobertura a estas consultas en todo el país. Conozco a varias personas, incluso de otras provincias, que quieren atenderse estos problemas de fertilidad, como en el caso mío, y no tienen atención en sus áreas de salud, pues no existen entidades creadas para ello».

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